Como se esperaba, en la tarde estalló una tormentosa lluvia. Había truenos y el cielo estaba ennegrecido y apenas eran las 5 de la tarde. El torrencial formaba una espesa cortina que apena dejaba ver más allá de unos metros. Y bajo aquella cortina corría Ishaia todo empapado hasta lograr refugiarse bajo uno de las construcciones que rodeaban el extenso jardín.
No era un lugar practico, casi ninguna estaba conectada por lo que si ocurría un suceso como este quedaban atrapados en donde estuvieran como él ahora. Había vuelto de botar la basura fuera y fue sorprendido a mitad del camino. Ahora se encontraba ensopado de pies a cabeza y con el frío calándole los huesos.
Inesperadamente encontró que de la única puerta de aquel lugar salía una leve luz de velas iluminando la oscura tarde. Sin pensarlo mucho se acercó allí dándose cuenta que estaba en la biblioteca personal de Asule. Se detuvo en la puerta. No sabía si era correcto entrar, además mojaría todo el suelo.
-¿Vas a quedarte allí?- un sonido se escuchó desde el interior y los pasos suaves y elegantes de Asule se escucharon hasta que su imagen se proyectó desde detrás de uno de los estantes.
Estaba cubierto por una delgada túnica y arriba una capa más gruesa que lo recubría. Las velas hacían que las luces danzaran sobre su rostro dándole un aspecto más hermoso si era posible. Ishaia instintivamente se pasó la lengua por los labios fríos y se contuvo de estirar el brazo cuando el omega se detuvo delante de él. En sus brazos llevaba un trozo de tela doblado.
-No mojes mucho- fue lo que le dijo Asule antes de darle la tela y darse media vuelta para detenerse delante de un estante y agarrar un libro. Le daba la espalda, esa espalda delgada y curvilínea.
Ishaia apretó sus dedos contra la tela gruesa en sus manos y bajó la mirada, temía que si lo enfocaba demasiado el omega lo echara de allí y realmente la lluvia era tan densa que apenas si podía ver el otro edificio, todavía se preguntaba cómo había podido llegar ahí.
Aun en la puerta comenzó a quitarse todas las prendas incluyendo las interiores que choreaban agua. No le importó quedarse desnudo delante del omega, más bien fue una lástima que Asule no se girara y pudiera ver el cuerpo de un alfa adulto y desarrollado como el que él tenía. Con pocas ganas se cubrió con la túnica, que a pesar de ser algo áspera, era bastante cubriente. Tenía mangas largas que se ajustaban a sus formados brazos y se extendía hasta la altura de sus rodillas.
Una vez terminó agarró sus ropas y zapatos y los dejó afuera, ya estaban empapados pro lo que no eran útiles por el momento. Una vez listo se adentró a la biblioteca después de cerrar la puerta. Al brisa fría era molesta.
En todo ese momento Asule había estado enfrascado en la lectura de un libro en la misma posición. Ishaia se detuvo sin saber que hacer realmente. No sabía si podía sentarse o caminar y mirar. Además estar dentro de aquella habitación, sin apenas luces y con solo una capa de ropa que cubriera su cuerpo, como que la tentación era demasiada.
-Puedes servir té para los dos. Aún está caliente- la voz de Asule fue suave y baja cuando habló.
Ishaia salió de su trance y miró hacia la única mesita larga de aquel lugar do de había una tetera y un juego de 4 tazas. Se sentó frente a ella y sirvió dos. AL notar que Asule no hacía el menor indicio de ir a buscar la suya tomó la decisión de llevársela. Por alguna razón había encontrado que servir al omega no era desagradable. Si, ofendía su orgullo, pero dios, si era a Asule no dolía tanto como esperó.
Si era paciente sabía que todo aquello tendría sus recompensas. No era desesperado como su hermano. Le gustaba ir lento y así obtener los mejores resultados.
Se detuvo detrás de Asule, quizás demasiado cerca. El pequeño cuerpo exudaba calor y un suave olor que le hizo tragar. Quizás era por el frío pero se estremeció.
ESTÁS LEYENDO
Locura de alfas/ Omegaverse/Trio
Werewolf-Siéntanse bendecidos alfas- el hermoso joven se acercó a aquellos dos alfas- Han conquistado el corazón de este cotizado omega. Responsabilísense- Ellos fueron Primero, conocidos. Después, mis sirvientes. Luego mis alfas Y por último, las personas...