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La llave abrió la puerta de aquella casa vacía y el sonido de los zapatos hicieron eco por aquel pasillo

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La llave abrió la puerta de aquella casa vacía y el sonido de los zapatos hicieron eco por aquel pasillo. Taehyung entró cerrando la puerta detrás él, encendiendo la luz permitiendo que esta iluminara todo el lugar. Un suspiro salió sin querer mientras camina a pasos lentos y dudoso, llevando consigo una caja vacía. Debía tomar las pocas cosas que quedaban antes de que la inmobiliaria se llevara las cosas de Irene, subió por las escaleras caminó por el largo pasillo observando con melancolía el triste panorama, llego hasta la puerta de la cual fue el lugar que compartió con aquella mujer que tanto amó, entró y los recuerdos llegaron a él en forma de avalancha, miró la cama desecha recordando que Irene odiaba que eso quedara así, entonces se vio despertando a su lado sonriendo mientras ella lo abrazaba. Un trago amargo se deslizó por su garganta al llegar a la mesa de noche donde una foto de ellos en su boda reposaba, la tomó y se dedico a observar lo felices que se veian ambos en aquel recuerdo, esa sonrisa tan peculiar y carismática que Taehyung ya no compartia con nadie.

—Dejamos que todo nos dañara— Habló por lo bajo sintiendo su voz quebrarse mientras se deslizaba por la pared quedándose sentado en el frío piso, mirando todos los recuerdos pasar por su mente como una triste película —Yo... no fui perfecto— murmuró —Yo no fui el mejor... pero si te amé... Traté de darte lo mejor porque eso querías.

Entonces recordó cuando Irene lo dejó, recordó las palabras de ella acusándolo y culpandolo de su infidelidad, porque el nunca estaba, porque se sentía sola, porque ya no era el hombre perfecto y detallista del cuál ella se enamoró, porque su trabajo era más importante que su matrimonio y lloró una vez más, recordando cuando Irene decidió irse dejándolo solo, cuando Namjoon lo sacó de la casa totalmente alcoholizado, cuando Jimin lo cuidó y cuando Hoseok cubrió sus horas en la escuela mientras él estaba completamente destrozado.

Se reincorporó levantándose y quitando los rastros de lagrimas de su rostro, no había llorado cuando ella se fue, tampoco cuando los papeles del divorcio llegaron, mucho menos cuando la demanda pidiendo la mitad de todo llegó, pero esta vez lo hacia porque sabía que era el final, que ya no la amaba, que ya no le dolía y eso le frustraba. Tomó las cosas que necesitaba dejandolas en la caja, y por último tomó la foto de ellos y la volteó dejándola boca abajo sobre la mesa de noche.

—Cuando estés lista, podemos rendirnos— Dijo permitiéndose llorar un poco más refiriéndose a la lucha que ellos dos tenían.

Misma lucha que no estaba planeada terminar pronto...

Y así sería... Después tomar sus cosas salió de aquél lugar lleno de amargos y algunos bonitos recuerdos, dejando atrás todo aquello que lo lastimaba, respiró profundamente antes de cerrar la puerta y caminó con la caja entre sus manos a pasos lentos sin importarle el frío de aquella noche, solo queria llegar a casa. Su teléfono vibró en su bolsillo no quería responder pero volvió a vibrar insistentemente haciendolo suspirar, dejó la caja en el suelo y sacó el móvil del bolsillo.

𝑪𝒍𝒂𝒔𝒆𝒔 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒔 ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora