Capitulo 17: Scars to Your Beautiful

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Capitulo 17: Scars to Your Beautiful


[ Narra Aitana Ocaña ]

Sujeté mi pelo en una coleta alta con mi mano izquierda e me miré en el espejo en los baños del hospital. Tragué saliva, aguantando las lagrimas que me atragantó la garganta. Nunca fui un fan del reflejo que vi desde el espejó, pero ahora lo odiaba aun más que nunca. La parte inferior trasera de mi cabeza estaba afeitada, donde tenía una gran puntada. Sabía por experiencia que luego me dejaría una gran cicatriz. Pensé en cuánto tiempo tardaría mi cabello en volver a crecer, especialmente hasta la longitud actual. En el tiempo que voy a llevar sin poder hacer una coleta alta. En mas, en el tiempo que voy a llevar pensando en Miguel, y de esta noche cada vez que voy a ver la cicatriz por ahí. Lo único que me animó un poco fue el hecho de que era fácil de ocultar, como la otra. Solté mi pelo, dejándolo caer liso sobre mi espalda, e borré cada rastro de lagrimas.

— ¿Cómo estás? — Luis me espero justo por atrás de la puerta de los baños. Asentí de respuesta como si estuviera bien, sabía que si hablaré mi voz se rompería. Afrente de Luis no estaba tan bien en fijarse. — Miriam me pidió mandarte un saludo, tenía que ir. — sonríe leve. — Gracias. — cogí mi bolso de su mano y lo puse en mi hombro. — ¿Porque tu padre le esta llevando siempre? — pregunté algo confundida, cada vez era Luis, o sus padres que llevaron a ella y a Agustín de un lugar a otro. — No tiene licencia de conducir. — respondió. — Después de la escuela ella comenzó la universidad, siempre decía que lo obtendría más tarde, pero luego se quedó embarazada. Luego tuvo un hijo... siempre fue algo. — prosiguió. Abrí la boca para preguntar algo mas pero me arrepentí, ya respondí a mi misma. Por eso lo importaba tanto que yo obtendré lo mío ahora.

— ¿Como te gusta que me presente, como tu vecina, o como tu estudiante? — Luis paso su mano en su pelo y el final se agarro a su nuca. — Te voy a presentar como una amiga. — asentí, cada vez que pensé en el hecho que soy su estudiante lo encontraba aun mas complicado. — Voy a decir que te vi aquí por casualidad, ¿vale? — fruncí el ceño. — Si Miriam ya sabe. — podría entender que tener tu estudiante en la mitad de la noche contigo en un hospital es bastante raro, sospechoso incluso. Pero si me presente como su amiga, y si su hermana ya me conoce, «¿porque decir eso?». — Lo sé, pero no tengo fuerzas para sus reprimendas. — solté unas risillas. — ¿Tienes veintiocho años y temes que tu madre te regañe? — pregunté con una sonrisa divertida en mis labios. — Aitana, enserio, no es gracioso. — dijo serio. — Vale, vale. Perdón. — me aguanté a no reír. — No te preocupes, las 'mamás' siempre me aman. — dije, sonriendo. — Claro que te aman, ¿quien no? — murmuro a su mismo. — ¿Que? — pregunté, como si no lo escuchaba muy bien. — Nada, nada. — quito importancia con la cabeza y entremos al habitación.

La presentación ha sido un poco embarazosa, pero desde el momento que empecemos a hablar todo fluyó. Es como si tenia una química casi automática con la familia de los Cepeda. Luis estaba menos encantado con esa facilidad con que nos reímos, y como las historias volaron en el aire. Sus mejillas se pusieron rojas cada vez que su mama me contó como era de niño - justo como lo imaginaba; Borde, obstinado, creativo, lleno de energía, rompecorazones. Y ella ha sido nada similar a como lo pintaba en mi cabeza. Pensaba que era borde, seria, arrogante, una mujer con dinero que cree que se merece todo. El ultimo si que era verdad; era bastante notable que ella llegó de un mundo privilegiado, acostumbrada a conseguir lo que quiere. Pero era amable y bien educada.

El móvil de Luis sonó, cortando la historia cuando en la escuela secundaria, el director le pidió que volviera a tomar un examen en su oficina, porque estaba convencido de que había hecho trampa. Pero ya sabia como va a terminar esa historia. — Voy a responder afuera. — aviso Cepeda, levantando de la silla. Yo asentí como si tenía darlo permiso, vi la dude en sus ojos antes de déjenos solas. — Él tenia todas las respuestas correctas, exactamente como en su primer examen. — prosiguió, diciendo lo que pensé. — El director no entendió como el niño puedo perder tantas clases y tener éxito en todos los exámenes. — dijo su madre en voz orgullosa, y yo le sonríe. — Tiene suerte de ser tan inteligente. — solía tener celos de esas personas que triunfan en todo tan fácilmente.

Por El Otro Lado De La Pared | AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora