No es un Omega cualquiera

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Había muchas cosas que un alfa no podía tolerar, una de ellas era la humillación, sobre todo se venía de parte de un mísero omega como el que tenía delante. A pesar de que su presencia era fresca, pero a la vez intimidante, con una fragancia poderosa y una actitud dominante, no dejaba de ser un omega. Judhar no contuvo sus agresivas feromonas directa hacia ese omega y apretó los dientes cuando una mano se posó sobre su hombro. Ishaia se atrevía a detenerlo. Le gruñó a él con fuerza pero el joven no retrocedió, no era buen momento aún si su hermano era capaz de intimidarlo, su padre podía hacerlo mucho más.

Ishaia no tenía mucha experiencia con los omegas, de por sí, la poca se remontaba a muchos años atrás y no era muy buena, como resultado consideraba que eran seres hermosos, pero manipuladores y controladores, personas en las que no se podía confiar y les hacía cierto rechazo. En cambio su mirada se había clavado en el perfecto espécimen que estaba delante de él. Su aroma, por dios, hacía que el alfa dentro de él rasguñara su piel, era suave y deliciosa y caería de rodillas sino fuera por quien era. Esa fragancia solo era una más de sus artimañas.

Cerró los ojos y contuvo el aire, se decía que los omegas eran débiles, que ilusos, los alfas lo eran más ante esta especie.

-Pido disculpas por la la actitud de mi hermano- sus palabras vacías ni siquiera se esforzaban en disculparse como mencionaba, no muy diferente a cualquier comentario de él. Agradeció que al menos que su hermano mayor había retraído sus feromonas. Vio como el omega alzaba su ceja ceniza prácticamente cubierta- No importa el precio, solo necesitamos que purifique la espada de nuestro padre-

-No fue eso lo que pregunté- la voz de Asule era suave pero a la vez firme, no les tenía miedo, eso se notaba, aun con los residuos de feromonas alfas en el ambiente que tenía incluso a los betas de su alrededor nerviosos. Ishaia no se inmutó.

-Hubo una situación y la espada terminó así, no puedo dar más detalles- dijo.

Asule lo recorrió de arriba abajo y sonrió levemente acercándosele. Se detuvo a un metro de él. Era más bajo que el alfa, le llegaba solo un poco más arriba de la barbilla pero eso no lo hizo retroceder.

-Vienen a mi secta exigiendo que purifiquemos su espada y les hago una simple pregunta y no me la pueden responder- los bordes de su boca estaban alzados pero el brillo en su mirada ensombrecida era notable. La brisa sopló y hondeó su cabello dejando un poco de su rostro unos segundos descubiertos. Ishaia pensó que el aire se le había atorado en la garganta.

Podría odiar a los omegas, o tenerles desprecio, pero este omega, era hermoso. Sin preverlo, en su pecho hubo un ligero latido.

-Joven señor- Zacha se puso al lado de su hermano e hizo una reverencia formal- En nombre de nosotros le pedimos que no ayude, si usted le regaló la espada a mi padre significa que lo conoce-

Asule enfocó su atención en él y su rostro apenas cambio. Alzó un poco más su cabeza para hablar directamente con el otro alfa.

-Tienes razón. El líder de secta tiene un carácter difícil, me pregunto si sobrevivirían si se enterara de este caos- mostró una hilera perfecta de dientes.

-¿Estás jugando con nosotros?- Judhar no se contuvo más y grito.

La sonrisa se desvaneció del omega que estaba bastante cómodo hablando con aquellos alfas que de alguna manera mostraban cierto respeto hacia él, pero en cambio su humor fue por tierra cuando el hermano mayor abrió su boca. Asule resopló. Estaban haciendo realmente un escándalo y su madre le llamaría la atención fuertemente si se enteraba que él formaba parte de aquello. Ignorándolos se acercó a la caja donde estaba el arma y le echó un vistazo analítico.

Locura de alfas/ Omegaverse/TrioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora