Rayita.
Colgando por cuerdas por todos lados, como pequeñas hormigas, veo los retazos de lo que queda de algunos hombres. Raspan la tierra hasta el cansancio. Tienen amarradas en las manos, las herramientas que usan. Supongo que para que no se les caiga en un momento de debilidad.
—¿Cuántos son? —le pregunto a John.
Él los mira, sé que no se siente orgulloso de las condiciones en las que están.
—Alrededor de mil.
Mil hombres bajo el yugo de Malfoy. Supongo, que bajo el de John también. Solo que parece que no tiene mucho que ver en estos rumbos.
Caminamos de aquí para allá, soportando el calor que no cesa. John anda delante de mí, pregunta de vez en cuanto por Fryer. Y todos nos guían a un camino distinto. Así que Freeman termina por fastidiarse y nos quedamos en la zona de en medio. Así es como lo vemos. Bajando de una cuerda, con ese cuerpo redondo que tiene, parece una esfera de navidad.
Me es increíblemente hilarante como es que un hombre tan grande puede balancearse con tanta soltura. John le hizo una seña para que bajara hacia donde nos encontrábamos.
El hombre apenas lo vio, se partió en una risotada. Como si fuese santa Claus.
—¡John! ¿Pero dónde te has metido?
—Ya sabes que Malfoy me puso al cargo de esta... —dijo señalándome a mí con la cabeza. Me sorprende su tono, pero me recuerdo que lo hace por apariencias.
El rostro de Fryer se serenó y asintió.
—Ya veo, debió dejármela a mí. —baja el volumen de su voz, aun así, lo puedo escuchar claramente a pesar del constante picoteo del metal contra la piedra—me hubiese divertido tanto. Y ya le hubiera dado a Malfoy lo que quiere.
—¿Y qué te falta? —pregunta John apresurado.
—Muy poco, amigo, muy poco. Y me urge que lo tenga, que haga su maldito juguete y que se largue de una vez por todas.
—¿Y tu sigues creyendo que se va a ir? ¿No crees que... a lo mejor quiere conservar lo que tiene?
—No, no —dijo Fryer. Poniéndose muy irritado de repente —que ni se le ocurra pedir nada de mis tierras.
Recuerdo que a mi padre no le agradaba Fryer. Él decía que es un hombre codicioso. No lo dudo ni un poco.
—Pues, solo pasábamos para mostrarle a _______ un poco el lugar.
Fryer asintió y me miró, dándome una sonrisa chimuela muy fea.
—ah, sí. Si gustas, aquí podemos hacerte un espacio, bonita. —cuando él dio un paso, yo retrocedí otro —cualquier hijo de Benjamín es bien recibido. Te daré una zona exclusiva para que piques...
John se metió en el medio.
—Eso no va a ser necesario. A ella le gusta más la alquimia.
—¿Eso es cierto, mujer? ¿Prefieres escribir y hacer garabatos de plantas? —yo no dije nada. Era parte del acto —creo que servirías mejor en la cocina.
—Creo que es mejor que nos vayamos. Tenemos muchas cosas que hacer ______ y yo.
—Me lo imagino—masculló el gigante.
Nos apartamos sin decir adiós y volvimos a tomar el elevador de madera.
Cuando salimos de la tierra, dimos un gras respiro.
—Para ser honesta, no me hubiese molestado no ir. ¿Qué ganamos?
—Bueno, ahora sabemos que Malfoy ya tiene casi todo para crear lo que quiere. Podría estar haciéndolo en este momento.

ESTÁS LEYENDO
PACTOS INESCRITOS {H.P, D.M. Y TU}
FanfictionTERCERA PARTE DE "ESCRITO CON MAGIA" "AQUÍ TODO CAMBIA"