★ Vergüenza

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Yuu-chan, déjame verte... —susurró Mika; el aludido sintió el aliento ajeno sobre su boca.

Ambos estaban nerviosos, pero sin duda alguna, el azabache estaba por colapsar, su corazón no podía con tantas emociones y sentía que se iba a desmayar ahí mismo; sus piernas estaban como gelatina y su pulso iba tan rápido que no le permitía respirar correctamente.

Como había cubierto sus ojos con sus manos, la sensación de los dedos del rubio acariciando con cuidado sus mejillas era muchísimo más intensa y lo fue aún más cuando sus labios se juntaron; fue como si al moreno le drenaran la fuerza y sus brazos cayeron descuidadamente, haciendo caer, de paso, sus lentes.

Ahora estaba desprotegido, pero así estaba bien, ya no debía ocultarse, simplemente tenía que calmarse y disfrutar el momento; los recuerdos de ambos besándose llegaron a su mente cuando el ojizafiro le agarró de la cintura.

—Yuu-chan, no voy a verte si no quieres que lo haga... —murmuró Mika sin abrir los ojos y sin separar demasiado su boca de la contraria.

El ojiesmeralda se sonrojó un poco más y una sonrisa estúpida se puso en su boca, aquel tonto era demasiado tierno; era imposible que no le gustara su verdadero rostro si ya le había dicho —indirectamente— que estaba enamorado de él.

—M-Mírame... —le autorizó en voz baja.

Despacio, lentamente, como si estuvieran en cámara lenta, los ojos azules de aquel sensual y perfecto rubio se abrieron y se conectaron con los propios; un sonrojo pronunciado fue el factor común entre ambos.

Las palabras sobraron en ese momento, porque sus expresiones embelesadas dijeron todo y a la vez nada, y fue suficiente para que volvieran a besarse, esta vez con un ósculo con el que se transmitieron todos sus sentimientos.

Los brazos de Yuu parecieron acomodarse por sí solos en el cuello del más alto, quien se permitió rodear mejor la cintura del moreno y acercarlo a su cuerpo; sus corazones empezaron a latir a la misma vez, sinónimo de la conexión que se había creado entre ellos.

—Yuu-chan, te amo... —declaró en voz baja el rubio, sentía que debía decirlo.

El ojiesmeralda sonrió y nuevamente le besó, esta vez más apasionadamente que antes; el ojizafiro estiró un poco su mano y puso pestillo descuidadamente, para luego jalar con cuidado al más bajo.

Sin fijarse por donde iban, terminaron cayendo al suelo, quedando Yuu encima de Mika, el cual no paraba de sonreír emocionado y no soltaba la cintura de este, pues sentía que si lo hacía, este iba a huir —aunque no era así—; sus ojos eran los únicos testigos de la magnitud de aquellos sentimientos.

—Yuu-chan, eres perfecto... —le susurró el rubio acariciándole la espalda—. Tienes los ojos más hermosos y la mirada más seductora, ¿sabías?

El azabache se sintió halagado, y demasiado avergonzado, pero sentía que un peso enorme había desaparecido de su cuerpo, y que sin importar si traía o no el antifaz —o los lentes—, le gustaba al ojizafiro, así que intentaría relajarse y comportarse como normalmente hacía cuando estaban juntos.

—Eres un idiota —rió totalmente sonrojado; el rubio le mostró una expresión llena de felicidad—. ¿Sabes qué? Tú tienes el mejor abdomen sobre los que me he apoyado.

—¿Ah, sí? —renegó enarcando una ceja al comprender que su adorado ojiesmeralda había estado con otros antes que con él; aquello le molestó—. Pues tú tienes el trasero más sexy de todos con los que he estado.

—¿Qué es esto? ¿una competencia de atributos de con cuántos hemos tenido sexo? —se quejó Yuu empezando a fruncir el ceño, pero aún divertido.

—Tú empezaste.

—Se suponía que era un halago —aclaró rodando los ojos—. No es mi culpa que el gran príncipe no pueda soportar la idea de que tuve sexo con alguien más y comparé su perfecto abdomen con los otros.

Mika se rió y le dio un beso al más bajo, simplemente para hacer que se callara; luego se dio la vuelta, para dejarle recostado en el suelo con cuidado.

—Solo quiero saber algo, Yuu-chan —murmuró el de tez pálida acercando su boca al cuello ajeno; el aludido espetó una ligera afirmación—. ¿Con ellos también hiciste el amor? ¿o yo fui el primero?

El moreno contuvo su aliento ante tal pregunta, no se había puesto a pensarlo detenidamente, pero sabía que era cierto, aunque no lo admitiría, todo porque el rubio había dado justo en el clavo y no le daría el gusto; entonces simplemente lo jaló del cuello de su  camisa y volvió a besarlo.

Fue un ósculo intenso, uno que subía y bajaba de tono constantemente y que duró varios segundos; sus respiraciones agitadas al separarse les dijeron lo mucho que se querían.

—Yuu-chan... —jadeó el Geagles deslizando su mano por la cadera del aludido hasta llegar a su serpiente, acariciándola suavemente.

Ah... —suspiró Yuu dejando caer sus brazos a los lados de su cabeza.

Solo por esa ocasión, iba a permitirse ser un poco sumiso ante las sensaciones, también porque sus sentimientos estaban al tope, lo que le decía que cualquier acción que realizase, significaría que se moriría de vergüenza; ahora todo cambiaba, antes sentía más seguridad con aquel antifaz, pero ahora este ya no estaba.

Solo estaban él y su rostro, pero aquella actitud descarada y pícara era parte suya, y ahora se sentía embarazoso portarse así; quizá solo necesitaba algo de tiempo para procesar toda la situación.

Solo estaban él y su rostro, pero aquella actitud descarada y pícara era parte suya, y ahora se sentía embarazoso portarse así; quizá solo necesitaba algo de tiempo para procesar toda la situación

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Por fin Mika vio el rostro de Yuu :'''3

Por si se preguntan porqué no actualicé como en dos semanas, fue básicamente porque estuve sumamente llena de cosas que hacer y con un chingo de problemas ah

Espero les haya gustado

Bye!

Cenicienta [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora