VIII

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El sol se colaba entre las ramas de los árboles y el viento que azotaba con fiereza le acompañaba con grandeza.

El agua del río cantaba a cada paso dado entre las piedras mientras los animalitos del bosque bebían en la orilla refrescándose y saciando su sed.

Las aves revoloteaban con sincronía en el cielo, brindando un espectáculo alucinante.

Las y los omegas de la manada poco a poco iban abandonando el río con sus túnicas o mantas que ya estaban limpias, dejando solitario el claro de agua dulce.

Yoongi decidió esa mañana, acarrear agua del río para lavar sus propias ropas, y que Taehyung no tuviera que salir y andar solo en un lugar que poco conocía.

Y porque Taehyung no lavaría sus ropas, él se encargaría de ello por eso no quería que los demás miembros de la manada supieran que tipo de alfa era y que clase de omega tenía como pareja. No es que le importaran las chismes pero tenían que mantener un perfil igualitario al de los demás miembros.

Era sólo por precaución.

Por lo que ahora, un poco cansado llego por cuarta vez al río donde lleno sus dos recipientes de agua.

El silencio era reconfortante mientras el aire golpeaba su rostro con elegancia.

No comprendía el clima; había días en los que el frío reinaba calando sus huesos y  otros en el que el calor y el viento peleaban por ganar y permanecer más potentes que el contrario.

La tarde de ayer el frío congelaba sus huesos y hoy era todo lo contrario, el calor era soportable mientras que el viento refrescaba sus cuerpos.

Realmente el clima era difícil de entender.

A lo lejos el canto alegre y suave de una voz lleno sus oídos, intrigado por saber quien era el dueño de aquella voz dejo los recipientes en la orilla y un poco curioso se acerco a donde aquella voz angelical recitaba tal sinfonía.

Subió por arriba de dos – no tan grandes– rocas que impedían sus pasos, el sol golpeo rostro dándole la bienvenida cuando las ramas y copas de árboles ya no lo protegieron con su sombra.

El canto lo escuchó un poco más cerca, por lo que supuso que el dueño de aquella voz no estaba lejos.

El olor a omega inundó sus fosas nasales cuando rodeo un muro de tierra donde una diversidad de hierbas y flores crecían.

Supuso que era un omega de la manada por que eran los únicos que podían estar en esas tierras, con un pasos más se dio cuando del aroma de un alfa que no reconoció con el que se lleno el lugar.

No era uno, sino tres los alfas que logro divisar a unos metros lejos de donde el omega que reconoció como Jimin se encontraba.

Dos de ellos iban detrás de el que supuso era su líder; un hombre alto y fornido, tez morena y cabello largo trenzado a su espalda, observaba a Jimin desde la distancia mientras el omega seguía cantando y lavando sin darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor.

Buscó alrededor tratando de divisar algún miembro de su manada pero no encontrando ninguno.

Saco su daga por precaución, dispuesto a utilizarla si es que era necesario.

Sin perder de vista a los tres alfas se acerco un poco, unos cuantos pasos.

El canto de Jimin término y el silencio reino, las avecillas que cantaban en su compañía también cesaron.

Sólo el sonido del agua lleno el rededor.

Tratando de ocultar su propio aroma, avanzo un poco más.

La espalda de Jimin fue lo primero que le dio la bienvenida.

Su dueño permanecía de espaldas a él mirando fijamente a los tres alfas que pertenecían de frente al omega.

— Jiminnie...jiminnie..Es un gusto volver a verte después de tanto tiempo. — el hombre de cabello trenzado hablo.

— ¿Qué haces aquí Ji-Ho? ¡Estas no son tus tierras!— la voz de Jimin cambio. Ya no era la voz dulce o tranquila como la que uso al cantar. —¡Vete! ¡Largo! — volvió a gritar el omega poniéndose de pie.

Yoongi observo atentamente buscando el momento correcto para interferir, no quería apresurar las cosas.

— Tranquilo, cariño... ¿Ya no hay respeto para tú alfa?

¿Alfa, no era Namjoon? Pensó.

— ¡Tú no eres mi alfa!

— Por tu no quisiste omega, aún tengo tu lugar reservado.

— ¡Jamas en mi vida podrás tenerme! Primero muerto. — gruño Jimin dejando en claro el odio que sentía por ese alfa de nombre Ji-ho.

Yoongi miró como el alfa se acercaba al omega rápidamente, mientras este retrocedía torpemente.

Sin dudarlo salio de entre la hiedra.

— ¿Ocurre algo, Jimin? — intervino antes de que ocurriera una desgracia.

—,¡Yoongi! —lo oyó exclamar su nombre con alivió. — Esos hombres ya se iban. — se apresuró Jimin a hablar, acercándose a él rápidamente.

— Tan rápido cambias de alfa, omega fácil. —graznó Ji-ho con rencor.

— ¡Mas respeto! — se coloco delante de Jimin protegiendo de la figura robusta de aquel alfa que claramente estaba molesto.

— Vamonos de aquí. —intervino otro de los alfas; un de cabellos castaño que caía suelto sobre sus hombros.

— Nos vemos después, Jiminnie...— informo el alfa antes de darse la vuelta y desaparecer entre las rocas y la maleza.

— ¿Estas bien? — un poco preocupado preguntó, observó una última vez a donde los alfas se habían ido asegurándose de que no existía más peligro.

— S–si, muchas gracias Yoongi.

— ¿Qué fue eso?¿quiénes son? — no pudo evitar preguntar.

— Él es Ji-Ho, líder del clan enemigo. Fue mi alfa, el de Namjoon también, antes de pertenecer a la manada de Jin–yung. Escapamos hace un par de años atrás pero cuando supo de nuestro paradero en el clan enemigo empezó atacar y a perseguirnos. Nuestro alfa Jin nos dio su protección y un lugar estable en el que pudimos a sentarnos. Ahora Ji-ho, ataca nuestra manada cuando la suya no tiene provisiones en el invierno.

LUZ DE LUNA.   -YOONTAE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora