XIV

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— ¿Tardaras mucho allá a fuera? — preguntó con timidez apesar de que su vínculo era un poco más cercano que anteriormente, un poco mas intimo pero se sentía tímido al preguntarle directamente a Yoongi el tiempo que tardaría en llegar. 

— Espero que no, no me gusta dejarte mucho tiempo solo sabiendo que existe peligro en las afueras.— su Omega movió la cola lentamente ante la confesión de Yoongi pero solo logro asentir con un movimiento de cabeza dejando que el silencio fuera el que llenara el alrededor.

Yoongi no le dijo nada más y simplemente salió de la casona, las tormentas de nieve habían parado días atrás provocando que algunos árboles y cabañas disminuyera sus capas de nieve, algo gratificante dado que ahora podían salir con mayor facilidad y no solo estar encerrados en las casonas, lo que también significaba peligro para la manada, Yoongi le había comentado que los avistamientos en los alrededores se incrementarían y que existía la posibilidad de que antes de que la nieve desapareciera tendrían a la manada enemiga tratando de robar sus provisiones, las ultimas que tenían de la temporada.

Por ello los alfas y betas se turnaban con mayor frecuencia para vigilar y cuidar las casonas y evitar que fueran tomados por sorpresa. 

Odiaba quedarse solo porque no tenía con quién hablar y se sentía más solo y abandono que nada, sumándole el frio que se colaba dentro de las maderas de la casona.

Con pasos lentos regreso a dónde el pequeño Yeontan seguía durmiendo, el cachorro parecía un oso dado que con el frío y la nieve no despertaba, dormía demasiado, y no lo culpaba porque ciertamente él también quería permanecer dentro de las pieles pero con Yoongi a su lado.

Miro las pieles en el suelo muy cerca de las llamas  del fuego por lo que prefirió volver a acostarse, probablemente Yoongi tardaría en regresar por lo que tenía el tiempo necesario para descansar un poco antes de levantarse y preparar algo de comida.
Con los días y no tener nada que hacer había aprendido y mejorado sus habilidades en la cocina, al igual que en la costura y el tejido. Yoongi le había estado ensayando a como mejorar esas habilidades y también a aprender algunas otras, como a manejar la espada, preparar remedios medicinales, saber de plantas venenosas y aquellas que no lo eran.

Había sido demasiado bueno el tener ese tiempo para conocer cosas nuevas y mejorar las que ya sabia.

Pero algo de lo que no podía presumir era el hecho de que seguía siendo puro y casto, su celo había coincidido con la nevada pero ni eso le había otorgado ese placer, su Omega quería estar con su alfa de manera más íntima pero pareciera que Yoongi no tenía planes para ello. No sabía cómo se daría eso pero había leído algunos pergaminos de la biblioteca Real sobre lo que hacían las parejas después del matrimonio, especialmente después de la ceremonia de unión. 

Se sentía avergonzado por los pensamientos  atrevidos que inundaban su mente al recordar tan vívidamente esos escenarios que los eruditos del reino plasmaron en aquellos rollos de piel de cordero, sentía que era algo que debía hacer, quería hacerlo. Con Yoongi especialmente, quería que Yoongi fuera la primera y la única persona que lo tocara de esa manera, como lo había hecho durante su celo, que estuviera a su lado y ciertamente a su Omega le agradaba la idea. Yoongi era alguien con el que podía hacer su vida, hacer una vida juntos lejos de todas las personas que los conocían en el palacio y de aquellos que quisieran hacerles daño.

Quería tener hijos, muchos ciertamente, esperaba que Yoongi le permitiera ese placer bondadoso del que añoraba desde niño,  su deseo más esperado por años. 

Un deseo que nadie más que el sabia y que se le había negado después de ascender al trono, en ese tiempo parcia que los dioses se habían olvidado de su presencia, algo que ahora agradecía dado que si aquel hombre lo hubiese tocado ahora estaría siendo prisionero en su propio hogar o ya habría dejado el mundo terrenal.

Cerro los ojos al mismo tiempo que subía completamente la piel de oso a su rostro, el aroma a Yoongi seguía impregnado en el, suavemente pero estaba ahí, respiro profundo llevando las palmas de sus manos a su plano estómago con curiosidad.

¿Cómo se sentiría tener un bebe dentro de él?

Dejo suaves caricias ahí, inconscientemente, sin saber porque lo hacía pero tratando de buscar la sensación que su omega anhelaba, su pequeño lobo quería ya no estar solo, ser protegido y mimano  por su alfa, por Yoongi. Ser querido no como hijo, rey o amigo, de una manera distinta. 

De manera en la que su omega se sintiera querido y amando. 

Bostezo con cansancio esperando que el sueño se apoderara de el rapidamente, pero su deseo fue interrumpido cuando escucho la puerta de su casona ser abierta de manera violenta, alertándolo, Yoongi jamás azotaba las cosas al entrar ni los demás objetos por mas que estuviera enojado.  

Busco rápidamente con la mirada la entrada de sus aposentes no encontrando nada extraño, se levanto con rapidez de su lugar pensando en su debía hablar o permanecer en silencio, tomo las flechas y el arco que estaban siempre cerca de donde dormía por cualquier cosa y porque Yoongi le había obligado a manutenerlos junto a el sin pretexto alguno.

Miro a Yeontan buscando ayuda pero el pequeño cachorro lo miro con curiosidad, el ruido había provocado que el cachorro se despertara. Con pasos agiles y rápidos se escondió detrás del pequeño montículo de troncos que aun se conservaba lo suficientemente alto como para cubrirlo por cumplirlo. Espero ansioso a aquello que estaba del otro lado. 

Su corazón latió contra su pecho de manera rápida y ansiosa, Yoongi no era el que había entrado, alguien extraño se había atrevido a entrar cuando estaba solo. Yoongi no estaba y probablemente estaba demasiado lejos de la casona.

El aroma a margo calo en sus sentidos olfativos alertándolo aun mas, demasiado espeso que era imposible no darse cuenta de el. Yeontan gruño al escuchar los pasos pesados acercarse a ellos, rápidos y pesados contra la madera del suelo. Acomodo una flecha en el arco con miedo temiendo por lo que le pudiera pasar.

Los pasos siguieron mas cerca, en su direccion, con mayor rapidez que sus sentidos estaban mas alertas de lo normal. Apenas logró apuntar en dirección contraria cuando la figura corpulenta vestido de negro entro en su campo de visión.

El Alfa que entro busco con la mirada a todos lados de sus aposentos buscando en el alrededor, trato con todas sus fuerzas de no hacer ruido y que aquella persona no lograra darse cuenta de su presencia, pero le fue imposible ocultar ese hecho dado que Yeontan comenzó a aladrar alertando al intruso que inmediatamente se puso alerta.

Sin poder evitarlo y con los nervios a flor de piel lanzo la flecha, la cual quedo insertada en el hombro del alfa quien gruño de rabia y asombro. Su omega encogió las orejas de miedo al escuchar las maldiciones que el alfa encabritado gruñía contra el, sus manos temblaron de miedo y pánico al no saber que hacer ante eso y lo indefenso y vulnerable que se encontraba.

Sus manos parecían haber perdido la estabilidad porque no podía sostener con firmeza la flecha ni el arco, mucho menos cuando miro de reojo al alfa acercarse a pasos rápidos. 

— ¡Se han dado cuenta!—  escucho a alguien gritar desde afuera lo que detuvo al alfa de acercarse a el. 

— La próxima vez no te me escapas mugroso omega— amenazo el alfa antes de salir rápidamente de la casona dejándolo asustado y lleno de miedo.

Inconscientemente sus lagrimas bajaron de sus ojos sin poder evitarlas, tomo a Yeontan entre sus manos buscando refugio y protección en la ausencia de Yoongi. 



LUZ DE LUNA.   -YOONTAE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora