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Narra Dereck

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Narra Dereck

Salgo del examen bastante confiado. Puede que casi no haya dormido, pero siento que me fue bastante bien. Paso por un café a la cafetería de la universidad y me dirijo a mi auto para irme al trabajo. Reviso mi celular y no, ningún mensaje de Odette.

—Dereck —escucho que me llaman por lo que me volteo.

—Liz —suelto sorprendido al verla. Hace mucho que no la veo, aunque supongo que ya era el momento de encontrarnos, solemos movernos en los mismos círculos.

—Hola —saluda jugando con su bolso, se nota nerviosa.

—Hey ¿Cómo te ha ido? —preguntó intentando que la conversación fluya lo más natural posible.

—Bien —contesta balanceándose—. Bueno, bastante bien —dice asintiendo.

—Me alegra.

Y lo digo enserio, hasta yo mismo me sorprendo lo tranquilo que estoy. No sé como pero ya no siento el dolor que sentía al recordar a Liz, al principio fue difícil claro, pero ahora ya es como un simple recuerdo, algo del pasado, completamente superado.

—Feliz cumpleaños —dice con una sonrisa. Al menos alguien además de mis padres se recuerda.

—Gracias —digo con sinceridad.

—Desde hace días quería hablar contigo —comenta a lo cual frunzo el ceño.

—¿Conmigo? ¿Sobre qué? —pregunto.

—Siento que las cosas entre nosotros no terminaron de la mejor forma.

Definitivamente no fue la mejor, al principio solo "nos tomábamos un tiempo" y luego no respondía mis llamadas, no quería hablar conmigo hasta que me di cuenta que estaba saliendo con otra persona. Supongo que lo hubiéramos podido terminar de otra forma, pero ya paso.

—Pues la verdad ambos fuimos bastante maduros —digo encogiéndome de hombros.

—Tú fuiste maduro, yo fui la peor persona del mundo.

—Tranquila todo está superado —Y lo digo enserio.

—Créeme que estoy muy agradecida por eso, siempre fuiste demasiado bueno para esta vida. Por eso quería hablar contigo, salir algún lado para comer, eras mi mejor amigo y creo que las cosas no debieron terminar de así

Liz tiene razón, la conozco desde hace bastante y hemos pasado por muchas cosas, le tengo mucho cariño y a pesar de todo lo que ocurrió no puedo guardarle rencor.

—Claro ¿te parece ahora en almuerzo? —pregunto.

—Bien, yo invito—dice y me indica el restaurante y la hora para vernos.

Luego de eso nos despedimos y entro a mi auto.

Al llegar al trabajo me dirijo al área donde está Oliver, como era de esperar, en vez de estar trabajando, está platicando con una chica que es nueva. ¿Quién sino Oliver tenía que darle la bienvenida? Oliver era ese compañero que sea donde sea que la maestra lo pusiera iba a encontrar con quien hablar, ese chico en el salón que todos aman y que cuando tienes un trabajo en grupo pasas más tiempo platicando qué haciendo la tarea. A pesar de que él siempre era el que se distraía y yo el que hacía todo, es un gran amigo y le tengo mucho afecto.

La pieza perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora