Capítulo 9, amargo reencuentro

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—¡¿Eso es todo lo que dirás?! ¡¿Un simple Hola?! Tiene que ser una muy mala broma, tú

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—¡¿Eso es todo lo que dirás?! ¡¿Un simple Hola?! Tiene que ser una muy mala broma, tú... —estaba muy asustado, desapareció más de dos días y nadie la había visto desde hacía cuatro días salvó él, Tsukasa y Taiju hacía tres días, pero desde allí, ni una huella suya había.

Simplemente desapareció.

A pesar de querer regañarla por el infarto que casi le provoca, el encontrarla le quitó un peso de sus hombros y saltó del árbol guardando su arma antes, se situó a horcajadas sobre ella para abrazarla con fuerza por la cintura mientras unas lágrimas escapaban aún, sabía que con quienes ella estaba ya no se encontraban en la zona. Ni siquiera estaba seguro si había alguien acompañándola, no había dormido bien desde su desaparición. 

—Perdón... por asustarte de esa manera —correspondí el abrazo enredando mis brazos en su cuello sintiendo su calor corporal, dejando de sentir frío por un instante.

—No tienes idea de lo mucho que me has asustado, _________ —su voz sonó temblorosa y rio por ello mientras unía sus frentes, estaba aliviado.

La fémina movió una de sus manos para apartar los restos de lágrimas de un rostro que le encantaba como atraía. Reconocía que sentía una fuerte atracción física por él desde el momento en que lo vio por primera vez, aunque con el pasar del tiempo su personalidad también le resultó ser muy atractiva, cayendo lentamente en sus redes, pero una punzada llegó a su corazón al recordar que él le mintió, lo que provocó que sintiera frío nuevamente a pesar de estar en un abrazo cálido.

—No vuelvas a hacer eso por favor... Te necesito en mi vida, dime ¿Te duele algo? —sus respiraciones se mezclaban ante la cercanía de sus rostros como sus narices rozaban, pero le llamaba demasiado la atención su temperatura, teniendo un mal presentimiento como temor de abrir los ojos.

—Me duele la cabeza y creo que tengo fiebre, cálmate, no grites de nuevo que solo me lo empeoras, y para sumarle, estoy herida. Necesito que me ayudes a moverme hasta el Imperio —su tono era neutral, como si nada malo le hubiera pasado mientras separaba sus manos de el rostro varonil y las movía a sus trabajados brazos alrededor de su cintura mientras este abría los ojos en shock.

—¡¿Qué?! ¡¿Dónde estas herida?! —sin notarlo, gritó por lo que se llevó una mala mirada como un golpe en su hombro y allí notó que sus ojos estaban rojos como sus mejillas, como si hubiera llorado por horas, aunque que pudiera tener fiebre era muy malo, no era en su caso; estaba muy fría.

Tenía dificultades para moverse, su respiración era pausada, estaba pálida y fría. Todo ello le causaba un pésimo presentimiento.

—Tobillo derecho, ayúdame a cortar mi ropa para hacer más vendaje. 

Dicho eso, tomó una de sus flechas y corto la parte trasera de la parte superior de su vestimenta. __________ sacó su cuchillo y comenzó a volver a cortar el pedazo de cuero para realizar un vendaje nuevo correctamente, el que Senku realizó era bueno gracias a sus indicaciones, pero no quería dejar a la vista un tipo de tela que no había en el Imperio, Tsukasa podría atar los cabos fácilmente. Tampoco había hecho reposo y el vendaje debía ser un desastre, cambiarlo era necesario.

Lazos efímeros (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora