Capitulo 27: Que Hablen
[ Narra Aitana Ocaña ]
— ¡Aitana! — el gritó de Clara era tan fuerte que podré ver en mi mente como hizo el cristal romper por la presión. Comencé a correr en su dirección hasta que tuve sus brazos alrededor de mí. — Te eché mucho de menos. — confesé, soltando del abrazo. — Y yo. — dijo y me cogió de la mano. — Parecías bastante ocupada durante las vacaciones. — dije irónicamente mientras nos tomamos nuestro lugar en el clase. — Fue horrible. — levantó un poco la mano izquierda y la miró. Yeso blanco con pintura y textos en diferentes colores la cubrió. — Lo siento. — dije con cara triste. Clara hizo un gesto con la mano para quitarlo importancia. — El doctor que me atendió era realmente guapo. — mis labios se curven en una sonrisa. — Estas loca. — declaré, me pereció divertido que eso era lo único en su cabeza. — Que no, que era super majo. Le dije que soy estudiante de medicina, y tuvimos mucho de qué hablar. — le miré con incredulidad. — Oh, por favor, no me mires así. — casi me rogó, pero no fue intencional. — Tu tienes a tu novio, puedes tener sexo cuando quieras. Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que... —bajó su voz. — Y no solo eso, es que yo también quiero tener alguien con quien pueda quejarme o simplemente quedarme dormida en el sofá en medio de una película. — me mordí la mejilla por dentro. Hasta hace poco, estos deseos también vivían en mí y nunca parecían como si estaba por cumplirse. Las cosas buenas en la vida se toman su tiempo, pero cuando suceden, suceden en un abrir y cerrar de ojos
— Así que sí, estoy un poco desesperada. — dijo en tono cansino. — Lo siento, no quise juzgarte. — disculpé sinceramente. Clara encogió de hombros para quitarse importancia, como si este discurso saliera de su vientre y no de su corazón. — La semana que viene tengo otra cita para quitarme esto. — volvió a mirar su mano. — Si no me pide mi numero le pregunto yo. — agregó. Admiré la determinación con la que dijo esto. — ¿Sabes por cierto que es soltero? — pregunté, sacando el ordenador portátil de mi bolso. — No tenia un anillo. — respondió, ordenando sus cosas también. — Ahora este hospital es mi número uno en la lista para especializarse. Así él será mi supervisor y yo soy su becario. — dijo ilusionada. Y eso fue la parte mas divertido de Clara; siempre saltaría del punto cero a cien en segundos. — Literalmente la Anatomía de Grey. — bromeé. Ella rió con los ojos en blanco. Fue uno de los únicos programas de televisión que vi, un grupo de internos quirúrgicos que se convierten en médicos experimentados. Hubo días en los que solía verlo y soñar con mi vida de esta manera, pero a diferencia de Clara siempre supe que ser médica en la vida real sería nada igual.
— Bueno cuénteme tu, que no me mandaste ni fotos ni nada. — cambió de tema. — Que te mande un montón de fotos. — me defendí. — Sí, del horizonte de Manhattan y del Central Park y unos taxis amarillos. Eso puedo encontrar en Google. — reí leve. — Quiero que me cuentes de ti y de tu chico secreto. — dijo, haciéndome volver a reír. — Ya te cuente demasiado. — Clara bufó, justo cuando Cepeda entro para empecer el clase. Vi de reojo como sus cajas se elevan mientras sus labios se curven en una sonrisa tortuosa. — ¿Sabes quien mas ha estado en Nueva York? — preguntó. La miré con el ceño fruncido, esperando escuchar la respuesta. Hizo un gesto con la cabeza al escenario, donde Luis estaba ordenando sus cosas para la lección. Sentí mi estómago encogerse. — ¿Como lo sabes? — pregunté, Clara encogió de hombros. — Hay algunos rumores de que alguien lo vio en el aeropuerto. — susurró. — Con una chica. — mi corazón se hundió. — ¿Así que es Chica Indiscreta ahora? — solté nerviosa, un poco demasiado alto. Clara rió, — ¿Y luego dices que yo veo demasiada televisión? — preguntó. — Honestamente, nunca lo vi, solo leí el libro. — dije, mirando a Cepeda. — No sabía que estaba basado en un libro. — dijo Clara sorprendida. — Prácticamente todas las películas o programas se basan en un libro. — aseguré. — Y los libros están basados en la vida real. — continuó Clara. — Solo si tu vida es lo suficientemente interesante como para leer. — afirmé. Ella me miró como si estuviera considerando mis palabras con mucho cuidado. — Si, tienes razón. La tuya es bastante aburrida y totalmente normal.
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Por El Otro Lado De La Pared | Aiteda
RomanceMiré por la ventana, observando cómo las gotas de lluvia caían sobre el cristal, bajando y desapareciendo, dejando un rastro de evidencia de que estaban allí. Me hizo recordar del aquel día cuando llegué a la ciudad. De aquel paredes donde aprendí...