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Tengo que admitir que esta es la mejor cama del mundo, me siento como las personas de los comerciales de camas, siempre están súper felices y relajados, como si estuvieran durmiendo sobre nubes

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Tengo que admitir que esta es la mejor cama del mundo, me siento como las personas de los comerciales de camas, siempre están súper felices y relajados, como si estuvieran durmiendo sobre nubes. Dormiría todo el día si no fuera porque mi linda madre me despertó para ir a visitar a su mejor amiga de la vida, estaba tan emocionada que no pude negarme a acompañarla.

Con pereza me dirijo al baño y luego de ducharme, secar mi cabello maquillarme un poco, salgo en busca de mi ropa.

Mis cosas aún están en la maleta lo cual hace más tediosa la búsqueda sin embargo encuentro un vestido azul marino el cual decido ponerme, es casual y tiene un escote trenzado el cual me gusta mucho, además es bastante práctico, ya que tiene bolsillos. Me pongo unos Converse blancos y recojo mi cabello rubio en una cola alta medio desordenada, salgo de mi cuarto y abajo me encuentro con mi mamá en la cocina hablando con Alexia, ambas ríen mientras toman café.

—Sandra, tu hija es tu reflejo —comenta Alexia al verme entrar y mi madre se voltea a verme orgullosa por el comentario, y es que es cierto, somos bastante parecidas, ambas compartimos rasgos básicos como el cabello rubio, la tez clara y los ojos azules, aunque ella es más elegante y linda.

—Lo sé, es como una versión mejorada de mí —ambas sueltan una risa, al parecer se han hecho muy buenas amigas—. Buenos días ¿cómo dormiste? —pregunta cuando las risas cesan.

—Bastante bien, estaba muy cansada —contesto y me siento junto a mamá.

—¿Quieres un café o algo para desayunar? —pregunta Alexia parándose para hacerme algo.

—No gracias —contesto con una mueca.

—¿No te gusta el café? —exclama sorprendida Alexia—. Bueno si quieres te puedo hacer un sándwich —Eso suena muy bien, mi estómago hambriento lo aprueba por lo cual asiento feliz y ella sonríe.

Desayuno mientras platico con Alexia y con mamá, al parecer papá se fue temprano al trabajo, llevo a Tati a la escuela y llegara hasta en la tarde.

Luego mi madre y yo nos vamos a la casa de Camille, la mejor amiga de mamá. No está tan lejos, pero de igual forma tomamos un taxi.

—Así que eres muy amiga de Alexia —suelto con una risa a lo cual ella rueda los ojos.

Papá y mamá después de años lograron llevarse bien, ambos habían madurado lo suficiente para dejar el pasado y todo lo malo atrás. Sin embargo, nunca creí ver a mamá y a la esposa de mi padre hablando de forma tan amistosa.

—No somos amigas, pero nos llevamos bien —me aclara—. Es bastante agradable, ni siquiera sé cómo alguien así puede estar con tu papá, debe ser porque es la única persona que lo soporta —me rio y luego de esa corta conversación llegamos a nuestro destino.

La pieza perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora