Omega desnudo

2.1K 216 20
                                    

Asule retiró todas las prendas húmedas de su cuerpo y se metió en la bañera de madera, dejando que el agua caliente mojara toda su piel pálida. Un gemido de dolor salió de sus labios cuando se sentó y se relajó. Su cuerpo no mostraba rastros, pero el impacto del rayo había provocado que todos sus nervios estuvieran alterados y mandaban olas de dolor a cada parte de él. Si no fuera por lo fuerte que era y que estaba acostumbrado al dolor de seguro, estaría sollozando en ese momento. Mas se contuvo.

No podía llorar. Era un privilegio que a él se le había negado. Él era un omega que debía dar el ejemplo todo el tiempo, incluso si no estaba siendo visto, por lo que solo se pudo limitar a cerrar los ojos y dejar que el agua caliente calmara todos sus malestares. Quería simplemente dormir, descansar y olvidarse de todo.

Riki llevaba en sus brazos la ropa para su señor, así como la toalla para secar su cabello y su cuerpo, había notado el estado de Asule. Había estado el tiempo suficiente a su lado para saber cuándo necesitaba que lo atendieran. Debía estar en su límite.

-Tengo que preparar medicina para el señor Asule y una sopa bien caliente y nutritiva- murmuró para sí mismo.

Fue bajo, pero sus palabras fueron escuchadas por Zacha que lo seguía a pesar de que el pequeño beta se había negado con la excusa de que si necesitaba algo. Si decía eso era porque el estado del omega no era el mejor y eso era preocupante. Asule no era un omega débil. Se preguntaba que le había pasado. Ishaia no le había dicho ni una sola palabra sobre ello. Simplemente que no lo molestara, pero por su rostro supo que nada bueno.

De repente, un olor a algo quemado comenzó a llegar desde la cocina y era bastante denso. El rostro de Riki palideció.

-Demoniossss, mi sopaaaaaaa- gritó alzando loa brazos. La ropa en ellos salió volando mientras este ya comenzaba a correr en dirección a la fuente del olor.

Gracias a sus reflejos, Zacha agarró cada una de las prendas que cayeron en su brazo, dobladas y acomodadas. Tenía que reconocer que a ese pequeño beta le faltaba un tornillo y era bastante impulsivo.

Miró la ropa en su brazo, bueno, esta debía llegar a un destino. Así que se encaminó en dirección al baño donde se encontraba el omega que debía ser atendido. Y él... no le molestaría hacerlo, sobre todo porque era un omega desnudo lo que tendría delante. Y ni siquiera pensaba en las consecuencias que traería que entrara a su habitación y lo viera desnudo.

Solo no se esperó que cuando entró, encontró que la estancia estaba en total silencio, y solo había luz proveniente del ala del baño donde el calor empañaba la zona. Zacha caminó hacia allí después de quitarse los zapatos en la entrada. Se notaba que el omega era sumamente organizado y limpio. Su habitación era pulcra, hermosa, y a la vez simple.

Con sigilo entró al cuarto de baño con la esperanza de poder ver al omega desnudo, para encontrarlo aun en la bañera, con la cabeza recostada en el borde y los ojos cerrados. Sus labios pálidos, ligeramente entreabierta y sus largas pestañas húmedas que hacían sombra en sus mejillas sonrojadas, daban indicios de que estaba completamente dormido.

Parecía tan vulnerable que en ese momento podría enrollar sus dedos alrededor del pequeño y largo cuello del omega y apretarlo hasta matarlo y así encontrar la libertad. No ser sometido ni humillado más por estar bajo un ser inferior. Pero su cuerpo no se movía.

Sus ojos no se podían apartar del perfil relajado y tranquilo del omega dormido. Estaba acostumbrado a ver su rostro serio y hasta cierto punto frío, pero ahora su expresión relajada era simplemente hermosa. Definitivamente, Asule se había ganado bien su posición del omega más cotizado. Era simplemente hermoso y más cuando pudo ver el resto de su cuerpo desnudo al acercarse a la tina con sumo cuidado de no despertarlo.

Los hombres pequeños estaban al descubierto, el agua solo cubría debajo de los pezones como dos rosas vírgenes y rosadas en esa piel tan clara como la porcelana. A través del agua pudo definir su estrecha cintura, así como su cadera para nada masculina.

Sus ojos detuvieron el recorrido precisamente en esa zona que le llamó la atención. El vapor que salía del agua no dejaba ver al detalle, pero puso percibir que además de pequeño, tenía una ligera coloración rosada, como si pareciera un jugoso caramelo, que le tuvo la boca salivando.

Zacha se relamió sobre todo los colmillos que se habían desenfundado completamente y se curbuó la boca conteniendo un jadeo. Sabía que no exudaba feromonas dado el collar en su cuello, sin embargo, fácilmente sentía como una erección se formaba debajo de su ropa. Tener un omega desnudo, y tan hermoso como Asule delante completamente vulnerable, era toda una tentación.

Chasqueó la lengua. Su instinto le dictaba que lo agarrara y lo follara allí mismo. Su cuerpo temblaba por ello. Cerró los ojos y contuvo el aire unos segundos buscando controlarse. Al abrirlos el calor en su cuerpo no había disminuido, pero al menos podía tener la mente centrada.

Se acercó a la mesita al lado de la bañera y dejó la ropa, no apartó los ojos del omega en ningún momento y mientras más cerca más deseaba tocar esa piel cremosa. Un ligero sonido proveniente de los labios de Asule lo hizo sobresaltarse, pensado que había despertado, pero este solo había fruncido un poco el ceño. En eso su cuerpo comenzó a desplazarse por el borde de la bañera hacia abajo.

Zacha lo notó y se movió rápido, agarrándolo por debajo de las axilas antes que su cabeza se sumergiera. Si no hubiera estado ahí, lo más probable era que se hubiera ahogado. Que tan agotado debía estar como para que su vida corriera peligro de esa manera tan simple.

El omega no resistió su toque. Sus pestañas revolotearon ligeramente, mas no se abrieron sus ojos de todo.

-Duele- jadeó Asule apenas consciente en los brazos del alfa.

Zacha se estremeció. El tono de voz era vacío, como si apenas tuviera fuerza para hablar. Fue entonces que notó que el omega temblaba y hasta pudo sentir él mismo como si cada parte del omega estuviera viva debajo de su piel. Acaso aquello era debido a...

Había visto truenos hacía rato atrás, solo que no lo había relacionado. Pero él había visto a miembros de la secta con signos similares. No lo podía creer. ¿Por qué tenía esos síntomas? ¿Qué había pasado en ese tiempo que no había estado allí? Ishaia tendría que darle muchas explicaciones.

Sin embargo, otro gemido por parte del omega lo hizo reaccionar y mirarlo. Además de los temblores que tenía, había ligeras líneas negras que danzaban en su cuerpo apenas visibles, sobre todo alrededor de su cuello, que dejaban surcos finos y rojos. Parecía que también le dolía.

El alfa frunció el ceño. Asule estaba en peor estado del que se imaginó. Con cuidado lo acomodó para cargarlo en brazos sin importar si me mojaba. El cuerpo desnudo tembló y se acurrucó contra él de forma involuntaria. Después de todo era un omega y era bien sabido que cuando estaban inconscientes su parte más intuitiva era la que reaccionaba.

Y en este caso era un alfa el que lo sostenía, una fuente de protección. Si solo pudiera usar sus feromonas para calmarlo sería genial, mas no podía, estas estaban selladas. Y eso lo indignó, haciéndolo más consciente de su castigo.

Eso hizo que se molestara de nuevo, siendo tratado como un perro al ser enviado allí, pero el omega en sus brazos no tenía culpa de ello, o eso quería creer. La conversación que había tenido toda la tarde con Riki en la cocina casi le estaba lavando el cerebro.

Apretó al omega desnudo más contra su cuerpo, mirando su rostro hermoso, perdiendo la atención de su cuerpo desprovisto de ropa, cuando sintió los pasos de alguien. Pudo ver por el rabillo del ojo un brillo familiar. Al girar el rostro apareció el mismo que le había lavado el cerebro.

Riki sostenía una espada desenfundad en su mano y su rostro se había transformado en una mueca de ira y odio.

-¿Qué demonios crees que le estás haciendo al señor Asule?

Locura de alfas/ Omegaverse/TrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora