El dragón de la Montaña de la Muerte

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"Se necesita coraje para enfrentar a nuestros enemigos.
Pero se necesita aún más coraje para enfrentar a nuestros amigos"

El rubio luego de haber derrotado a la sombra de Ganon se encontraba descansando en el Pueblo de Kakariko recostado a un árbol con su gorro en la cabeza, aquella pelea contra la sombra de Ganon le había dejado casi al límite.

—Link, espero que hayas descansado lo suficiente, pues debemos ir por el siguiente templo y despertar al Sabio del Fuego. A la Montaña de la Muerte. — le indicó el hada revoloteando sobre la cabeza del chico, él en señal de contradicción agitó un poco su mano para alejarle. —Hablo en serio Link.— se quejó mientras se posaba en su sombrero.

—Está bien, aunque me gustaría ir al Rancho Lon Lon, seguro que Malon ha cambiado y Epona ha crecido.— dijo mientras se levantaba y se dirigía a la salida del poblado en dirección a la Llanura de Hyrule siendo seguido por su hada compañera.

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—Sheik, nuevamente eres tú.— saludó con molestia el Gerudo mientras el Sheikah se hincaba en señal de respeto. —¿Noticias de la Princesa de Hyrule?— interrogó con fastidio.

—Me temo que aún nada.

—¡ES TOTALMENTE INACEPTABLE!— reclamó furioso. —¡UNA SIMPLE MOCOSA QUE ESCAPÓ HACE SIETE AÑOS! ¡SIETE AÑOS...!

—Tal vez haya muerto, podría ser una posibilidad.— respondió con frialdad.

—No lo creo Sheikah. La princesa Zelda huyó junto a Impa, además tanto tiempo y no tengo una pista de ella.— rezongó de mala gana mientras miraba a su trono. —Sólo pude eliminar al infeliz del Rey de Hyrule.— celebró con una sonrisa macabra. —Debiste ver su expresión cuando murió.— se rió triunfante mientras el Sheikah sentía arder su sangre.

Maldito infeliz... Te asesinaría... Si no fuera más débil...— maldijo para sus adentros mientras cerraba los ojos y aquella sensación de hacer justicia se apoderaba de sí. Pero no podía arriesgarse tanto. Así que soportó las ganas de golpearlo y asesinarlo.

—Y luego está ese maldito muchacho. Ese mocoso se entrometió entre la princesa y yo... Los pude haber matado allí...— maldijo mientras se sentaba en la silla del trono y golpeaba con furia el mueble con su puño. —Al menos le di una buena descarga... Jum Jum Jum.— continuó riendo de forma sádica. —Lástima que el chico es ahora un estorbo... ¡Hey Rufus!— un Stalfo enorme apareció armado con una espada enorme y oxidado siendo escoltado por otros más pequeños.

—Señor Ganondorf...— saludó haciendo una reverencia mientras el tirano le hacía una señal que se levantara para darle instrucciones.

—Quiero, que busques a un mocoso estorboso. Un chiquillo joven, viste de verde y tiene un hada azul.— le describió al rubio mientras el Stalfo asentía y él curvaba sus labios en una sonrisa de maldad. —Y cuando lo atrapes, tráelo ante mí con vida. Quiero que sufra.— concluyó soltando una carcajada mientras el esqueleto abandonaba la estancia y el Sheikah seguía expectante, aún hincado. —Y tú Sheikah. Busca al mocoso igualmente que a la princesa.— le encomendó al tiempo que se acercaba y colocaba una mano en su hombro para susurrarle algo que le dejaría en una sola pieza. —Si lo encuentras, no dudes en utilizar esos métodos de tu raza para torturas y sacar información, seguro que él sabe algo de la princesa, o al menos ambos sufrirán por interponerse conmigo.— le sugirió mientras palmeaba su mano y el Sheikah asentía como podía para abandonar la estancia.

—¿Torturar hasta la muerte a Link? ¿Atraparlo? Diosas... Esto es horrible...— pensó mientras se trasladaba desde las alturas a un árbol a otro. —Ha mandado también a unos Stalfos a atacarte y capturarte... Debo protegerte Link, para que no sufras alguna emboscada mientras duermes o algo.— pensó con preocupación mientras buscaba al rubio con la mirada. —Allí estás... Vas al Rancho Lon Lon... Bueno no pareces estar en un peligro grave aún.— dijo para sus adentros sintiendo un alivio enorme.

Desde la sombras | The Legend of Zelda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora