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Aquella fría y oscura tarde de otoño del día anterior cuando Taehyung sorpresivamente encontró los documentos del divorcio al revisar su correo, el porsupuesto esperaba esos papeles y aunque no lo quisiera sabía que llegarían tarde o temprano. -¿Tenía que ser justo ahora?- Pensaba mientras que sus ojos vagaban entre líneas, leía atentamente pero sin ganas de seguir cada párrafo, quería restarle importancia al asunto y firmar aquellos papeles para no tener que verle la cara a su ex pareja nunca más.

Pensó que sería buena idea beber esa noche hasta saciar su vacio por un rato y así quedarse dormido. Taehyung dejó caer su cansado cuerpo sobre su escritorio mientras un montón de papeles que tenía encima de este quedaron regados por todas partes y otros simplemente fueron a parar al suelo. La luz del sol entraba dandole claridad a la habitación en la que se encontraba, sus ojos se abrieron de apoco y su cabeza dolía tanto como su cuerpo, despues de todo dormir en la silla del escritorio no era tan cómodo como lo pensó la noche anterior.

Pudo percibir por la claridad de afuera que talvez ya era hora de ir a trabajar. Se levantó de la silla extendiendo sus brazos y bostezó deseando dormir un poco más. Cansado caminó casi arrastrando los pies, vio el desastre y las hojas tiradas en el suelo pero prefirió dejarle el trabajo de recogerlos a la encargada de la limpieza, su destino era el baño para darse una ducha, una vez ahí dejó que el agua refrescara su cuerpo. Salió de la ducha después de un rato, tomó unas pastillas para el dolor de cabeza, se vistió y luego bajo a la sala, podía oirse por toda la planta baja como sus zapatos golpeaban cada escalón con fuerza, tomó el abrigo negro que colgaba del perchero, luego su maletín y se dispuso a salir en dirección a su trabajo.

   —Aun hay tiempo— Habló para si mismo luego de ver la hora en el reloj que traía en su muñeca.

Disminuyendo la velocidad de sus pasos antes de llegar a la universidad, decidió pasar a su cafetería favorita a tomar el desayuno como lo hacía todos las mañanas. Volvió a ver su reloj notando así que aún tenía tiempo para disfrutar tranquilamente su café y leer para la clase de hoy.

Pero el destino es tan impredecible e interesante que este mismo se encargaba de moverlo a su propio gusto.

Entró y la campanilla sonó, sus pasos eran lentos pero aún asi llamaba la atención de los consumidores que lo veía sorprendidos con la estampa y belleza que el joven Kim deslumbraba. Sin dudas cualquiera caería rendido a sus pies. Buscó con la mirada la mesa que ocupaba usualmente, esa misma que estaba al lado de la ventana dando vista al bonito parque de la calle de atrás. Para su mala suerte ésta estaba ocupada por un grupo de jovencitos.

Su humor iba en picada, trataba de mantenerse tranquilo y sereno pero su cabeza no dejaba de doler y se sentía un verdadero idiota por pensar que beber whisky hasta dormir era una buena idea. Malhumorado suspiró y resignado caminó hacía una mesita para dos apartada en un rincón de la cafetería, tomó asiento e introdujo una de sus manos en su maletín buscando dentro de ésta uno de sus libros de arte, talló sus ojos y un gesto de enojo se plasmó en su rostro, volvió a suspirar tratando de mantener la calma. Su libro favorito se habia quedado en casa y no habia tiempo de volver por el. Su mirada vagó encontrándose así con una revista que había sobre la mesa, la tomo y busco algo que leer.

𝑪𝒍𝒂𝒔𝒆𝒔 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒔 ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora