PACTOS INESCRITOS {H.P, D.M. Y TU}

DESCEMBARQUE.

Rayita.

Es una zona construida de ladrillo blanco. Se ven algunas personas moviéndose. Cuando estuvimos cerca, Richard y su equipo hicieron un increíble trabajo colocando el barco junto al muelle sin golpearlo. Bajaron una rampa y uno a uno, fuimos descendiendo. Esperaba que Draco viniera detrás de mí. Pero no lo vi.

Me quedé en el muelle, mientras bajaban todos. Pero aun sin rastros de Malfoy. Vi desde ahí como Richard ataba las velas y bajó a cubierta. Le hice señas para decirle adiós, pero él vino conmigo.

-¡ah! Pensé que ya no la alcanzaba para despedirme -se apresuró a decir.

-Estoy esperando a Malfoy, mi compañero.

-Creo que viene detrás. ¿Gusta que le ayude?

Extendió su mano hacia mi equipaje. Al principio no quise aceptar, pero no pude quitarle mi valija una vez que la tomó.

-Ya le he dado varias molestias durante el viaje.

Él movió la mano e hizo un gesto tratando de quitarle importancia.

-¡Que va! Usted no ha hecho más que hacer este viaje más interesante.

Comenzamos a caminar despacio hacia el pueblo, como vimos que Draco venía detrás agilizamos el paso. El saber que ahora, esto es verdaderamente trabajo, me obliga a poner las cosas en marcha al analizar el lugar. Y hay mucho que decir.

Los cimientos de las casas eran de piedra o quizá, algún día fue ladrillo, pero lo dudo, es como si hubiesen construido con solo rocas enormes y calizas. No veo de que están hecho los techos y la mayoría de las casas estaban colocadas en lugares irregulares.

Hay pequeños puestos montados como tiendas. Donde venden un poco de esto y un poco de aquello. Nada en buenas condiciones. No quiero parecer grosera, pero cada que veo a una persona, no dejo de mirarla por un buen rato.

Volteo a ver a Draco, él me mira como diciéndome que también lo nota. La escases y la miseria. Es como, otro mundo. Con el sol sobre nosotros, no quiero ni pedir que paremos a tomar nota o algo. Espero que encontremos un lugar para descansar.

-Con todo respeto-dije dirigiéndome a Richard en susurros -no sabía que a esto te referías cuando dijiste que parecía una nativa.

Y es que las mujeres aquí, traen ropas remendadas y trapos en la cabeza. Su piel está quemada de más por el sol y tienen los ojos un poco amarillos por la deshidratación.

-No siempre fue así -contestó el capitán -antes, esto era un edén. No queda mucho de eso ahora, no al menos en su gente.

-¿están sometidos? -sentía que por más que bajaba la voz, no era lo suficiente.

En el rostro de todos veía dolor y sufrimiento. Como si al verme, sintieran que alguien viniera a lastimarlos.

-Son fieles a la isla. No se van... no nos vamos.

Vi, desde hace dos días cuando lo conocí, que el rostro de Richard estaba surcado con una tremenda cicatriz, pero nunca quise preguntar. Pero es una marca notoria. Y aun así, lo hace uno de los menos dañados aquí. Cada persona, hombre o mujer, está marcado de alguna parte de su cuerpo.

Algunos andan descalzos. En el suelo de tierra y piedra que ha sido moldeado por sus propias pisadas. Andamos un tramo, por lo que creo, es la calle principal.

-______ -me llama Draco.

Yo volteo y me quedo un paso atrás para ponerme a su altura. Richard sigue adelante, llevando mi valija.

-¿Qué pasa?

-Quiero ir a buscarnos un lugar para descansar. ¿te puedes quedar un rato más con... tu amigo? En lo que vuelvo.