PACTOS INESCRITOS {H.P, D.M. Y TU}

ESCONDITE.

*ALERTA DE CONTENIDO*

EL SIGUIENTE CAPITULO CONTIENE AGRECIÓN FISICA Y SEXUAL QUE PUEDE AFECTAR LA SENSIBILIDAD DE ALGUNOS LECTORES.  

BLAISE.

Semanas atrás.

¡Esta estúpida no puede ser mas lenta! No voy a quedarme a esperarla para siempre. Si no llega en diez minutos, yo me largo. No puedo quedarme más tiempo. Ni siquiera debería estar en Inglaterra ahora. Pero ella no me puede dejar con las manos vacías.

Ya no le puedo sacar nada. No ha sido más que un estorbo en mi camino.

—¿Blaise? —escucho.

¡Le dije que no me llamara por mi nombre! Cuando está lo suficientemente cerca, la tomo del brazo y la traigo conmigo al túnel.

—¡¿Qué te dije sobre la discreción?!

Presioné su brazo, desquitándome de todo lo que ha provocado por su estupidez.

—¡Lo siento! ¡auh!

Intentó zafarse, pero no la dejé.

—¡ven aquí!

Nos metimos a un callejón. No estoy seguro de si nos encontraran aquí en Manchester, pero es mejor no arriesgarse. Ella acaba de llegar. Si no me han ubicado, es porque no soy muy conocido. Pero ella si lo es. Y eso me pone en peligro.

Cuando encontramos un hueco, dentro de un almacén abandonado, pudimos hablar.

—¿Qué me has traído?

Se desprendió una de las bolsas que traía cargando en la espalda.

—Mira, es un poco de ropa y comida —no había mucho que ver. Debió a de haber tomado esos asquerosos trapos del ropero de sus hermanos —y bueno, fui a Gringotts ayer, pude sacar esto.

Me dio apenas unos mil galeones. Muy poco para el tiempo que voy a estar fuera.

—Pues, espero que me alcance.

Ella como es obvio, le pareció entenderlo mal.

—¿Cómo que para que te alcance? ¿no me vas a llevar contigo?

Como era de costumbre, comenzó a gimotear. No puedo creer que me haya liado con alguien tan patética como ella. Así que ni siquiera pregunté por la segunda bolsa, de seguro está lleno de cosas para ella.

—No puedes ir conmigo. No lo resistirías. Además, tienes lo de tu juicio con... Potter. Tienes que ver la forma de sacarle lo que más puedas.

—¡No! Harry no me cree. No me va a dar nada. ¡ya no le importo!

Su histeria me está poniendo de malas y se está dejando escuchar.

—Pero aún no sabes a quien le darán el fallo, y puede ser a tu favor. ¡Anda! ¡quítale todo lo que te pertenece!

Ella se perdía en su mente.

—¡Yo no puedo hacerle esto a Harry!

No puedo perder más tiempo con esta idiota. Me tengo que ir ya.

—¡¿y que crees que van a hacerte cuando sepan lo que hiciste?! Cuando se enteren de que fuiste tu quien incendió la casa de esa mujer. —El miedo siempre ha funcionado en ella. Es la mejor manera de controlarla. —Nadie sabe eso ¿verdad? Solo yo... te harán lo mismo que a mí por querer asesinarla. Si nos quedamos, hasta compartiríamos celda en Azkaban.

—¡Yo no hice tal cosa!

—¡CLARO QUE LO HICISTE! Y si me delatas o si soy descubierto, yo me encargaré de que tu pagues también. Así que cuidado. Y más te vale no abrir la boca, con nadie. En especial con tu querido esposo, Potter.