Sueño erótico?

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Si ves este primero vuelve atrás que se hizo actualización doble. Besos

Kansel sudó frío por primera vez en su vida. Sus ojos estaban abiertos completamente. Aquella, la espada que había sido un regalo hacía años y en el arma que más confiaba estaba completamente en pedazos frente a todos. Su corazón palpitó en su pecho pero su cabeza palpitó.

Un ligero recuerdo vino a él. Y todo se le hizo más claro. Con razón la espada había respondido cuando Asule la había llamado.

-Así que tú eres ese pequeño- Kansel se tranquilizó y el pánico de antes se disipó por completo.

Así que aquel era ese niño de tres años que había mostrado sus talentos a tan corta edad, forjando su arma más poderosa, ahora siendo un total adulto. Claro, que eso lo sabía él. La conmoción de la sala era inmensa pues muy pocos sabían lo que ocurría realmente. Solo eran los testigos de cómo un arma era prácticamente llevada a polvo.

Asule se esperaba esta reacción colectiva. Después de todo no todos los días podías ver una refinación de espada en persona. Tampoco era que estuviera haciendo mucho realmente, no era tan idiota para mostrar sus verdaderas habilidades de refinador o los secretos que esto conllevaba.

Simplemente había usado un hechizo sobre el original que hacía más espectáculo de lo que realmente era. De por sí, mientras menos luz hubiera más intenso era el hechizo pues el cultivo se concentraba en el arma a modificar.

-Sirent- pronunció materializando una pequeña joya en su mano de color celeste que se dispersó sobre su palma en pequeños pedazos que se unieron a los de la espada.

Finos hilos de luz comenzaron a entrelazarse entre todas las partes regadas de la espada y Asule fue acercando sus manos, palma con palma mientras su poder espiritual hizo estremecer las paredes del salón.

Incluso los alfas se sintieron un poco abatidos. Era un poder denso, concentrado, calculado, resultado de años de muy duro entrenamiento. Asule como omega había tenido que esforzarse mucho más que un alfa pero eso había dado resultado.

Cuando sus manos estuvieron a punto de cerrarse el hechizo bajo él hizo temblar el suelo y los polvos dispersos se unieron con fuerza. Cuando las palmas de Asule se tocaron y los dedos se entrelazaron hubo un fuerte sonido y todo volvió  la calma.

Delante de Asule ahora flotaba la misma espada que antes había destrozado completamente restaurada pero esta vez su hoja brillaba con más potencia y la empuñadura había cambiado de color.

Kansel asombrado se levantó de su asiento y avanzó hacia el omega. Ligeros murmullos comenzaron a oírse, la mayoría de impresión.

-¿Eso fue una refinación?- el alfa recorrió primero su espada para después hacerlo con Asule. Ya no quedaba evidencia visible del poder espiritual que había mostrado antes.

-Solo fue un reforzamiento de la hoja con un jade de cristal- respondió con un ligero movimiento de la cabeza.

El líder pasó sus dedos por la hoja y lo sintió. Esta era más fuerte que antes.

-¿Así que este es su regalo?-

Asule asintió bajando la cabeza. Un aplauso llegó a sus oídos primero por parte de Kansel para después poco a poco del resto de los presentes. Sus rostros todavía eran vacilantes y un poco asombrados.

Inconscientemente Asule buscó la reacción de aquellos dos alfas y mientras uno le sonreía, el otro tenía su rostro serio, como siempre lo había visto. Ambos aplaudían y había cierto brillo en sus orbes.

-Gracias- dijo Asule suavemente y se retiró nuevamente hacia la mesa junto a su madre.

Estaba cansado. Refinar siempre era agotador para su cuerpo. Por suerte lo de ahora había sido más espectáculo que otra cosa, pero igual, no había descansado desde que había llegado y ya había tenido que luchar primero con un demonio. Deseaba desnudarse y enterrarse entre las sábanas.

Locura de alfas/ Omegaverse/TrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora