Capitulo 30: Va A Llover

126 4 0
                                    


Capitulo 30: Va A Llover

[ Narra Luis Cepeda ]

— ¿Que haces aun despierta? Has dicho que vendrás a la cama en diez minutos, — me fijé en el reloj. — Y ya han pasado dos horas, cariño. — la abracé desde detrás de la silla. — Es que me falta mucho para terminar, — Aitana bufó. — Es mas complicado que el conflicto palestino-israelí. — se quejó en un tono de niña pequeña, dejando caer su cabeza sobre el teclado en un gesto dramático. Me reí en voz alta. — Lo dudo cariño. — comenté, dejando un beso tierno en su nuca. — Van a dormir, continúa mañana. — pedí. — Solo terminará esa párrafo. — dijo, quedando en la suya. Resoplé, sabiendo que no tenía sentido a discutirme con ella. — Esta bien. — dije, yendo para tomar el vaso de agua que para ella me desperté. Mi teléfono sonó, haciendo que ambos, Aitana y yo, nos sorprendimos con la llamada a esta hora. — Mi padre. — la dije cuando vi su nombre escrito sobre la pantalla. — ¿Si? — pregunté sin poder ocultar en mi voz la sorpresa que sentí. — Oh, contestaste. — sonaba aliviado, exhausto y preocupado al mismo tiempo. — ¿Que paso? — Aitana dejó de correr sus dedos sobre el teclado y me miró. — Necesito que vengas y te lleves Sofía a casa, — dijo y antes que tuve el tiempo para pedirse mas explicaciones, lo hizo él; — Estamos en el hospital, Elena tiene contracciones. — el nombre de mi madrastra y de mi hermanastra casi me hizo olvidar el rostro del oración. — ¿No está recién en el séptimo mes? — hice los cálculos desde que me dijeron que iba a tener otra hermanastra. — Si, octavo mes. — me corrigió, y aun era demasiado temprano para parir. Me quedé callado. — Miriam no me cogió la llamada, aunque igual no tendría como llagar aquí, y nuestra niñera es una chica de secundaria que debe estar durmiendo ahora. No te hubiera preguntado si hubiera alguien más.

No sabía si lo dijo como 'sé que las odias y por eso no te quise llamar', o mas como 'eras mi ultima prioridad porque prefiero a alguien diferente'. Miré hacia Aitana con la esperanza a encontrar mi respuesta allí, pero ella solo me miró perdida, esperando a tener un poco mas información para entender que paso. — Quiere que vaya al hospital y llevará Sofía a casa. — la expliqué, sin saber si siquiera recordaba de quien estuve hablando. — ¿Porque esta en el hospital? — preguntó preocupada, a la vez que mi padre me preguntó por el teléfono con quien estuve hablando. — Tiene contracciones. — respondí. — ¿Esta embarazada? Es una niña. — sus ojos abrieron como platos. — No Sofía, la esposa de mi padre. — negué la cabeza. — Luis no creo que puedo ahora... — dije a mi padre. — ¿Que? ¡Claro que si! — Aitana interfirió. — ¿Con quien estas hablando? — volvió a preguntar. — Nada, esta bien, ya voy a salir. — solté y colgué la llamada. Aitana levantó de la silla mientras me quedé congelado. — No tengo fuerzas para esta niña pija. — ayudarse a mi padre me pareció necesario, pero no ser el niñero de esa chica insoportable. «No la vi por casi un año, probablemente ni me reconocería, ¿de que supongo hablar con ella?». — ¿Te escuché diciendo que esta en séptimo mes? — asentí, olvidando a corregirla como me hizo mi padre. — Y esta en el hospital, bien no puede ser, espacialmente si tu padre te llamó. — dijo, dándome mi chaqueta y las llaves del coche, yo aun sin moverme. — ¿Quieres que vendrá contigo? — se puso un mano por mi hombro. — ¿Enserio? ¿vendrás conmigo? — pregunté esperanzado.

— Claro, si quieres. Pero tu tienes que ir. — enfatizó la palabra 'tu'. — Pensé que tienes que terminar escribir tu papel. — sus labios dibujaban una media sonrisa. — Tengo el resto del finde para hacerlo. — repitió lo que la dije yo hace dos horas, en un intento a convencerla a venir a la cama. — Vemos. — dijo, y con la cabeza hizo un gesto que dice lo mismo. Despreció por unos minutos en la habitación para volver con unos jeans y un jersey rojo. — ¿Vas en bóxers? — su pregunta me volvió a poner sobrio. Bajé mi mirada y me observé, mi cabeza estaba en otro lugar. — Dale, ponte algo y vemos. — dijo, e sin dejarme la opción de negar me llevó al habitación. Un reto después ya estuvimos en el auto. La lluvia, como la mayoría de las noches en esta ciudad cayó sobre el cristal y llenó el silencio, hasta que la voz de Aitana tomó su lugar; — ¿Porque nunca me dijiste que esta embarazada? — rasqué la cabeza. — No sé, no me pareció muy importante. — dije. — ¿No te pareció importante que tu padre va ser... papa? — preguntó con desconfianza. — Ya es padre. — afirmé, que ya era mi padre, y aunque era juvenil quizás no quise que volverá a ser padre de alguien mas. Me reemplazó una vez, no quería que me cambiará dos vacas. — Aun será tu padre. — dijo al mismo tiempo que puso su mano en mi muslo, solté mi palma derecha del volante y sujete de la suya. — Lo sé. — dije sin mas. — Es que quiero que me cuentas esas cosas, Luis. No quiero enterarme de eso en el segundo que esta apunto de dar a luz. — la decepción se notaba en su voz. Nunca tuve la intención a no competir esas cosas con ella, simplemente los encontró más importantes que yo. — Es tu familia. — añadió. — Es la esposa de mi padre, no lo considera muy de familia. — traté se quitarse importancia, pero Aitana no estaba convencida.

Por El Otro Lado De La Pared | AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora