Perra sumisa

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Eres el mejor omega.

Eres el más hermoso

Eres el más perfecto.

Nadie alfa es digno de ti

Los alfas son seres fríos.

Ven a los omegas como un agujero para darles placer.

Los alfas odian a los omegas

Los alfas…no aman.

Aquellas palabras se repetían en la mente de Asule una y otra vez y eso hizo que la calentura que podía tener junto con la excitación se desvaneciera. Su vista, hasta ahora nublada por la influencia de las caricias sobre su cuerpo se enfocó rápidamente y fue consiente de la erección que se rozaba en el medio de su trasero y de los labios que besaban la línea de su hombro.

-Suéltame- su voz salió tan fría que el cuerpo de Ishaia detrás de él se congeló en el acto y alzó la cabeza aun sin soltarlo.

-¿Qué pasa?- la voz del alfa, en cambio se escuchó grave y cargada de excitación. Jadeaba levemente y había un ligero sonrojo en su natural pálido rostro- No te gusta lo que te estoy haciendo- inclinó la cabeza ligeramente- Si estás tan húmedo- sus dedos se desplazaron por su cadera para insertarlo entre sus nalgas y palpar la humedad entre ellas- Hueles tan bien- parecía hipnotizado.

Pero Asule no retrocedió y lo miró por encima del hombro. Sus gélidos ojos hicieron que un escalofrío recorriera al alfa y no supo por qué pero retrocedió en consecuencia. No sabía si era debido al collar que opacaba sus feromonas o quizás algo más. Pero de lo que estaba seguro era que nunca había sido mirado de aquella forma.

Como si fuera una escoria.

Asule respiró suavemente y se separó del estante caminando hacia el costado y arreglándose la ropa.

-Hablaré con Riki- enderezó su espalda como si fuera una estaca- Me parece que no les ha dicho bien como son las reglas de este lugar-

Ishaia frunció el ceño ante esas palabras. Darle instrucciones…como si fuera un perro. Él era un alfa y como tal él era el que daba las órdenes por lo que cuando habló sus palabras fueron sin pensar.

-Tampoco haces nada para evitar provocarnos-

Asule que caminaba hacia la puerta se detuvo en seco y se giró un poco.

-¿Qué dijiste?- al parecer se había equivocado juzgando al mayor de los dos hermanos. Podía parecer serio pero su lengua era de tener cuidado.

Ishaia sintió como la atmósfera se volvía tensa y no le gustó. Prefería cuando estaba antes la habitación envuelta en la excitación de ambos. Chasqueó la lengua y apartó la mirada.

-Los alfas desprecian a los omegas- soltó Asule y sus palabras hicieron que el alfa girara su rostro de nuevo hacia él- los alfas piensan que somos fáciles. Los siento si te decepciono pero no seré una perra sumisa como suelen llamarnos-

Ishaia entrecerró los ojos.

-No sé si es porque eres muy hermoso que te han enseñado a sobrevalorarte mucho, pero no creas que puedes saber sobre lo que pensamos los alfas-

Asule esta vez fue el que frunció el ceño.

-No eres nadie para juzgar la forma que me enseñaron. No sabes lo que significa tener mi posición y mi…-

Decía sus palabras con los dientes apretados hasta que un fuerte sonido y un destello en el cielo lo hizo callarse. El suelo comenzó a moverse con fuerza debajo de sus pies y las paredes se sacudieron. Perdió el equilibro y vio una sombra que se precipitaba hacia él. Uno de los estantes se tambaleó en su dirección.

Asule iba a escapar pero su cintura fue rodeada e Ishaia tiró de él antes que el mueble de madera lleno de libros lo aplastara. El omega se quedó estupefacto contra el pecho del alfa que lo apretaba protectoramente. No se percató de lo juntos que estaban hasta que ambos soltaron un suspiro de alivio al mismo tiempo.

-¿Estás bien?- Ishaia le preguntó enterrando sus dedos en las suaves hebras del cabello del omega. Su corazón latía desbocado ante el susto de saber que pudo ser aplastado solo en segundos.

-Mmm- Asule no supo cómo responder después de todo hacía solo unos minutos habían tendido un intercambio de palabras un poco denso- Gracias- pero al menos no se le olvidaron los modales.

Entonces reaccionó y se separó del alfa recordando que ese estruendo no era la primera vez que ocurría.

-La sala de refinación- exclamó y se levantó rápidamente dejando al alfa en el suelo que se levantó segundos después.

Asule corrió hacia la puerta llamando a Meihua, su espada y esta voló en su dirección hasta quedar en su mano. Y salió corriendo debajo del aguacero que amenazaba con volveré más fuerte.

-Señor Asule- Riki se asomó por la cocina y gritó entre el ruido de la lluvia. Zachaly que lo ayudaba también se asomó- ¿Qué ocurrió?-

-Ustedes quédense aquí y no se muevan- les ordenó y salió de su recinto

Isahaia lo siguió de cerca.

Zachaly iba a seguirlo pero Riki puso el cucharón delante de él cortándole el paso.

-Tú quieto alfa que el otra va porque no me dio tiempo a agarrarlo. A terminar los alimentos para el señor Asule. Él va a trabajar así que se merece una comida bien rica y caliente-

Zachalu chasqueó la lengua. Si fuera por el no sería precisamente una comida lo que le daría que fuera rico y caliente.

Asule se detuvo en la sala de refinación después de recorrer media secta y se corrió el cabello mojado hacia atrás. Su ropa se pegaba a su delgado cuerpo como una segunda piel pero no era momento para enfocarse en ello. Oyó como el alfa se detenía detrás de él y lo miró por encima del hombro.

Estaba en su mismo estado pero con grandes diferencias. Cada marcada curva del cuerpo atlético y formado del alfa se marcaba por la simple tela de la única túnica que llevaba y por supuesto la tela se transparentaba en ciertas áreas más íntimas.

El omega apretó los labios y se acercó a uno de los discípulos que estaban allí, estaba asustado y temblaba pero Asule se arrodilló delante de él.

-Dame tu túnica exterior-

El discípulo al notar el estado mojado de su joven maestro y pensando que era para él se la quitó y se la dio. Asule la tomó en sus manos y se la arrojó al alfa al acercársele.

-Ponte esto- le indicó con un simple movimiento de la cabeza por qué.

Isahaia agarró la tela y si fuera por él no se la pondría.

-Estás celoso que lo demás me vean- no le avergonzaba su cuerpo, más bien le gustaría que el omega lo apreciara más pero dada la situación tensa que se presentaba delante como que lo mejor era cubrirse.

Asule simplemente le dio la espalda sin decir nada y avanzó entre los discípulos por entre los escombros. La sala había explotado completamente. Había un desastre por todos lados. Los omegas y betas que estaban ayudaban a los que estaban heridos y eran bastantes.

-¿Cómo pudo salir mal una clase?- Asule comprendió al momento que había pasado.

-Joven señor- uno de los heridos lo llamo y el omega se acercó- Discúlpenos. Quisimos probar algo nuevo pero…

Otro destello hizo sacudir la tierra y una luz blanca se precipitó encima de los presentes. Esta vez estaban demasiado cerca. Ishaia solo tuvo tiempo de acercarse corriendo en dirección a Asule con la intención de protegerlo con su cuerpo y entonces.

Una luz más fuerte los cegó y la voz del omega se escuchó en una sola palabra.

MEIHUA…

Locura de alfas/ Omegaverse/TrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora