Capítulo 2, 'Era de piedra'

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Desperté al sentir un movimiento a mi lado

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Desperté al sentir un movimiento a mi lado. Al girar mi rostro, Tsukasa se estaba vistiendo. Mi mirada se centró hacía afuera y estaba por amanecer, por lo que estimo que eran cerca de las 6 de la mañana.

—¿Ya te vas? —mi voz sonaba somnolienta.

—No era mi intención despertarte —se giró hacia mi dirección mientras se colocaba su capa—. Vuelve a dormir, saldré a cazar junto con otros un par de animales para comer luego. Es algo rutinario, vivimos día a día.

—Cuídate. Hay muchos peligros afuera —él asintió y se despidió con un beso en la coronilla de mi cabeza. Estaba agotada a pesar de haber pasado años dormida pero no estaba acostumbrada al horario de Japón—. «Es increíble la cantidad de energía que tiene»— pensé antes de cerrar mis ojos.

No supo cuánto tiempo había pasado dormida pero se escuchaba mucho ruido fuera de su cuarto. Sería imposible volver a dormir y por ello comenzó a maldecir internamente mientras se vestía para salir de la cueva. No parecía muy tarde, quizás aún no pasaba el mediodía.

«Necesito tomar un baño pero no me han dado un recorrido por el Imperio aún. Tendré que preguntarle a alguien. De preferencia una chica, aunque no veo a nadie» —pensaba con una mano en el mentón a la par que miraba en todas las direcciones buscando una mujer acaparando la mirada de varias personas— «Esa es... ¿Yuzuriha?»

A paso rápido me acerqué a la castaña para confirmar si era aquella niña que conocí de casualidad hacía varios de miles de años atrás.

—¿Yuzuriha? —toqué su hombro para llamar su atención.

La nombrada se dio vuelta confirmando que era ella, su rostro se iluminó y saltó sobre ____________ para darle un abrazo. Cualquiera que conociera a la fémina mayor, no haría esa locura.

—¡Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi, ___________! 

—No realmente. Unos 3.700 años pasan volando cuando menos te das cuenta —observé como soltó una pequeña risa. Su cabello ahora era corto, pero no le quitaba ni un gramo de su belleza.

—Nunca pude agradecerte por salvarme aquella vez de esos tipos.

—Ah, es verdad. Cuando unos tipos te molestaron por la calle y simplemente les di la golpiza de su vida junto a unos amigos —sonreí al recordar a Nagisa y Jason, era nostálgico—. Nada nuevo en mi vida golpear idiotas, no eran la gran cosa. Pero honestamente, no esperaba que me recordaras y ¿Qué tal si me agradeces enseñándome dónde puedo tomar una ducha? Acabo de despertar y no conozco el Imperio ni a nadie de aquí, salvo una persona, pero ahora no se encuentra disponible.

—Claro, justo iba a lavar algunas cosas —levantó dos canastas para mostrarme—. Y jamás olvidaría a la chica que me ayudó de extraños que me querían llevar y luego me ayudó a encontrar a mis padres.

Lazos efímeros (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora