18. Feria

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5 de marzo de 2017

Ese día me levanté nerviosa. Desde aquel "campamento" en el patio de sus padres no salíamos a hacer algo solo nosotras dos. Inconscientemente habíamos comenzado a juntarnos en grupo con nuestros amigos con más frecuencia. El tiempo a solas había reducido considerablemente. Sin embargo, esta vez decidimos hacer un plan solo nosotras dos. Laura, quien estaba al tanto de la situación en su totalidad, no desperdició la oportunidad.

Aquella mañana Villa me había llamado tal y como hacíamos en el colegio.

–¿Y bien?– Preguntó acercando su rostro a la pantalla. –¿Estás lista para tu cita?

Rodé los ojos con diversión.

–No es una cita, Laura–; puse mi celular en el mesón de la cocina mientras me preparaba el desayuno. La cámara enfocaba mis movimientos. –Solo saldremos como ya hemos hecho antes cualquier cantidad de veces.

Escuché la risa sarcástica de Lau.

–Sí, claro. Vamos, piénsalo: pasarán la tarde juntas y a solas, irán a la feria a ganarse premios cursis la una a la otra y terminarán la velada viendo el sol ocultarse juntas en el mirador misterioso que no me quieres decir donde está–; la simple idea me aceleraba el corazón, –te gusta, tú le gustas... ¡Por supuesto que es una cita!

Aunque el razonamiento de Villa tuviera muchos puntos a favor, me había planteado a mí misma que esto no sería más que una salida de amigas, tal y como hemos hecho antes. Llevaba bajas expectativas: no esperaba que me tomara la mano mientras caminábamos, que me diera detalles románticos, ni mucho menos que me besara a la luz del atardecer. Quería quitarle las ilusiones a mi amiga también.

–Primero que nada, siempre estamos juntas, así sea a solas o acompañadas. Ha sido así desde hace ya tiempo–, me serví el improvisado desayuno para sostener mi celular e ir a otro lado de mi apartamento. –Segundo, hace semanas que Calle me habló sobre ir allí. No fue sino hasta hoy que pudimos cuadrar para pasar la tarde allí. Por último, siempre vamos a ese mirador–, mentí con lo último.

Laura entrecerró los ojos analizándome.

–Sigo diciendo que es una cita.

Tragué el bocado que estaba masticando antes de responder.

–A veces me fastidias–, sonreí divertida.

–Es un don.

EL resto de la mañana la pasé entre risas y cuentos con Laura. Hacía tiempo no conversábamos de esa forma, y no me había dado cuenta de lo mucho que lo extrañaba. Me ayudó a escoger un atuendo y a pasar el rato mientras se acercaba la hora a la que Daniela vendría por mí. Cuando por fin colgamos la llamada, faltaba poco menos de una hora para que llegase Calle.

Me vestí con el conjunto que había apartado antes de verme en el espejo completo de mi habitación. Aprobé cómo lucía antes de acomodar la chaqueta de cuero que me abrigaba. Mi cabello aún rubio lo dejé suelto sobre mis hombros después de retocarme el maquillaje.

No pasó mucho tiempo antes que Dani llegara a por mí.

–Holi–, dijo sonriendo en cuanto le abrí la puerta.

Una sonrisa iluminó su rostro y, con ella, mi corazón empezó a acelerarse. La vi agacharse para saludar a Ramón, quien también había salido a su encuentro. Sonreí ante la escena.

–¿Cómo haces para verte siempre tan hermosa?– Salieron las palabras antes de que me diera tiempo de pensarlas.

Calle levantó la mirada encontrándose con la mía y sonrió antes de levantarse. De pronto estaba demasiado cerca.

Someday | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora