Esa misma noche fue la primera vez que se dirigió sola hacia su apartamento, pues Seidō le había mencionado con anterioridad que se encontraría ocupado, perfeccionando los últimos detalles de la estrategia para llevar a cabo la operación de Re-Destro.
Que aburrido era viajar solo. A estas alturas llegó a pensar que hablar sola sería más divertido.
Se detuvo en un puente poco alto, debajo de ella se encontraba un río artificial, al menos si aparentaba ser uno creado por la naturaleza. Se recargó en el barandal de este y miró con detenimiento el cielo estrellado. Kanzaki dejó ir una bocanada de aire.
«Qué tranquilidad»
No había ningún ruido, ni siquiera el de los automóviles y la noche apenas comenzaba. Quizás se debía a que su barrio era de los menos trancitados, sin estar alejada de las zonas céntricas de la ciudad.
Continuó mirando su entorno hasta que decidió llevar su visión a un costado suyo. Su mirada era tranquila, pero esta tuvo evolución a una extrañada y confundida cuando miró a lo lejos a alguien copiando su acción, ese alguien era familiar.
— ¿Da... Bi? —murmuró con el entrecejo fruncido. ¿Qué hacía él ahí? ¿Y por qué aparentaba tener la mirada algo nublada?
Sigilosamente tomó cercanía a él, llegándole por la espalda, pero sin que la notará. Con una malévola sonrisa se aproximó lentamente hasta su cuello y soplarle en la piel expuesta.
— ¡Boo! ~ —expresó ella con aires divertidos, mirando como el azabache apenas reaccionaba, la verdad no había conseguido asustarlo. Al contrario, solamente lo hizo prepararse para atacar en cualquier instante, pero al notar de quien se trataba aquella broma infantil, lo olvidó.
Ahora él mantenía el ceño fruncido. ¿Realmente habían terminado por encontrarse en la calle?
El ojiazul se giró a mirarla, haciendo contacto visual casi al instante.
— ¿Te asusté? —preguntó Kanzaki emocionada, esperando ansiosa por la respuesta de su confidente.
— No, en realidad. Casi te incinero, ba-ka —el azabache acerca una de sus manos al rostro de la chica para pellizcar su mejilla, causando que la pelimenta dejara ir una queja.
— Pudiste recibirme de otra forma más cálida —protestó ella, mosqueada, esperando por parte de su novio alguna muestra afectiva, sin embargo, solo la fastidiaba.
Una de las finas cejas de Dabi se arquea y acerca su rostro al de Ichigo, invadiendo su espacio personal. Él continuaba tirando de su mejilla, pero sin fuerza. Ésta era realmente suave, le recordaba a un... Mochi.
— Oh, ya veo, ¿quieres que te bese? —le pregunta el más alto de forma arrogante, haciendo que una sonrisita y un disimulado sonrojo pintara los pómulos y cachetes de su chica. Esta al poco tiempo cierra sus ojos y prepara sus labios, esperando el contacto de los de su novio sobre los suyos.
Dabi aprovechó que Kanzaki se encontrara con los ojos cerrados, pues una pequeña sonrisa se esbozó en su rostro. Reconociendo lo ridículamente tierna y linda que se miraba.
No la merecía.
No la hizo esperar mucho cuando posó sus labios sobre los de ella, besándola lentamente y acariciando la suave piel que antes había estado pellizcando para hacerla molestar. Una sonrisita se dibujó en el rostro de la de hebras teñidas, cuando sus bocas se encontraron.
No fue un beso largo y tampoco uno donde hubiera un juego de lenguas, tan solo era el contacto húmedo de sus labios.
— Cuando tenía ocho años creí que un beso me embarazaría —fue lo primero que comentó Kanzaki al dejar de besar a Dabi, quién lució aturdido por aquella acotación que la ojiverde había hecho.
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control; Hawks/Dabi
FanfictionNo es la típica novela cliché II Aclaraciones: - Triángulo amoroso Dabi x Kanzaki x Hawks - +18 - Angst - Fluff [la portada le pertenece al usuario de Twitter @tnkillust]