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El día en que Yoichi se graduó fue el día en que Kimizuki más nervios experimentó en toda su vida, y es que desde que despertó supo que las cosas iban a estar movidas

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El día en que Yoichi se graduó fue el día en que Kimizuki más nervios experimentó en toda su vida, y es que desde que despertó supo que las cosas iban a estar movidas. No sabía ni qué hacer.

Para empezar, Tomoe asistió a la ceremonia junto con él, ya que después de esta, tal como el castaño le dijo, irían a una cena en donde conocería a sus suegros. En el camino, sus nervios no hacían más que crecer, tenía un nudo en el estómago y ganas de vomitar a la vez.

Shiho-kun, te ves pálido —mencionó el Saotome menor—. ¿Te sientes mal?

—Kimizuki-kun debe estar nervioso, después de todo, va a conocer a sus suegros —rió la única mujer—. Necesitas tranquilizarte, ellos no van a comerte.

Dicho aquello y pasados unos cuantos minutos, finalmente llegaron al restaurante en que tendrían la dichosa cena. Era un lugar enorme; era tan elegante que cuando entraron a este, el hombre encargado los llevó a través de salas privadas, ¡salas! Tan solo el primer piso era como un restaurante común.

Empezó a sudar frío mientras caminaba, y sus piernas casi le fallaron, por lo que tuvo que detenerse a medio paso para pedirle a Tomoe que continuara en lo que él iba al baño, así que Yoichi se encargó de acompañarlo.

—Shiho-kun, yo... —suspiró mientras le veía echarse agua del grifo en el rostro—. S-Sé que no estás cómodo con esto, y entiendo que e-estés nervioso, pero ellos no son monstruos; t-tal vez sean algo formales con todo esto, pero ellos también están nerviosos por conocerte.

—¿Eh? —murmuró confundido, secándose la cara—. ¿A qué te refieres?

—Tú eres el primer novio que yo voy a presentarles, quiero decir, el primero que escogí yo solo, sin su orientación ni sus influencias —explicó jugando con sus dedos y bajando la mirada un poco—. Yo estoy nervioso, y seguro que ellos también.

Kimizuki le observó un momento, y luego le tomó de las manos, haciendo que él levantara el rostro, un poco sonrojado.

—Estoy nervioso porque no quiero arruinarlo, ¿sabes? —susurró cerca de sus labios—. Tú eres tan diferente a cualquiera con quien haya salido, y de verdad, me gus... De verdad te quiero...

—Y-Yo también... te quiero... —respondió pudoroso, acercándose y poniéndose en puntitas lentamente.

Era la primera vez que lo decían, pese a sentirlo desde hace mucho, e incluso sentir más que eso, pero en su relación iban a pasito de pingüino, despacio pero seguro, y eso estaba bien. Se besaron suavemente, brindándose con aquel contacto un poco de paz.

Finalmente salieron del baño y caminaron a la sala privada en donde enfrentarían a los progenitores Saotome; lo harían juntos y todo saldría bien.

En la graduación de Lacus, Rene se ofreció a invitar a su suegro, a Ferid y a su novio el almuerzo especial de celebración, pero el pelirrojo se negó fieramente a ello, porque aún continuaba muy ofendido sobre lo que vio tiempo atrás en su casa

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En la graduación de Lacus, Rene se ofreció a invitar a su suegro, a Ferid y a su novio el almuerzo especial de celebración, pero el pelirrojo se negó fieramente a ello, porque aún continuaba muy ofendido sobre lo que vio tiempo atrás en su casa.

No pudo convencerle de ningún modo, y pese a que sintió feo que le rechazaran, no se preocupó hasta que él gruñó que no iba a permitir que su hijo continuase saliendo con tal descarado —cosa que dijo de dientes para afuera, pues su renacuajo ya era mayor de edad, y estaba enamorado—. En ese instante, supo que debía hacer algo.

Semanas después de ese evento, le propuso a Lacus que prepararan una cena en su casa, hablaría apropiadamente con su suegro y resolvería todo, porque de verdad quería seguir saliendo con el pelipúrpura. Dios, ni en sus más raros sueños imaginó que iba a hacer tal cosa por alguien, pero bueno, la vida es extraña a veces.

Cuando llegó el día, desde temprano se encargó de preparar todo; su mejor amiga y la chica con la que estaba llevaba saliendo un par de meses —y que conoció en una de sus salidas a la discoteca en donde conoció a Yuu—, Chess, le ayudaron a cocinar y luego a limpiar todo antes de que fuera la hora.

Lacus vio todo desde el sofá de su sala, mismo que había visto el caos empezar, y se divertía mucho con todo lo que hacía su novio, además de que se sentía sumamente especial por ello, le hacía amarle muchísimo más de lo que ya lo hacía, aunque aún no se lo hubiese dicho.

Una vez fueron las seis, las chicas se fueron, y ambos se vistieron adecuadamente, en habitaciones separadas, porque de estar juntos, las cosas hubieran tomado un rumbo distinto y ese no era el plan.

Puntual, a las siete pasadas, Crowley llegó a su casa acompañado de Ferid, que le había ido a buscar al trabajo como parte del plan de Rene; ambos olieron el delicioso aroma de la pasta y caminaron a la cocina, encontrando al ojeroso y al pelipúrpura esperándoles.

—¿Qué es esto? —se quejó frunciendo el ceño—. Fui muy claro respecto a ti, mocoso.

—Eusford-san, vine a hablar con usted para demostrarle que no soy un descarado y que de verdad quiero a su hijo —musitó un nervioso Rene, que por su rostro, se diría más bien que estaba de mal humor, pero su panza estaba más que revuelta.

Medio empujado por el peliplatinado, el patriarca se sentó y los demás le siguieron, así que el azabache sirvió rápidamente la comida. Fue una cena ciertamente amena, más que nada porque Lacus estaba disfrutando el intento serio de su novio de agradar a su padre y a este le divertía cómo aquel ojeroso con look gótico que vio aquella vez sobre su renacuajo estaba tan bien vestido y peinado para "arreglar" las cosas.

Siendo ya las nueve de la noche, Rene se disculpó y decidió usar el baño para refrescarse y liberar algo de sus nervios, ya que llevaba un par de horas conteniéndolos. Viéndose solos, los tres estallaron en risas.

—Papá, no seas malo, ya dile que lo perdonas y lo aceptas —musitó Lacus en un tono entre risueño y de regaño.

Vamos, se está esforzando mucho, no juegues con el pobre chico —continuó Ferid—. Es obvio que adora a Lacus, si no fuera así, no habría hecho todo esto.

—Lo sé, se lo diré cuando vuelva —sonrió burlesco—. Pero no quiero volver a encontrarlos así, ¿entiendes, Lacus? No estoy listo para aceptar eso...

—¿Aceptar qué? ¿que íbamos a hacer lo que ustedes ya hicieron?

—¡Lacus! —gritaron ambos a la vez, avergonzados.

Pobre Rene, Crowley está jugando con su corazoncito xD

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Pobre Rene, Crowley está jugando con su corazoncito xD

Que no se note que ya vamos camino al final ahre

Y sowy por tardarme así, la vida no ha sido bonita estos días xD, pero bueno, aquí estamos uwu

Espero les haya gustado :3

Bye!

Cenicienta [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora