Capitulo 21: Desde Cero

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Capitulo 21: Desde Cero


[ Narra Aitana Ocaña ]

Me quede congelada afrente de la puerta de mi piso, traté de respiré cada centímetro de aire que pude, y aun no fue suficiente con todo lo que perdí. Entré de puntillas a mi piso a la vez que mi corazón latía con toda fuerza, convencida de que era posible escucharlo fuera de mi cuerpo. Estuve volando, mi cuerpo aún sintió su lengua contra cada rincón de piel. Besando, chupando, acariciando, haciendo maravillas en formas que no conocí. Pero mas de todo - dejando pruebas en mi cuerpo para quedarse conmigo incluso cuando ya no estuvimos juntos. No podría borrar los imagines en mi mente, lo vivi en bucle. Sus manos tocaron mi pecho, su boca chupando mis pezones, quitando otra parte de mi inocencia. Pero ya conocí esa sentimiento cuando me toco, aunque estaba aumentando cada vez. Lo que estaba completamente nuevo era las caricias en el estomago el escuchar sus palabras bonitas. Tal vez no podría creerlo, pero tampoco conseguí quedar indiferente. Era fácil hablar de las mariposas esas que te llenan y te dejan con esa sensación extraña y tan linda a la vez. Pero era de otro mundo sentirlos por dentro, experimentales en tu propia piel. Y no tuve otra manera para describir ese sentimiento.

Busqué mi camino en el oscuridad para llegar a mi dormitorio. — Así que realmente tienes un novio secreto. — ahora la voz de Clara hizo que mi corazón perderá un latido. Estiro su mano y encendió la lámpara de noche. — Dios, me asustaste. — dije, con un mano en el pecho. Clara sonrió y elevo las cajas, esperando a chisme. Le di mi espalda para quitar mi camiseta y poner mi pijama de nuevo. — Desapareciste por una hora en medio de la noche. — «mierda», esperaba que todavía estuviera dormida, ahora tenía que inventar una excusa. — Tenia una llamada, salí el pasillo para no despertarte. — ha sido lo mejor que me salió en esa momento. — Y volviste con el pelo despeinado y con chupetones. — abrí los ojos y acerqué el espejo sin contestar. Pase mi dedo sobre las marcas rojas en mi nuca. Vi la sonrisa de Clara desde el reflejo del espejo. — Cuéntame algo, solo su nombre, lo que sea. — la emoción en su voz me hizo emocionada también, e sentí como si tuvimos dieciséis años en una fiesta de pijama. Me senté en la cama y cogí un cojín para abrazarla. — No sé que decir. — me encogí de hombros, sonrojada.

— ¿Su nombre? — negué mi cabeza, ella lo conocía como 'Señor Cepeda', pero igual decir 'Luis' fue demasiado arriesgado. — Es mas mayor, ¿verdad? — asentí, pensado en como lo sabía. — ¿Esta bueno? — volví a asentir, riendo leve. — ¿Y en la cama? — preguntó con una sonrisa afectada. — ¡Clara! — su sonrisa convirtió en risa. — ¿Que? Si no me estoy divirtiendo, al menos quiero saber que tú lo estás. — dijo, tiré el cojín en su cara. — Tonta. — solté, y ambos nos reímos. — Si esta tan perfecto, ¿porque lo guardes en secreto? — mi sonrisa se barro. — Es complicado. — era lo único explicación que podé dar. — ¿Esta casado? — con los ojos muy abiertos. — ¿Que dices? Claro que no. — deseé tener el cojín para tirarla en su cara otra vez. — ¿Entonces? — insistió. — Entonces creo que es tiempo para dormir, tenemos mucho que estudiar mañana. — dije. Clara puso sus ojos de chocolate en blanco. — Si algún día tuviera uno, te diré nada. — amenazó con una cara enfadada. — Esta bien. — me ríe y entre por debajo de la manta. — Buenas noches. — dije, y segundos después la luz se abandono el habitación.

— Entonces, hay básicamente tres tipos de par de costillas: True (Verdadero), que se conecta a través del cartílago privado directamente al esternón. False (Falso), que se adhiere al esternón a través del cartílago de la costilla por encima de ellas. — explicó Clara, cogiendo su pelo negro a un mono. — Y Floating (Flotante) que no esta conectado a un hueso, y terminan en el músculo que cubre la pared abdominal posterior y lateral. — prosiguió, pero yo sonríe como una boba a mi móvil sin entender nada. No sabia que un; 'Buenas días' con un emoji de un corazón azul puede despertar las mariposas en mi estomago, incluso después de solo cuatro horas de sueno. — Entonces, ¿básicamente hay un total de doce de esas par de costillas en la caja torácica? — pregunté, tratando de concentrar de nuevo en el texto en mi ordenador. — Sí, y en una pequeña parte de la población se puede encontrar un par de costillas adicionales o faltantes. — contesto Clara, pero un mensaje de texto me distrajo de nuevo;

Por El Otro Lado De La Pared | AitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora