TRAVESÍA.

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Rayita.

Al abrir los ojos, siento la presión de algo sobre mí. La idea de que ha habido un desborde en la montaña y ahora estoy atrapada debajo de un montón de escombros, hace que me despabile más rápido. Pero no ha pasado tal cosa. Me muevo despacio solo para sentir la tibieza en los brazos de Malfoy.

No sé despierta cuando me aparto. Anoche él se quedó despierto más tiempo. Ninguno de los dos se ha dado un baño decentemente. Por eso no me siento cómoda estando abrazada de él. Pero levantarme me cuesta mucho. Mi espalda ha resentido el cansancio de la caminata de ayer, el desnivel y la dureza del suelo y el repentino descenso de temperatura.

El cielo se ve lila, con pequeños destellos naranjas. Todavía se siente la humedad que deja el rocío en la tierra. Trato de sentarme despacio. Huele a leña quemada. Veo que he amanecido con una constelación de piquetes de moscos en el brazo y sospecho que también en el cuello por que me pica.

>>Dia dos<< me digo. O el cuarto, si contamos los del transporte.

Me duelen los músculos de las piernas y los huesos de las rodillas. Trato de estirarme un poco en lo que me pongo de pie. Es una mañana tranquila y fabulosa. Casi creo que no existe otra alma en este lugar que la nuestra.

—¿_______? —Draco me llama. Le truenan varios huesos mientras se estira.

—Hola—le digo —¿dormiste bien?

—Si. Suficiente.

—Oye, ¿Dónde está el guía?

Anoche no lo escuché regresar. Y ahora, no lo veo por ninguna parte. Pongo mi mano sobre el bolsillo donde tengo guardada mi varita. Y todo está en orden.

—Debe de andar por ahí.

Esta mañana no tengo mucha hambre, pero sé que lo que hemos traído no aguantará mucho si vamos bajo el vivo sol. Así que, nos hacemos de una buena porción comiéndonos las peras, los duraznos y las manzanas. Creemos que la carne seca resistirá un poco más.

Al rato, escuchamos un ruido proveniente de la maleza. Antes de que nos pongamos en guardia. Scott apareció.

—Continuemos cuando pidan—dice apenas aparecerse.

No entiendo como un hombre en su condición puede tener ese ritmo. Creo que apenas ha descansado. No es que mi importe mucho, es solo que, no parece muy común.



Hacer calentamiento en nuestra caminata me costó demasiado. Estaba tentada a amarrarme la mascada de Richard en al menos una pierna. Después de una hora, ya me acompasaba al paso de los otros. Y así seguimos, hasta que Draco preguntó lo que yo quería decir hace horas.

—¿cruzaremos cada isla?

—No, señor. De aquí, vamos a pasar a la isla de las grutas y de ahí a la isla del norte es solo un brinco.

—Y en la isla grutas—volvió a hablar Draco —¿podremos encontrar un lugar para abastecernos?

—Pues hay que cazar algo. O recolectar de lo que encontremos en los árboles. Lo mejor de ahí, son los manantiales. Vamos a beber agua a manos llenas. Y ya con eso...

>>Ya con eso ¿Qué? << refunfuñé internamente.



Traía la ropa mojada y pegada al cuerpo por la sudoración. Tengo una terrible comezón en los diminutos puntos donde los mosquitos me picarón. La cara de Draco estaba enrojecida por el sol. Ahora no dejo de pensar en esos manantiales. En todo lo que beberé cuando llegue a ellos.

PACTOS INESCRITOS {H.P, D.M. Y TU}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora