nuevo año, nuevo problema.

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amity acarició las mejillas de luz, acercándose con timidez, como si nunca se hubiera encontrado en esa escena antes.

—feliz año nuevo, mi amor.—luz sintió los suaves labios de su novia sobre los suyos—por un nuevo año lleno de aventuras, sorpresas, y muchos, muchos besos.

las dos chicas rieron, sentadas juntas a un lado del sofá. en la cocina, estaban eda y lilith preparando una tarta para compartir; sí, comerían tarta en plena madrugada. hooty y king no habían resistido y se habían quedado dormidos antes de las doce, y, finalmente, al otro lado del sillón estaban sentadas willow y boscha, separadas por una buena distancia.

—feliz año nuevo.—le deseó boscha a willow, cortante.

—igualmente.—le respondió en seco. si bien la brujita de gafas estaba caracterizada por su amabilidad y calidez, ese lado oscuro que muy pocas veces salía a la luz le recordaba que boscha no merecía recibir esas cualidades de su parte. después de todo, la pelirosa la había tratado como basura desde que llegó a hexside; no tenía ganada ni siquiera una sonrisa por parte de willow.

—amity, ¿podemos hablar?—la llamó willow, dirigiéndose a una esquina de la sala, con amity siguiéndola al instante.

—¿qué sucede?—le preguntó, preocupada por que algo malo estuviera pasando sin ella darse cuenta, al estar demasiado ocupada contándole a luz todos los planes que tenía para ellas en el nuevo año.

—¿de verdad te era tan necesario traer a boscha a pasar el año nuevo con nosotros?—se quejó willow, señalando a la bruja de tres ojos sutilmente con la mirada—no hace más que arruinar el ambiente... ya me estoy cansando. literalmente ha estado sentada en el mismo lugar con el ceño fruncido toda la noche desde que llegó sin articular ni una sola palabra. estoy harta. ¿tenías que traerla?

amity resopló. sabía que esa queja llegaría en algún punto de la noche, pero willow la había agarrado en un mal momento.

—willow, sé que a veces se pone insoportable, pero no exageres. no te ha dicho nada feo en estas horas.—le recordó—además, tú sabes por qué la invité.

willow recordó su historia, inclinando las cejas y soltando la tensión de sus hombros. amity tenía razón; hasta el momento, boscha no se había metido con ella, y, considerando las razones por las cuales la chica de cabello verde la había sacado de su casa, entendió que estaba siendo egoísta.



si la vida de amity era complicada, la de boscha era igual, y mil veces peor. la bruja pelirosa era igual de presionada, igual de utilizada, igual de manipulada. en realidad, parte del problema era que, a diferencia de amity, de vez en cuando boscha se rebelaba, enfrentando a sus padres y contradiciéndolos a ellos y sus decisiones a toda costa. sin embargo, la verdadera cuestión era que, en su crianza, a boscha le habían enseñado que era mejor ser temida que amada.

así que aquel día, sus padres, nuevamente, tomaron una decisión por ella, que, al enterarse de esta, se volvió fuego en ira.

—¡están locos si creen que me iré del equipo de grudgby!

—debiste haberlo hecho por tu propia voluntad hace mucho tiempo, boscha.—le respondió su madre, y su padre continuó—tus calificaciones están por el maldito inframundo porque lo único que haces es entrenar. comienzo a dudar si es que tienes apuntes en tus cuadernos, si es que aún los tienes y no los has usado como pelota de grudby ya.

—¡no me interesa lo que me digan! ¡no me iré jamás!

—contradícenos una vez más, boscha, y mañana no verás tu nombre en la lista de los integrantes del equipo. te estamos dando la oportunidad de que mejores y te puedas quedar; lo único que tienes que hacer es estudiar. deja de exagerar, hija. no te estamos pidiendo que revivas a belos o algún disparate así; sólo queremos A+s en el primer examen de cada materia, y continuarás como si nada.

TranquilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora