Capítulo Especial

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He de admitir que el plan original era subir este capítulo el 31 de diciembre, pero las preparaciones de año nuevo en casa consumieron mi tiempo, pero aquí está hoy.

Hay una parte de este capítulo que está en inglés: su traducción la podrán encontrar al final.

Feliz año nuevo.

***

Narrador Omnisciente

20 de mayo de 2022

Había pasado poco más de un año después de la muerte de Calle. Poco más de un año en donde Poché se culpaba de la muerte de Daniela. Poco más de un año donde no se quitaba el anillo que ella le había regalado.

María José había comenzado, por fin, a sanar esa herida tan profunda. Sí, aún dolía. Sí, aún iba a visitar la tumba de su difunta novia. Sí, aún la extrañaba. Pero a pesar de todo, sabía que tenía que seguir adelante.

Sabía que eso es lo que hubiese querido ella.

La joven Garzón se encontraba tomándose un momento para ella en el parque cercano a su apartamento. Bloc de bocetos en mano, estaba sentada en una de las bancas del parque, dejando que la brisa acariciara su cabello y que la vista alimentara su imaginación.

No había pasado mucho tiempo cuando una chica alta se acerca a ella.

—Disculpa—, su voz sobresaltó a Poché. —¿Está ocupado?—, dijo señalando el espacio vacío en la banca.

La mas baja sólo negó con la cabeza y volvió a sumirse en su arte mientras su nueva acompañante se sentaba a su lado y comenzaba a usar su celular. Ninguna parecía interesada en lo que hacía la otra; eso hasta que la pelinegra ojeó los bocetos de Poché.

La desconocida quedó maravillada con el talento de la chica a su lado. Observó una serie de dibujos aparentemente al azar: secciones del parque en donde estaban, siluetas de las personas en él, aves que pasaban por el área y cualquier otro animalito, ideas que parecían tener un fin más profesional. Sin embargo, fue uno en especial, un retrato muy detallado en una esquina de la hoja, lo que llamó la atención de la curiosa.

—¿Quién es?— Soltó de repente, volviendo a sobresaltar a Garzón, quien la miró con cara de terror. Allí, por más tierna que se veía la de ojos aceituna, la joven se dio cuenta de su error. —Disculpa, no debí... Lo siento.

La chica se removió incómoda en el asiento, sintiéndose una intrusa. Poché, por otro lado, rio para disipar la tensión.

—No, no; tranquila. Sólo me tomaste por sorpresa—, sonrió para tranquilizar a la desconocida. —¿Quién es quién?

La castaña fijó sus ojos de nuevo en su bloc de dibujos esperando que la pelinegra le señalara lo que quería saber.

—Ella—, dijo esta última señalando el pequeño retrato.

Cuando los ojos aceituna llegaron al dibujo, sonrió con tristeza.

—Es... era—, corrigió, —una cantante en ascenso, una gran amiga y... y mi novia—, finalizó.

El dolor en el pecho y el nudo en la garganta no eran tan intensos como alguna vez lo fueron.

—¿Era?— Indagó la extraña, curiosa.

Poché no sabía cómo abordar lo siguiente.

—Sí, eh... Hace poco más de un año murió en un accidente automovilístico—, dijo apartando sus ojos del dibujo para conectarlos con los sorprendentemente oscuros de su acompañante.

Someday | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora