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—No —suelta Dereck confundiéndome

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—No —suelta Dereck confundiéndome. ¿Cómo qué no? —. Ya me cansé de tus juegos —lo miro con el ceño fruncido y el me mira serio.

—¿Mis juegos? —cuestiono confundida y él suelta un suspiro exasperado. La fila de autos por fin empieza a avanzar entonces Dereck desvía su vista al frente.

—Sí, tus juegos. Un día me odias, luego ya no tanto, me dices que te deje de molestar, pero me llamas, y lo peor es que después me ignoras durante días. Me dejas en claro que no quieres nada conmigo que te deje en paz ¿pero después me dices que vayamos a mi apartamento? Por favor Odette, decídete, no estoy para soportar tus niñerías —me siento apenada por lo primero, pero al escuchar lo último automáticamente me trueno los dedos un tanto furiosa.

—Yo no estoy jugando a nada. Pero si es así déjame aquí, yo me voy sola. Tú eres el que siempre tiene que estar en todos lados insistiendo, si estás cansado de mí pues déjame en paz. Además, dije lo del apartamento para conversar ¿no eras tú el que decía que teníamos que platicar las cosas? —intento controlar mis emociones y no quedar como tonta. Finalmente salimos del estacionamiento y todo el desastre que había adentro, minutos antes hubiera dicho que la tensión en el ambiente se debía por el congestionamiento vehicular, pero ahora ya no creo que sea por eso.

—Ya ¿Y según tu íbamos a platicar? —lo que dice hace que desvíe mi mirada. ¡Claro que íbamos a platicar! No puedo volver a dejarme llevar por Dereck, el plan era fácil; dejarle en claro que ya no podía haber nada más entre nosotros y que dejara de escribirme, y listo irme a mi casa.

Ese es el plan siempre... Yo le doy el punto a Dereck.

¡Conciencia!

—¿Me llevas a mi casa no? —pregunto al ver la dirección que llevamos.

—¿No dijiste que fuéramos a mi apartamento?

—¿No dijiste que no me llevarías? —contraataco con brazos cruzados.

—Pues ya estamos aquí —señala apuntando con su cabeza al edificio enfrente. Luego de estacionar el auto, saca la bolsa con lo que compro y sale de este. Me quedo unos segundos intentando ordenar mis ideas, Dereck al ver que no me bajo mira a mi dirección confuso, por lo cual decido salir de una vez por todas.

El camino del estacionamiento a su apartamento, por alguna razón, se me hace más largo de lo normal. En el elevador, como es de costumbre, miro mi reflejo. Junto a Dereck me veo más pequeña de lo usual, mi cabello está más despeinado de lo normal debido a las ondas que se formaron al quitarme una trenza que Zoey me había hecho. La vestimenta de Evans por el contrario es mucho más prolija, su pantalón y zapatos negros combinan a la perfección con su camisa blanca la cual no tiene ni una mancha, yo seguramente ya me hubiera ensuciado toda, lo único que contrasta un poco con toda esa perfección es un rebelde mechón de su cabello el cual cae sobre su frente.

—Pasa —me dice abriendo la puerta de su apartamento. Todo parece estar igual que la última vez, bueno que la penúltima, la vez pasada no me fije mucho en los detalles del lugar ni nada por el estilo. Deja la bolsa de lo que compro en el sofá y yo juego con la bolsa donde tengo la cámara esperando a que diga algo.

La pieza perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora