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Espero en el pasillo a que el castaño se cruce

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Espero en el pasillo a que el castaño se cruce. Al verlo desde lejos no puedo evitar soltar una sonrisa. Mira de un lado a otro confundido y cuando su vista se encuentra con la mía empieza a acelerar su paso.

—Ven —tomo su mano y lo dirijo a un lado más solitario—. Bien ¿mi regalo? —pregunto curiosa.

—¿Eso es lo único que te interesa? —pregunta levantando sus cejas.

—Eso es lo que me prometiste —contraataco levantando una ceja y cruzándome de brazos. 

—Bien, pero antes de darte tu regalo creo que lo justo sería recibir una recompensa ¿no?

—Un regaló no se paga Evans —le digo negando de forma divertida.

—Bueno es que no pido mucho —se encoge de hombros y muerde su labio inferior. Te conozco Dereck, se ha dónde quieres llegar, pero me temo que hoy no será el día.

—Sigo firme en mi posición de que si es un regalo no tengo que dar nada a cambio —respondo encogiéndome de hombros. Él se acerca negando con la cabeza, divertido. Pasa su mano por mi cintura y sus manos empiezan a jugar con la pedrería que decora mi vestido.

—Solo será un beso Edevane —sonrío lo cual le da el impulso de acercarse más listo para unir sus labios a los míos, sin embargo, al darme cuenta de sus intenciones, giro mi rostro recibiendo el beso en mi mejilla.

—Maquillaje —explico señalando mis labios. Dereck pone sus ojos en blanco lo cual hace que suelte una risa.

—Bien, tú ganas —responde y empieza a buscar algo en los bolsillos interiores de su saco. Observo con curiosidad y frunzo el ceño cuando veo que saca una cajita.

—¿Qué es? —pregunto cuando me la entrega.

—Ábrela —dice en un tono obvio. Le hago caso y al ver lo que hay dentro no puedo evitar sonreír.

—Es muy linda —exclamo sacando la cadena dorada de donde estaba. No puedo quitar mi vista de la pequeña pieza de rompecabezas que cuelga de esta.

—Cuando vi el dije no puede evitar pensar en ti —comenta haciendo que fije mi vista en él.

No lo voy a negar, ese gesto me descoloca por completo, más por el hecho que mi corazón no deja de latir de forma descontrolada. No es la primera vez que Dereck tiene un gesto como este, en la casa del árbol también llevo unos rompecabezas por mí y para mi cumpleaños me regalo un diario igual al que de niños me había arruinado.

—Gracias, en serio —digo segundos después cuando me percato que no le había agradecido.

—De nada, me alegra que te haya gustado —contesta sonriente. Parece haber arreglado su cabello sin embargo un mechón rebelde cae por su frente. Siento el impulso de poner ese mechón en su lugar, pero me contengo.

La pieza perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora