★ Intención

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En la casa Geagles, exactamente en la sala, no se oían más que discusiones y ligeros gritos supremamente enojados; los guardaespaldas, quienes estaban en la entrada, se miraban cada vez más preocupados entre sí a medida que avanzaba la pelea verbal dentro del salón, porque al final, ellos no podían interferir.

—No voy a casarme con alguien que no conozco —sentenció Mika totalmente enfurecido y con los brazos cruzados, desafiando por primera vez en la vida a su padre.

—Lo vas a hacer —atacó Urd mirando con el ceño fruncido a su hijo.

—Lo repetiré: no lo voy a hacer —aseguró.

—Te desheredaré.

Krul miró sorprendida a su esposo, si bien le preocupaba la discusión, aquello la sacó de órbita, y recuperando la compostura, intentó mediar en el asunto del matrimonio arreglado en cuanto notó las claras intenciones de su hijo de darle un golpe a su padre, cosa que jamás en la vida pensó que podría pasar.

—Basta los dos, por favor —pidió la pelirosa poniéndose de pie en medio de los dos y haciendo que ambos rubios la mirasen enojados—. Hagamos un trato los tres; Mikaela, tú puedes asistir a la cita y conocer a la chica antes de decir que no, y Urd, tú puedes consultar esas decisiones con tu hijo antes de tomarlas.

—Me niego —espetó el ojizafiro—. No voy a conocer a nadie, no voy a casarme con nadie y si eso hará que me desheredes, pues hazlo —gruñó mirando a su padre.

—¡Suficiente! ¡lárgate a tu habitación! ¡y no me dirijas la palabra hasta que aprendas a respetar a tus mayores! —gritó encolerizado el ojirubí.

Mika lo miró iracundo, pero decidió obedecerle, no tanto porque se le notaba enojado, sino porque él mismo quería un rato a solas para descansar de las órdenes de su padre; Krul le dio una mirada reprobatoria a su esposo cuando su hijo desapareció por el pasillo, pues odiaba cuando se ponía mandón y empezaba a querer que todo el mundo le hiciera caso al pie de la letra.

El rubio se encerró en su cuarto y se tiró a la cama tras sacar su teléfono de su bolsillo, realmente tener una discusión de esas era sumamente agotador considerando el hecho de que el Geagles menor no solía pelear con sus progenitores y cuando ellos querían algo, normalmente lo aceptaba, pero definitivamente un matrimonio arreglado no iba a permitir.

Era la última cosa que tenía en la cabeza, estaba más ocupado pensando en sus estudios universitarios que a duras penas le dejaban uno que otro rato libre, y venía su padre a querer hacerle la vida más imposible de lo que ya era.

En definitiva, las apariencias engañan, porque no siempre las personas más felices son las más adineradas.

[...]

—Hoy llegaré más tarde porque en el trabajo van a hacer algo así como una fiesta privada —comentó Yuu a sus padres mientras cenaban juntos.

—¿Tarde? ¿cómo hasta qué horas? —inquirió Shinya preocupado de dejar que su bebé estuviera en una fiesta extraña o algo parecido.

—No sé, quizás llegue a las cuatro o cinco de la madrugada —murmuró el azabache menor bebiendo un sorbo de su jugo.

—¿Quieres que te recojamos? —interrogó el albino viéndose aún más preocupado.

—Le pediré a Shiho que me traiga, no hay problema —sonrió el moreno; el ojizafiro apretó los labios aún contrariado—. No pasará nada, sabes que siempre me cuido, mami.

—Eso no quita el hecho de que yo me preocupo igual —se defendió el albino—. Y no me digas mami, yo soy un hombre —pidió intentando verse autoritario.

—Shinya, el mocoso ya está grande, así que si él necesita algo, lo dirá, no tienes que preocuparte tanto —interrumpió Guren tras haber acabado de comer.

—Eso dices, pero cuando él se va a trabajar, eres tú el que no puede dormir nada esperándolo —se rió el albino, a lo que el ojiamatista chasqueó la lengua avergonzado al verse descubierto y Yuu rió enternecido y a modo de burla.

[...]

—Vamos, Mikaela —rogó Lacus en la videollamada que tenía con el aludido—. Es perfecto; tú estás peleando con tus padres y solo harás una salida de rebeldía, vamos.

—No lo sé, sabes que no soy así —suspiró el rubio.

—Sí, eres aburrido —rodó los ojos el pelipúrpura—. Por favor acompañame, ¡incluso va a estar Rene! —chilló con los ojitos brillosos; Mika suspiró—. Di que sí, di que sí.

—Bien, le diré a mamá —aceptó el ojizafiro—. Pasa por mí en treinta.

—¡Gracias, gracias, gracias! —gritó el ojirubí emocionado—. ¡Te amo! ¡eres el mejor!

Rodando los ojos con una sonrisa divertida, Mikaela colgó la videollamada, se asomó fuera de la habitación y le pidió a una de las criadas que llamase a su madre; la pelirrosa no tardó en hacer acto de presencia en la habitación de su hijo mientras preguntaba qué ocurría.

Ma, Lacus me pidió que lo acompañara a una fiesta —avisó el rubio; la ojirubí frunció el ceño—. Ya sé que vas a decir: "estás peleando con tu padre y en lo único que piensas es en ir a fiestas" —imitó el tono de voz de su madre; la mujer le mostró una expresión neutra de nuevo al verse descubierta—. Quiero despejarme un poco, así que, ¿me dejas ir?

—Está bien —suspiró Krul—. Pero por favor llega antes de que amanezca y no bebas demasiado.

—Trato hecho —sonrió el más alto y abrazó a su madre.

Entonces la matriarca se fue y Mika, antes de arreglarse, revisó su teléfono hallando un mensaje del pelipúrpura que le decía que tenía que llevar un antifaz porque era un requerimiento para entrar a la fiesta; suspiró cansado, ya no podía negarse, así que solo decidió tomar una ducha para luego pensar en dónde conseguiría un antifaz a esa hora.

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Una cenicienta de época moderna(? UwU

Espero les haya gustado

Bye! :3

Cenicienta [MikaYuu] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora