Después de que Asura preparara el segundo desayuno y ambos comieran, Lest se fue a su trabajo y Mikaela le dijo a su madre que iría a buscar algo de su ropa en casa de su padre, cosa a la que ella se negó mucho al principio porque no quería que fuera sin ella, pero que acabó aceptando cuando su hermano le recordó su amenaza a su esposo; simplemente pudo decirle que se cuidara y que la llamara si algo pasaba.
Tranquilamente, el rubio salió de la casa y buscó un taxi que lo llevase; mentiría si dijera que no estaba nervioso, pero realmente quería ropa limpia para cuando fuera a ver su novio y para que su madre se sintiera algo más cómoda estando en un lugar distinto.
Pasados varios minutos, finalmente llegaron a la mansión Geagles, en donde bajó después de pagar la tarifa e ingresó con sus llaves de manera sigilosa; una de las criadas apareció y casi le habla, pero pudo hacerle un gesto de que se mantuviera en silencio y se acercara.
—¿Te importaría preparar una maleta con la ropa y cosméticos de mi madre? —pidió en voz baja; ella asintió—. Oh, y no le digas a mi padre que estoy aquí.
Después de que ella se fuera rápidamente, se escabulló por la casa hacia su propia habitación, en donde buscó una mochila grande, en la que metió tanta ropa como pudo, además de buscar las llaves de su auto y sus artículos de primera necesidad; tardó unos quince o veinte minutos en todo ello cuando la misma chica llegó a su puerta con una gran maleta de rodachines.
Cuidadosamente, fueron hasta la cochera y pusieron ambos equipajes en el auto del ojizafiro, posterior a ello, Mika agradeció la ayuda de la señorita con una leve sonrisa y un asentimiento; y finalmente se subió al auto, arrancándolo para irse.
Pensó que su cometido había sido victorioso, ya que el plan fue que Urd no se enterara de su presencia, mas este vio todo desde el cuarto de vigilancia; y ya sabía a quien iba a despedir.
En el ir y venir de la casa de su tío a la casa de su padre se le fueron hora y media, pero valió la pena cuando su madre sonrió contenta de ver una parte de su ropa y maquillaje en aquella maleta que la criada había empacado; lo abrazó fuertemente después de abrirla y revolverla un poco.
Entonces se puso un poco más seria y le pidió que se sentase con ella en el comedor por un rato; esa actitud lo puso algo nervioso, pero decidió dejarla hablar antes de decir cualquier cosa.
—Verás, Mikaela, tu padre no es el político correcto y honesto que todos piensan que es —suspiró tomándole de la mano—. Desde hace unos años ha estado desviando fondos hacia sus cuentas bancarias, tú sabes, corrupción.
—Entiendo...
—No es mi intención dañar la imagen que tienes de tu padre, pero voy a exponerlo —anunció sin quebrar el contacto visual—. No dejaré que siga haciendo lo que quiera, debe pagar por lo que ha hecho —dijo—. Se ha vuelto arrogante por eso, porque piensa que nunca le pasará nada y nadie será capaz de ponerlo en su lugar, pero aquí estoy yo.
—Bueno, solo quiero decirte dos cosas, mamá —murmuró tomando su otra mano—: la primera es que no arruinaste ninguna imagen buena, porque dejé de tenerla hace mucho y la segunda es que tengas mucho cuidado, no quiero que te pase nada.
Sonriendo un poco aliviada, Krul lo abrazó y luego le pidió ayuda para llevar la valija a la habitación que su hermano le había prestado por el momento.
En la tarde, Shinya y Guren se habían ido después de almorzar a tener una cita, dejando a un nervioso Yuuichirou que se había puesto su mejor ropa de casa para verse bien, pero sin exagerar; honestamente, estaba algo avergonzado de que le viera en su más puro estado de "clase media", pero quería dejarlo pasar y olvidarse de eso.
Era como cuando el Príncipe Encantador veía a Cenicienta con su ropa harapienta y sucia, y aún así, seguía pensando que era hermosa y quería desposarla; después de todo, no hay quien no tema ser visto como realmente es o ha sido toda su vida.
Mientras filosofaba y elevaba sus pensamientos, tocaron la puerta, y acudió a abrirla tras cerciorarse de que era el rubio; se puso rojo cuando vio su pálido rostro y su preciosa sonrisa dirigida a su persona.
—¿Me permites entrar? —rió viendo que su novio se había quedado embobado ahí de pie.
—O-Oh, sí —musitó nervioso.
Una vez dentro de la casa, Mika le plantó un beso al moreno, quien rodeó con sus brazos el cuello ajeno; al parecer ambos estaban necesitando fuertemente del otro, ya que aquel contacto duró un largo rato, hasta que se quedaron sin aire y se cansaron de la posición.
—N-No vamos a hacer más que eso, tengo que limpiar la casa —advirtió pudoroso el azabache, aún abrazado a su pareja, pero rojo hasta las orejas.
—Bueno, vine a ayudarte, pero si nos apuramos... —insinuó coqueto.
—Basta, no me tientes —pidió bajando las manos y alejándose para buscar una escoba—. Mientras yo barro, ¿qué tal si me cuentas cómo ha ido todo?
—¿Y qué debo hacer yo aparte de hablar?
—Lavar los platos —dijo señalando la cocina—. Y puedes decirme todo, necesito saber qué sucede en tu vida.
Adoro cuando Yuu se pone nervioso xD
Creo que desaparecí un poco últimamente, una disculpa por eso n.n
Espero les haya gustado uwu
Bye!
ESTÁS LEYENDO
Cenicienta [MikaYuu] |Terminada|
FanfictionBasado en la película "La cenicienta" y un manga con la misma temática cuyo nombre no recuerdo. Historia Yaoi/Gay. Boys Love/ChicoxChico. Gracias a @miraculousenpai por la bella y sexy portada. • GureShin. • KimiYoi. • ReCus. • UrdKrul. • CrowRid...