Capitulo 12: Si Nos Besamos

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Capitulo 12: Si Nos Besamos


[ Narra Luis Cepeda ]

— ¿Y si detengo el juego? — pregunte sin pensar. — ¿Que? — pregunto confundida. — ¿Que pasare si te digo que solo te quiero a ti? — pregunte, las palabra simplemente me escaparon de la boca. Abro los ojos mucho y sentí contra mi propio pecho como su latido múltiplo el ritmo. Estaba sorprendida y nerviosa, aunque tenia que admitir que esta vez fingió mejor. — ¿Me quieres, o me quieres? — pregunto, tragando saliva cuando se callo. — Ahora mismo te quiero besar, pero ya sabes que te quiero. — confesé, la deseaba mucho, pero la quería incluso mas. — ¿Sabes que? — pregunto, fijándome con cuidado y mordió su labio inferior, «como la gusto provocándome sin siquiera saberlo».

— Vemos a jugar. — dibujo una sonrisa con los labios pegados. — Pero yo decido las reglas. — dijo recalcando la palabra 'yo'. La mire con las cejas elevadas, realmente consiguió sorprenderme cada vez de nuevo. Mi cara de sorpresa se convirtió en un gran sonrisa. — No te emociones aún, no dije cuáles son las reglas. — advirtió. Pero justo en este momento no me importaban las reglas, no me importaba perder, solo quería jugar. — Entonces dime, ¿cuales son las reglas? — pregunte curioso. Ella negó su cabeza y me empujo para que me levante de ella, no sabía porque la hice caso pero nos sentemos.

— Primero tengo que ver qué pasa con Miguel y yo. — dijo y coloco su flequillo. — Así que solo si él te deja, ¿lo haces? — pregunte, sin saber que es eso exactamente. Asiento sin decir nada mas, fruncí el ceńo. — ¿Así que soy tu plan B? ¿Tu número dos? — pregunté algo molestado. — Y soy tu número doscientos y... no sé cuento. — me echo una mirada seria, «estaba buena en esa juego». — ¿Así que ahora me vas a dejar sin nada? — pregunté y puse mi mano en su nuca, luego acerqué mi rostro al suya.

— Quiero hacerlo correcto. — susurro con los ojos brillantes. — Ya besaste alguien. — la recordé, no para hacerla sentir culpable sino para que yo podría hacerlo también, «tan egoísta estoy». — ¿Realmente importa si besas a dos? — pregunte y acerque incluso mas a sus labios. — Luis. — susurro, mi nombre en sus labios ya era un costumbre. — Esa no es la respuesta a mi pregunta. — dije y sabía que ahora solo quería echarme un 'Luis' mas. Abro la boca para hablar pero se arrepintió, tal como pensé. — ¿Y si nos besamos? ¿Que pasare? — la pregunté, tal vez a mi mismo también.

En este momento eso era todo lo que quería, así que no pensé en las consecuencias. Pero sabía que ella si lo hizo, es más inteligente que yo. — Es lo que me da miedo. — confeso y mis labios se curven en una sonrisa en caso de segundos. Tenía sus mementos cuando era quita, cuando la deba miedo poner sus sentimientos en voz alta. Eso aprendí solo cuando la vi con otra gente, porque conmigo nunca fue de esa manera, y me encanto. Por un lado no comprendí cuantas consecuencias puede tener un simple beso, y porque ella no podría dejarse llevar en el momento. Y por el otro lado, si es verdad y era tan solo un simple beso, «¿por qué lo quería tan desesperadamente?».

— Solo déjame besarte. — la ruegue desesperado, cada centímetro de mi cuerpo estaba ansioso por el deseo, es como si tuviera sed y ella era la única para saciarme. — Déjame ganar solo esta vez, después las reglas son tuyas. — por fin levanto su mirada y encontré con sus ojos, asiento tímida. — ¿Si que? — pregunté mientras asentí imitándola, no muy seguro que quería decir con eso. — ¿Puedo? — pregunté ansiosamente. Ya intenté besarla mas de una vez y siempre se negó mi intento, no quería volver a lo mismo otra vez. Bajo su mirada de mis ojos a mis labios e asiento. Una amplia sonrisa dibujaba en mi cara y por un instinto cogí su rostro entre mis manos; por un miedo que me va a escapar.

Sin esperar ni un segundo mas atrapé suave su labio inferior entre los míos, aquella que ella siempre mordió y me volvió loco. Por principio suave, lento, mis labios encime del los suyos. Pero quería mas y no me dejo, sus labios clavados una contra la otra. Me separe de sus labios y la mire. — Abre la boca nena. — exigí. Abro los ojos y me miro sin decir nada. Intente besarla otra vez pero no me hizo caso, en lugar solo se mordió su labio inferior cuando alejé, volviéndome loco. — No puedes hacer eso. — exclamé. — ¿Hacer que? — pregunto inocente. — Provocándome. — dije. Me miro perdida, sus ojos buscaban una respuesta en los míos, pero ambos sabemos que ahí no las va a encontrar.

Por El Otro Lado De La Pared | AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora