Asule roció un poco de agua del riachuelo sobre su rostro refrescándolo. Los ropajes que llevaban eran lo bastante gruesos y ajustados para hacerlos incómodo. Incluso sentía su cintura sumamente estrujada. SU madre había insistido en que esta zona fuera la más destacable con el grueso cinturón rojo bordado en oro. Después de todo era costumbre decir que mientras más estrecha era la cintura del omega más amplias sus caderas, y caderas amplias era sinónimo de buena reproducción.
Suspiró y se secó la humedad de su rostro. Estaba cansado de todos los prejuicios y creencias que se tenía sobre los omega, sobre todo de los masculinos como él. No porque tuviera un útero dentro el significaba que era menos hombre. Sus caderas si eran anchas pero no como los alfas se imaginaban. Su cuerpo tampoco era tan femenino quizás debido al entrenamiento. Odiaba que lo trataran como un trofeo.
Se levantó y alzó la cabeza. Había sonidos en diversos lados. De varias personas luchando de un lado a otro buscando quien obtenía un mayor trofeo, pero eso a él no le importaba. Estaba seguro que el demonio que tenía en la mira pronto aparecería, hasta el momento solo estaría dando vueltas.
Se llevó las manos a los labios y los repasó con la punta de los dedos. ¿Qué demonios estaba pensando cuando besó la mejilla de aquel alfa? Él nunca había sido tan abierto como para coquetear de aquella manera. Solo esperaba que aquel alfa no se lo tomara de forma equivocada. Aun así sus labios picaban un poco. Había sido un movimiento involuntario y sin pensarlo. Solo lo había hecho para cuando reaccionó y lo que más le impresionó es que le gustó. Alzó los bordes de sus labios en consecuencia.
Un olor rancio llegó a su nariz y se giró con rapidez. No estaba lejos y no se equivocaba. Solo había algo que podía oler así y era lo que estaba buscando. Ya había llegado su oportunidad. Pero cuando se giró no se dio cuenta que la larga, e incómoda túnica se había engancho en el borde filoso de una piedra y cuando avanzó tiró de este hacia atrás. Asule se vio perdiendo el equilibrio y cayendo de espaldas en dirección al río. El borde estaba lleno de piedras peligrosamente filosas y se había movido tan rápido que el impulso hacia atrás fue tal que no le daría tiempo a esquivarlo. Cerró sus ojos. Dolería y mucho.
Pero aquel dolor no llegó en ningún momento. Por el contrario algo duro pero a la vez cálido lo sostenía por la cintura y un delicioso olor empapó su nariz. Suavemente abrió los ojos encontrando que un pecho amplio estaba delante de él.
-¿Estás bien?-
Asule reconoció la voz, era la misma de aquella voz incluso con esa pregunta. Alzó la cabeza para encontrarse con aquellos orbes grises en la piel bronceada. Y como aquella vez el omega respondió con un asentimiento de la cabeza.
Zacha sonrió y tiró del chico para ponerlo estable sobre el suelo. Se inclinó a un lado aun sin soltar su cintura y tiró del borde de la túnica para desatarla de la piedra aunque la tela estaba algo desgarrada.
-Debes tener cuidado, los ríos de esta zona son agresivos y las piedras de los alrededores pueden causar accidentes. Zacha le dijo atrayendo inconscientemente a Asule hacia él mientras retrocedía dos pasos para alejarlo de las piedras.
Asule se dejó arrastrar sin decir nada pero después puso dos manos sobre su pecho para poner un poco de distancia. La cercanía era un poco extraña para él, no estaba acostumbrado aunque no era repulsiva como la mayoría de las veces con otras personas.
-¿No estás cazando?- Zacha inclinó la cabeza.
Asule alzó una ceja. Mira que eran curiosos si él cazaba o no.
-Solo estoy esperando un demonio específico, no me interesa ganar el torneo.
El alfa se quedó mirándolo un segundo. La mano en su cintura se había desplazado lentamente hacia su cadera y allí sintió el inicio de la redondez de los glúteos suaves. Se tuvo que morder el interior de la boca y apartar la mano pues si no lo hacía iría un poco más abajo y de seguro le faltaría el respeto. Entonces un ligero olor salpicado sobre el omega picó en el borde de su nariz y acercó la cabeza oliendo su cabello.
Asule esta vez algo sorprendido dio un paso atrás para romper el contacto. Su corazón dio un brinco. El olor de este alfa no era para nada agresivo pero si fuerte y dominante. De alguna forma ponía intranquilo al omega dentro de él.
-Hueles a mi hermano- soltó de repente.
Asule entrecerró los ojos. ¿Se había equivocado acaso? Recordaba que aquel alfa, Ishaia, no le había rociado feromonas, pero su olor estaba sobre él. Una costumbre que tenían los alfas para delimitar sus propiedades. Un sentimiento extraño retumbó dentro de él, uno que no sabía cómo lidiar.
-Si te refieres a él, me lo encontré hace poco-
Zacha atrajo con más fuerza la cintura del omega contra su cuerpo, en ese momento sus caderas estaban fuertemente apretadas y la espalda de Asule se inclinaba hacia atrás unos centímetros lo que hacía que no pudiera tener equilibro si lo soltaba.
Sería fácil para el omega liberarse, pero no quería formar un espectáculo y menos con los hijos de anfitrión de ese año del festival. Solo esperaba que a ese alfa no se le fuera la mano un poco de más porque se la cortaría sin pensarlo.
-¿Te hizo algo?- el tono de su voz tenía un deje de preocupación y curiosidad.
Asule giró a cabeza hacia un lado, su expresión seria se volvió un poco más rígida.
-No creo que deba responderle algo a un alfa, pero como es tu hermano, solo te diré que ahuyentó a alfas que osaron faltarme el respeto y tomarse un poco más de atribuciones que las que debían- señaló con la mirada la forma en que lo sostenía- Piensas abrazarme así todo el tiempo, alfa- el borde de su boca se alzó.
Zacha se quedó quieto inmerso en la forma de su labio y en el brillo de aquellos ojos que ahora tenía más de cerca. El agarre de su brazo se fue suavizando cuando de un rápido movimiento alzó al omega entre sus brazos y dio un salto esquivando la onda de energía que derritió el lugar donde ellos estaban. Una sombra oscura pasó por debajo de ellos con tanta rapidez que apenas pudieron definirla.
EL alfa aterrizó sobre la tierra con un movimiento ágil con el omega todavía en sus brazos que lo atraía protectoramente.
-Gracias pero necesito que me sueltes- pidió Asule enfocando su oído para detectar el camino por donde se había ese demonio. Era el que estaba buscando. No podía dejarlo escapar
Zachaly no estaba de acuerdo. Podría haber más peligros pero antes de que pudiera hacer algo más un calor abrazador recorrió sus brazos y lo soltó. Acto seguido el joven cayó al suelo elegantemente y comenzó a correr dejándolo allí. El alfa solo lo pudo ver saltar sobre su espada y desaparecer.
Zacha alzó sus manos y las apretó. El tacto del omega a pesar de toda la tela era suave y cálido. Se amoldaba perfectamente contra su cuerpo que pensaba que era más voluptuoso y más cremoso pero no. Había músculos firmes allí. Se mordió el labio. Era la primera vez que se sentía atraído por alguien, sobre todo porque esta persona no estaba detrás de él como la mayoría que lo rodeaba. Quizás era por eso que le llamaba tanto la atención.
Asule voló alejándose del lugar siguiendo el sonido. Enfocó su cultivo en la espada para aumentar la velocidad pero al salir al claro del bosque no hubo nada. Era como si este demonio se hubiera desvanecido. Cerró sus ojos y se concentró. No podía ser así. Teóricamente los demonios no se desvanecían y menos cuando él lo estaba siguiendo tan hábilmente. Había algo que no estaba bien en todo aquello.
Varias personas sobre espadas pasaron varios metros sobre su cabeza. La puesta de sol comenzaba a cernirse sobre ellos. Chasqueó la lengua. Un grave sonido se escuchó en dirección a donde estaban los líderes. Demasiado tarde. La caza del Festival había finalizado. Su madre de seguro lo regañaría horrible sino recolectaba algo. Maldijo al demonio y de paso a ese alfa, gracias a él había perdido la oportunidad de lograr agarrar al demonio habiendo tenido sus sentidos tan fuera de lugar y pendientes a él.
Respiró profundo cuando lo detectó de nuevo. La presencia del demonio. Sus ojos se abrieron y se tensó. Iba en dirección a la plaza de la reunión. Y no era una especie cualquiera. Si no se sabía lidiar con él podría ocasionar un desastre.
-Meihua- llamó a su espada y esta se sacudió debajo de él- ya sabes lo que hay que hacer-
Y acto seguido su cuerpo se movió tan rápido que pareció desvanecerse mientras las hojas se volvían polvo tras su paso.
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Locura de alfas/ Omegaverse/Trio
Werewolf-Siéntanse bendecidos alfas- el hermoso joven se acercó a aquellos dos alfas- Han conquistado el corazón de este cotizado omega. Responsabilísense- Ellos fueron Primero, conocidos. Después, mis sirvientes. Luego mis alfas Y por último, las personas...