Capítulo 4

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Por fin las puertas de la oficina se abrieron a la par, dejando ver a Hawks con una radiante sonrisa en su rostro, este se encontró con la pelimenta jugando un juego de manos con su asistente, ambos se quedaron estáticos, chocando sus palmas y lentamente llevaron su vista hacia el rubio quien se encontraba con el entrecejo fruncido.

¿Qué no eran lo bastante adultos para estar jugando cosas de infantes?

Antes de que los dos individuos dijeran algo, el halcón se adelantó a hablar.

— Disculpen la demora, por favor pasen —les pidió el héroe, mirando con detenimiento como se soltaban y se levantaban de su lugar.

— Permitame presentarme —se adelantó hablar el azabache, cuando llegó al cenizo— Hawks-san, yo soy Nagachika Seidō, asistente personal de Kanzaki Ichigo. Es un gusto —le extendió su mano el mayor al número dos.

— ¡El gusto es mío!

— ¿Verdad que sus alas son hermosas, Seidō-kun? —intervino la voz de Ichigo con una dulce expresión en su rostro.

Los dos hombres se volcaron a verla.

— De hecho, justo iba a decir que el color de sus grandiosas e imponente cúmulos de plumas son favorables para cualquier ocasión; increíblemente elegantes, ¿podría tocarlas si no es molestia? —preguntó el azabache gentilmente, robándole una sonrisa al héroe.

— Pero por supuesto —accedió Hawks.

Nagachika retiró cuidadosamente uno de los guantes que protegía su mano para después extender su brazo hacia las alas del chico, causando que una sonrisa algo retorcida se formara en el rostro de Kanzaki.

Pronto sabrían la identidad de este muchacho y el porqué escondía su verdadero nombre ante la sociedad.

— ¡Agh!—gimoteó el guardaespaldas al haber hecho contacto con la suavidad de las plumas — aterciopelada, con ese toque sedoso... Tal como lo imaginé.

La sonrisa de Hawks se vuelve algo incomoda, ¿este hombre acaso se había excitado por haber tocado sus plumas?

— Si gustas puedo obsequiarte una... —ofreció el héroe mirando de reojo a la pelimenta, quien de alguna extraña manera se veía igual que su trabajador.

—... ¿De verdad? —los anteojos oscuros del guardaespaldas brillaron contra el reflejo de la luz cuando este los ajustó sobre el puente de su nariz— la conservaría como una reliquia, Hawks-san.

Bien, el rubio no podía omitir lo rara que era la actitud de esos dos, pero no sabía a ciencia cierta si aquel comportamiento era natural. Es decir, Kanzaki no aparentaba ser una chica algo infantil y con el humor algo roto, no sabía porqué, pero sentía que todo era actuado, su sexto sentido se lo decía a gritos y desde luego se encargaría de averiguarlo. No era normal que su rostro se transformara a uno inofenso, dulce y tierno a otro que mostrara completamente lo contrario, al menos que contara con algún trastorno psicológico y eso lo había notado desde su vista periférica mientras conversaba con Seidō.

El halcón después de otorgarle una pluma al azabache, los obligó a literalmente pasar a su oficina debido a que la conversación en el umbral de su espacio se estaba extendiendo de más. Se dedicó a explicarle resumidamente los casos que estaba investigando por el momento y claramente cuales le gustaría trabajar con ella. También le hizo saber que necesitaba entrenamiento, como cualquier otro héroe y que no trabajaría sola, puesto que todo se basaba en un trabajo en equipo.

— ¿Qué me dices de los villanos, Hawks? ¿Patearemos sus traseros? —cuestionó ella con emoción, mirando impaciente al de orbes doradas.

— Justamente quería tocar ese tema, Kanzaki-chan — ¿has investigado a algún villano antes?

control; Hawks/DabiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora