Por El Otro Lado De La Pared | Aiteda

Capitulo 24: She

Capitulo 24: She

[ Narra Aitana Ocaña ]

Mi maleta estaba lista, esperando en el esquina del apartamento de Luis. En las ultimas semanas mi apartamento se usó solo como un armario y nada mas. Lo suyo fue mas cómoda, y ya no era una opción a separarnos duérmete la noche si podemos pasarlo juntos. Mis cosas ya estaban ahí; un cepillo de dientes, un estante entero en el armario, y incluso mi champo favorito. Las ultimas semanas también incluido muchas exámenes y tareas. Clara y yo estudiábamos juntas en su casa o en la biblioteca. Teme traerla a la mía y que se encontrará con Cepeda en el camino. Para mi propio bien, ella nunca se quejó. No ha sido fácil, aunque tuve un tutor privado. Pero en Anatomía, su clase, nunca me ayudó. Necesitábamos trazar esa línea que no podemos cruzar. Y ahora que todo había quedado atrás, estuve lista para disfrutar de cada parte de mis vacaciones hasta lo topa. Como todos las niños pequeños, la Navidad era mi época favorita del año.

— ¿La habías llamado? — miré a Luis, echando sobre la marca de la puerta. — Todavía no. — respondió, sacando ropa del armario. — Es Navidad, ya es tiempo que hablas con ella. — dije enfáticamente, entrando en el habitación. Luis ni levantó su mirada en mi dirección, solo siguió doblando la ropa y ponla en la maleta. Lo quité el jersey de la mano para recibir un poco de atención. — Llámala. — declaré, buscando su mirada. — Déjalo. — bufó e tomo el jersey de nuevo. — No lo entiendes, no sabes lo que dijo. — añadió molesto. — ¿Entonces porqué no me lo cuentas? — lo miré seria, pero sabia que esta vez no sería diferente. — Déjalo Aitana. — con impaciencia. — Se enteró de nosotros, ¿verdad? Y obviamente no le gusta la idea. — sin contestar su mirada ya me lo confirmo. — No vas a perder tu familia por mi culpa. — clavé mis ojos en los suyos. — Llámala. — repetí, mas borde que antes. — Por favor. — agregué, y salí del habitación.

* * *

Mis ojos se abren como platos. — ¿Tienes un Porsche y me llevaste en un Alfa Romeo? — pase mis dedos por el coche observándolo impresionada. No era una persona superficial, pero ese coche era realmente caro. — No es mío y tampoco el otro, es de mi padre, ya te dije. — dijo el mismo tiempo que puso las maletas en el maletero. — Quiero conducirlo. — declaré, y Luis se ríe, hasta noter que estuve hablando en serio. — No, esa coche no. — aseguró. — Ay, no seas pesado. — puse pucheros. — Ademas fuiste tu quien me enseño a conducir, ¿no confíes en ti? — elevé las cajas. — Sí confío en mí mismo, y por eso soy el único quien va a conducir. — se aseguró de enfatizar las palabras 'mí mismo'. — Exactamente cuando pensé que estamos aprendiendo a confiar el uno en el otro. — me hago la enfundada. Luis sonríe y con sus manos en mi cintura me pegó al coche. — Pretenda ser la chica buena pero cuando la apetece, juega sucio. — me mordí el labio inferior y lo miré en los ojos. — Joder nena. — soltó frustrado, haciéndome sonreír mas.

— No, no ganaras conmigo esta vez. — decidió, moviéndome a la vez que abro la puerta. — fruncí un poco los labios. — Yo decido la música durante todo el viaja. — declaré, buscando otras maneras en cual podría ganar. Luis se ríe y entra al auto, yo hago lo mismo. — Eres un bebé a veces, ¿lo sabes? — me agarró la cara, con el pulgar en una mejilla y el dedo medio en la otra. «Así seguramente perecía como un bebé». — Y te gusta esa bebé. — solté como podé. Él sonríe, acercando mi cara al suyo. — Me encanta esa bebé. — beso mis labios y soltó de mis mejillas. Presioné mis labios para esconder la sonrisa que estaba por cubrir mi cara. Cepeda arrancó el vehículo, primero encendió el aire acondicionado y luego me paso su móvil. — Ponte lo que quieres. — dijo sin borrar la sonrisa de sus labios. Entré en su cuenta de Spotify y elegí un Playlist, empezando con canciones que nos hacen gritar la letra mientras empezaba a conducir. Entre las charles y las canciones sentí como mis ojos poco a poco se cerraban, y me quedé dormida.