Capítulo 1

2.7K 111 16
                                    

Entonces había sido reemplazada por alguien que ni siquiera conocía, sabía que sus días como espía estaban contados, pero sinceramente no contaba con que ese día fuera hoy.

— Ten —le extendió un volante sobre su escritorio su jefe, bueno, ahora ex-jefe—estas son las agencias que podrían interesarte.

Aturdida le miró.

— ¿Y esto a mí para que me sirve? —cuestionó ella, mirando con detenimiento el papel.

— Laborarás cómo una heroína, ¿no te emociona? —le pregunta de vuelta el muy cínico, provocando que el labio inferior de la pelimenta titubeara.

— Yo no quiero ser una heroína —aclaró, arrastrando ligeramente sus palabras.

— Kanzaki-san...

— Está bien, no se preocupe, ingresaré mis documentos directamente con la comisión —comentó la de ojos aceitunados intentando de mantener su postura.

— Sabes que no te admitirán, te considerarán peligrosa—objetó el canoso.

La joven se encogió de hombros.

— Ya me preocuparé yo de eso... Tengo mis secretos —sonrió retorcidamente, causando que el sujeto le viera con desconfianza y algo de temor.

— Como sea, largo de aquí. No deseo continuar en estos disparates y juegos mentales tuyos —le comandó su ex jefe, cansado.

— Bienvenido a su vida común y corriente, viejo. Adiós —tomó en un puño aquel papel que contenía información sobre las agencias de héroes para después levantarse enérgicamente de la silla en la que se encontraba sentada. Le dio la espalda al viejo para después abandonar su despacho y encontrarse a su guardaespaldas, Nagachika Seidō.

— He mandado sus documentos a la oficina de la comisión gubernamental tal como me lo ha indicado, Kanzaki-san. También tiene varias invitaciones para ser admitida a unas agencias de algún héroe profesional, por si le interesa —le informo el azabache en un tono discreto, caminando a un lado suyo, asegurándose de que nadie se le acercara.

La pelimenta se giró a verle con una sonrisita.

— Ah, entonces ya no necesitaré esto —hizo bola aquel papel y después lo arrojó por los aires, sin preocuparse si golpeaba a alguien. Después el hombre que la acompañaba le tendió su mano, protegida por un guante de cuero negro.

— Le recuerdo que tiene una junta pendiente con Dabi-san —las decoloradas cejas de la muchacha se alzan.

— Oh, ¡es cierto! —sujetó su mano, para poco después, de un momento a otro su panorama cambiara, pasando ser un lugar algo ruidoso y en movimiento por la gente que se desplazaba de oficina a oficina, recibiendo llamadas a un espacio completamente silencioso, frío y turbio. La chica soltó la mano de su fiel acompañante, mientras sus orbes jades buscaban con su mirada al ojiazul.

— Déjanos a solas, Nagachika —la voz del villano hizo que ambos sujetos dieran media vuelta y encararan a Dabi, quien se encontraba reposando serenamente sobre un sofá individual.

El mencionado miró por última vez de reojo a su protegida para después desaparecer en un pestañear de ojos, dejando a aquellos dos como lo indicado.

— ¿Por qué esa cara larga? —cuestionó la pelimenta en un tono inocente.

— Ichigo —pronunció su nombre roncamente, claramente ignorando la pregunta que le había realizado.

La joven le miró expectante.

— Toma asiento —le ordenó el mayor, señalandole un sofá similar en el que él estaba sentado.

control; Hawks/DabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora