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Taehyung se encontraba caminando en dirección a la universidad dónde solía trabajar hace ya un par de años, lugar que lo acogió cuando solo era un estudiante en practica

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Taehyung se encontraba caminando en dirección a la universidad dónde solía trabajar hace ya un par de años, lugar que lo acogió cuando solo era un estudiante en practica. Donde años después logró convertirse en uno de los mejores maestros del establecimiento. Sus pasos eran definidos y su bellísimo semblante hacía suspirar a sus alumnas y a más de algún chico. Sonrió al recordar aquel fatídico accidente y el torpe jovencito de la cafetería, sacudió ligeramente su cabeza y su castaño y rizado cabello se movió junto con esta queriendo así eliminar esos recuerdos de sus pensamientos. Se dirigió a la sala de maestros para firmar su hora de entrada.

Una silueta delgada y unos dorados e iluminados cabellos se acercaba a el a pasos rápidos por el pasillo, su pequeña mano se agitaba y sonreia haciendo que sus ojitos apenas se vieran.

   —¡Tae!— Gritó el rubio acercándose al castaño.

   —Hola Jimin— Miró a su sonriente amigo que se acercaba para darle un abrazo.

Jimin era su amigo desde hace nuchos años, su amistad comenzó los primeros años de sus vidas incluso entrando juntos a la universidad, solían ser vecinos y sus familias compartían momentos célebres como fiestas o algún triunfo de los dos, Jimin fue su consuelo de cuando su ex pareja decidió dejarlo, por su parte Taehyung le había ayudado en aquel momento donde el joven Jimin de ese entonces decidió estudiar una carrera cultural como la danza, algo que el amaba desde que sus pies tocaron por primera vez el suelo pero sus padres siempre fueron estrictos y nunca estuvieron completamente de acuerdo.

El encantador chico de dorada cabellera era muy opuesto a Taehyung, risueño, amable, dulce desbordando felicidad por todas partes. Y no es que el castaño no lo fuera solo que no le gustaba demostrar más de lo debido. Taehyung siempre fue un chico muy reservado desde muy pequeño, bastante serio a ratos, mirada fría pero encantadora, aunque aveces sus alumnos llegaba a pensar que su maestro no tenía sentimientos, es que si era un maestro muy estricto y no solía ayudar mucho a sus alumnos a menos que se viera muy en la necesidad de hacerlo.

   —Venía con intenciones de invitarte un café pero veo que ya te adelantaste— El de menor estatura tomó un poco de distancia para observar de pies a cabeza al castaño y ver su evidente mancha de café en su ropa.

   —Fue un accidente— Afirmó avergonzado cerrando su abrigo para cubrir la mancha de su camisa —¿No deberias están en clases?— Comentó con reproche.

   —Si, de hecho voy para allá, pero antes quiero decirte que saliendo de aquí pasemos a comer algo— Propuso el rubio.

    —Cuando me invitas a tus cenas es por que tienes algo que contarme— Taehyung se cruzó de brazos y sus cejas se enarcaron.

    —Nada de lo que te diga es malo— Sonrío sin separar los labios.

   —Lo sé. ¿Que tramas Jimin?— Pero el castaño seguía mirándo a su amigo con cierto reproche.

𝑪𝒍𝒂𝒔𝒆𝒔 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒔 ·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora