★ Choque

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Eran las siete y dos minutos de la noche, Yuu ya había ordenado la casa, preparado la cena y se había arreglado, vestía informalmente, pues al final, solo era una comida con algunos colegas de sus padres; tan solo llevaba vaqueros azules, una camiseta manga corta gris, una camisa manga larga azul de Prusia, y tenis de color negro con suela blanca.

Mientras ellos llegaban, se dedicó a guardar lo necesario para el día siguiente, en el que tenía clases en la universidad, ya estaba próximo a graduarse y necesitaba las asesorías para preparar su tesis; pero cuando escuchó la puerta abrirse, seguido del grito de sus padres, rápidamente cerró su mochila y bajó a la sala.

Papi, papá, bienvenidos —saludó el azabache menor en la base de la escalera; los aludidos, más los dos hombres que venían con ellos, lo miraron—. Buenas noches a todos.

—Hola, Yuu —sonrió Shinya acercándose a su hijo y lo abrazó—. Gracias —murmuró en la oreja ajena en una risita; le hubiese provocado una gran vergüenza que su adorado bebé le hubiese llamado "mamá" en frente de sus colegas.

—¿Hiciste la cena? Tengo hambre —renegó Guren frunciendo el ceño.

—Ya la hice —suspiró el ojiesmeralda.

—Al menos presentalos —reprendió el albino—. Yuu, ellos son Shusaku y Tarou, dos subornidados del trabajo.

—Es un placer conocerlos, mi nombre es Yuuichirou —se presentó el moreno haciendo una leve reverencia.

Los dos hombres asintieron cortésmente y luego el ojizafiro los guió a la cocina, en donde Yuu tuvo que servir la comida; la cena fue amena y tranquila, el ambiente era relajado y el asunto quedó zanjado cuando ellos se marcharon tras agradecer el buen trato de los anfitriones.

[...]

—No quiero ir mañana, mátame —se quejó Lacus hablándole por teléfono a su mejor amigo.

—Estamos cerca de graduarnos ya, tenemos que ir o sino, la tesis quedará horrible —le recordó el rubio mientras rodaba por la cama.

—Ni lo digas, me estreso de solo pensarlo —suspiró—. Oye, ¿sabes? No me has contado cómo vas con el chico de la discoteca después de besarlo.

—Parece que ya se rindió a mis encantos.

—¿En serio? Pensé que iba a durar más —rió el ojirubí—. Pero, ¿qué te dijo?

—Me coqueteó por mensajes, fue genial —confesó el ojizafiro con una sonrisa en el rostro—. Básicamente, me citó este sábado en la discoteca.

—Debes estar muy emocionado —comentó—. Oh, ¿oíste que hoy Rene terminó con la zorra esa?

—Los chismes se esparcen muy rápido —opinó—. La verdad, no pensé que Yoichi era esa clase de chico, digo, luce muy inocente.

—Baby, esos son los peores —aseguró el pelipúrpura—. Pero bueno, lo importante es que ahora Rene está soltero y disponible —canturreó.

—Tienes la puerta abierta para una oportunidad con él.

—Sí, aunque quién sabe, luego me rechaza... Otra vez... —susurró triste.

—Lacus, no empieces —le regañó.

—¡Mikaela, ven aquí! —ordenó Urd quién sabe desde qué lugar de la casa.

—Uh, daddy Geagles se oye enojado, Mikaela —rió Lacus—. Será mejor que vayas, hablaremos luego.

Despidiéndose de su mejor amigo, el rubio salió de su habitación con mala cara, no quería ver a su padre, pero tampoco era como que podía desobedecerlo —al menos no tan de frente—, así que solo lo buscó y este estaba en la sala.

—Hijo, él es uno mis socios —presentó el rubio más alto al hombre que estaba a su lado—. Y estas son sus dos hijas, Aoi y Mitsuba.

Ambas rubias hicieron una leve reverencia a modo de presentación; el ojizafiro observó enojado al idiota que tenía por padre y se recordó a sí mismo la conversación con su madre y el satisfactorio —y cansino— "te lo dije" que le diría a ella luego.

—¿Y me llamaste porque...? —preguntó el Geagles menor.

Quiero que las conozcas mientras nosotros tenemos una junta —gruñó Urd.

—Qué amable, pero no quiero —sonrió Mika.

¿Qué? —inquirieron los cuatro a la misma vez, ellos miraron enojados al ojizafiro.

—Mikaela, vas a conocerlas —ordenó el patriarca Geagles.

—¿Quieres que las conozca? A simple vista puedo decir que son un par de chicas que solo tratan de complacer a su padre en sus absurdos caprichos y créeme, no me interesan las mujeres que no piensan por sí mismas ni las que no son capaces de defender sus ideales —justificó el rubio menor—. Ahora, si me disculpas, tengo una tesis que preparar.

Y con pasos tranquilos, y gritos de enojo de Urd, Mika regresó a su cuarto, se sentó en su escritorio y se golpeó la cabeza varias veces para no llorar de la rabia; odiaba tanto cuando su padre hacía esas citas tan idiotas.

[...]

Después de que esos hombres se fueran, la familia Ichinose se fue a dormir, y al otro día, Yuu se despertó tarde, además de que Kimizuki le había avisado que no podía ir por él, así que tuvo que correr a la universidad, incluso olvidó su teléfono en la mesita de noche.

Por su parte, Mika también iba tarde, porque el idiota de Lacus se había quedado dormido y cuando se levantó para irlo a buscar, el carro no le encendió, así que tuvo que irse en uno de los autos de los guardaespaldas de su padre; en ese instante, se bajaba del auto corriendo porque iba a perder la asesoría que le interesaba.

Pero de repente, cualquier movimiento de parte de ellos se frenó al chocar el uno con el otro, sus cosas cayeron al suelo y ellos las recogieron a prisa; el rubio se disculpó con el azabache tras mirarlo un poco y siguió corriendo sin mucho interés.

Pero nuestro tierno ojiesmeralda casi se desmaya, porque había visto al hijo del presidente, aquel con el que se mensajeaba y con que se había besado; era una suerte que llevara lentes y gorro ese día, porque sino, lo habría reconocido de inmediato por su cabello y sus ojos.

Y no quería ni pensar en lo que ocurriría si eso pasaba.

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Ay que emoción, tuvieron contacto fuera de la discoteca :'3

Espero les haya gustado

Bye!

Cenicienta [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora