AL FILO DE LA CORNIZA.

498 51 33
                                    


Rayita.

¿Y que voy a hacer ahora? ¿Cómo vamos a seguir? ¿Por qué no puedo detenerme? ¿es acaso por que me gusta su atención? Yo no tengo que darle cuentas a Hermione Granger. En todo caso, ni amigas somos. Pero Harry...

Harry no se merece otra traición. No cuando quiere dármelo todo. Pero tuve que decirle que no a su propuesta. No, hasta que sepa completamente todo lo que implica hacerlo. Sé que no son cosas que se hacen a la ligera, pero también creo que Harry no lo hizo por impulso, debió haberlo pensado bien antes de proponerlo.

Se fue, no tengo idea de si en algún momento me acercaré lo suficiente a donde él se encuentre. Espero que no. Eso significaría exponerme a que él me vea y también significa peligro. No quiero ni pensar en si tuvo razón o no sobre nuestro destino. Estoy segura que no solo nos queda una noche, sino cientos de ellas.

No puede caer en batalla. Tiene que volver, volver a mí.


El tren se agita y nos sacude un poco. No hemos dormido nada. Malfoy y yo nos metimos al vagón y nos quedamos dormidos casi al instante. Con el tren casi vacío, nadie nos molesta. Es una ruta extraña. Los únicos que la toman son mercaderes, transportistas. Es por negocios, no por gusto.

No es nada fino. Es como un tren fantasma. Al menos tenemos privacidad. Me deja pensar mientras el ronca en su asiento. Poco a poco, por la ventana desaparece el paisaje urbano para volverse verde y abierto. Incluso el aire es diferente al humeante y grisáceo de Londres.

Memorizo, como si fuese día de exámenes, todos los hechizos de defensa que conozco. Tengo tantas preguntas que hacerle a Draco, pero él solo parece tener las hormonas alborotadas sin razón. ¿acaso él y Granger no andan bien? De todos modos, ni crea que yo le voy a calmar los animos de su pantalón.

Después de mas de cuatro horas, el camino se empieza a sentir más difícil. Me provoca mareo toda la brusquedad del movimiento. Aunque no sé que vomitaría si ni hemos comido nada. Mirar por la ventana no ayuda tampoco.

En una sacudida, Draco se puso casi de pie. Se toma un momento para entender que está pasando, para ubicarse. Me mira y se sienta, mientras cierra los ojos. Calma su repentino respirar y voltea a verme de nuevo.

-¿Has descansado algo? -me pregunta.

-Mas o menos -digo.

Él mueve su cuello, debe estar acostumbrado a la comodidad de su cama.

-Deberías, a donde vamos, no sabemos si descansaremos bien o en qué condiciones.

-Bueno-respondo -ya que estamos en eso, tengo preguntas.

-¿Sobre qué?

-Sobre el camino, sobre ese lugar. Me estas diciendo apenas ahora que no descansaremos.

-No sé. Yo tampoco conozco ese lugar. Si es una isla medianamente deshabitada, no creo que tengan las mejores posadas para viajeros -dijo irritado.

-ammm, ya veo que estamos de malas -Se sigue agarrando el cuello y me mira fijo -de seguro extrañas tus suaves almohadas.

-¿Crees que no puedo con esto? -no respondí -no tienes idea.

Ambos guardamos silencio bastante rato. Creo que la falta de sueño nos ha puesto irritables.

Intento hacer el intento de volver a hablar, pero él me gana la palabra.

-No sé. No tengo mucha información. Solo tenemos lo que nos dijo tu socia, Astoria, pero nada más.

PACTOS INESCRITOS {H.P, D.M. Y TU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora