rechazo.

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a pesar de ser sábado por la mañana, la familia park estaba acostumbrada a despertarse temprano a aprovechar el día. debido a eso, no se enojaron con la vida al escuchar el timbre de su casa a las siete de la mañana.

—amor, ¿puedes ir a ver?—pidió saúl a su esposo, y edward se apresuró a abrir la puerta.

al hacerlo, se encontró con una chica de cabello rosa, que tenía la mochila colgada en un hombro y parecía haber salido de una película de zombies. estaba en las peores condiciones que podrías imaginarte; tan sucia que hasta mal olía, con los brazos rasguñados, la mano sin piel aún vendada,las mejillas raspadas, la boca sangrante y los ojos rojos de tanto llorar.

—¡por todos los titanes, niña! ¿qué te pasó?—exclamó el hombre horrorizado—ven, pasa, ve a limpiar tus heridas. demonios, seguro ya están infectadas. ¿cómo has terminado así?

boscha quería hablar, pero no lograba articular palabra. se moría de la vergüenza de que estuviese siendo atendida por los padres de su víctima/ su primer y único amor, nerviosa al imaginar a willow bajando por las escaleras, echándola a pesar de estar malherida, confirmando que no importaba lo que hiciese, nada podría arreglar sus antiguas acciones.


una vez curadas sus heridas, los padres de willow la sentaron en un mueble a casi interrogarla.

—pero, hija, ¿cómo has terminado así?

—¿qué hay en el tubo de cristal de tu mochila?

—¿de dónde vienes?

boscha intentaba responder sus preguntas sin delatarse a sí misma, pero le era muy difícil inventarse una historia creíble sin dar indicios de su verdadero propósito.

una vez que se sintió un poquititititito mejor y pudo incorporase por sí sola, respondió una pregunta que, curiosamente, no le habían hecho.

—he venido aquí precisamente porque necesito hablar con willow. es muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy, muy importante.

los esposos se miraron uno al otro, sorprendidos por tal sinceridad.

—eh...—dudó saúl—está en jardín, regando sus flores. ¿te llevo?

—en realidad,—interrumpió boscha—preferiría que conversáramos en el porche... es que es algo muy personal. ¡ah! y por favor,—añadió boscha—no le diga quién soy.

una vez más, saúl regresó su mirada hacia edward, que se encogió de hombros y asintió con la cabeza, como diciendo "veamos qué pasa".

después de unos minutos, el hombre regresó.

—willow está esperándote en el porche.

—gracias, señores park, muchísimas gracias.—agradeció boscha esperanzada, intentando creer que quizá, sólo quizá, su plan podría funcionar.


—¡wow, boscha! ¿¡qué te hiciste?!—exclamó willow, preocupada. sin embargo, no podía dejar que la pelirosa viera que aún le importaba, así que regresó a su papel de resentida furiosa—¿y qué quieres?

—mira, willow,—comenzó boscha—lo único que te voy a pedir en este momento es que me escuches. sólo quiero que me escuches y te juro que me iré y ya no te molestaré más.

willow se sentó en el columpio de su pórtico y esperó el discurso de la pelirosa.

—gracias. escúchame willow, yo... yo he sido una auténtica hija de puta contigo durante años, no creas que no lo sé. he sido la peor mierda del mundo y te he dicho y hecho cosas que ni siquiera quiero recordar, porque lo creas o no, me dolía hacerlas. no creas que me voy a victimizar o alguna estupidez por el estilo; la desgraciada fui yo y tengo la culpa de todo lo que está pasando. he sido una egoísta y he roto corazones ajenos para no romper el mío, y especialmente tú me pusiste el mundo de cabeza. estoy consciente de que una disculpa común y corriente jamás podría ser suficiente para hacer borrón y cuenta nueva después de todo lo que he hecho durante todos estos años, y es por eso que hice esto.—boscha sacó un tubo de vidrio con un líquido multicolor dentro suyo—es una poción de reconciliación, pero no quiero que te la tomes. no quiero que una poción me arregle la vida. quiero ganarme tu perdón, y haré lo que sea necesario; y es que si me ves tan hecha mierda, es porque no puedes imaginarte lo arduo que es el proceso de conseguir todos los ingredientes para poder hacer la maldita mezcla. hice todo en una noche. ¿este vendaje?—boscha le mostró su mano a willow—rebané mi piel para conseguir polvo de hadas come-piel. ¿estas heridas?—mostró sus mejillas raspadas—caí sobre las rocas huyendo de la reina murciélago. ¿estos arañazos?—alzó sus mangas y mostró heridas recién desinfectadas—vengo de luchar con un jaguar. haría cualquier cosa por ti, willow. haría cualquier cosa porque me perdones. claramente no espero que correspondas mi amor, porque ¿quién podría enamorarse de mí?—lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de boscha, que se rascó la nuca con la mirada en el piso y se volteó para que willow no la viera llorar—soy una mala persona. soy la peor persona del mundo, lo acepto, lo admito, y lo odio. no te pido que me quieras, ni siquiera que seas mi amiga, sólo te pido perdón. sólo quiero que me veas por los pasillos sin salir corriendo pensando que te haré algo, porque no te haré nada nunca más.—boscha suspiró y le alcanzó la poción—y creo que eso es todo.

willow se quedó muda e inmóvil. ¿quién era esa chica? se parecía mucho a boscha, pero no podía ser ella. esa chica de verdad arrepentía, había sentimiento en sus ojos; lloraba sin miedo a ser vista, mostraba su lado sensible, y lo mejor de todo: se veía que su disculpa era sincera. ¿qué debía hacer entonces? ¿perdonarla? ¿abrazarla? ¿hablar con tranquilidad? ¿darle una bofetada y odiarla igual?

así que, sin saber si lo que estaba haciendo estaba bien o no, rechazó la poción, y sin decir una palabra, entró a su casa y cerró la puerta tras ella, dejando a boscha sola y herida, oficialmente muerta por dentro.

TranquilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora