Arrepentimiento

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Link... Li...nk— llamó en aire moribundo mientras el rubio observaba una cortina de niebla y la conocida voz volvía a llamar.

—Volvagia...— respondió con expresión triste mientras el dragón le miraba con expresión de tristeza.

—¡Link! ¿Por qué lo hiciste?— preguntó mientras de sus orbes enormes se desbordaban las lágrimas.

—Lo siento viejo amigo... Pero no me dejaste opción...— sus lágrimas eran ya incontenibles mientras dejaba caer su espada.

—Link ¡Me duele! ¡¿Por qué?!— le reprochó mientras dejaba caer su cuerpo y el rubio salía de su ensoñación.

—¡NOOOOOOO!— exclamó mientras se levantaba bruscamente de su puesto y su hada trataba de calmarle.

—¡Cálmate Link! Sólo ha sido un sueño...— le calmó el hada mientras se posaba en su sombrero.

—No sé qué clase de truco sucio empleó Ganondorf... Pero eso es demasiado bajo...— dijo con indignación mientras fruncía el ceño.

—¿Has soñado con...?

—Volvagia...— dijo con la voz quebrada. —¿Lo recuerdas... Cuando lo compramos...?

—Sí Link...

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Hace siete años, el rubio acababa de ver a la Princesa Zelda y se encontraba en el mercado de la ciudad paseando en busca de provisiones hasta que un curioso ruido le llamó la atención. Se trataba de un dragón pequeño en una jaula con precio fijado de 70 rupias que le miraba con ojos tristes.

—¡Mira Navi!— exclamó mientras el hada revoloteaba sobre la jaula.

—¡Es un dragón! ¡Es fascinante Link!

—Lo compraré.— le dijo al vendedor mientras le entregaba la cantidad y se llevaba al dragón lejos de la ciudad para luego sacarlo en la Pradera de Hyrule.

—¿Me liberaste?— preguntó confundido mientras se colocaba en el suelo con temor.

—¿Puedes hablar?— el rubio estaba totalmente impresionado al ver hablar a aquella criatura.

—Sí. Me llamo Volvagia...— se presentó con timidez mientras dudaba en acercarse al rubio o quedarse ahí.

—Me llamo Link.— le sonrió mientras extendía su brazo en señal de cariño y el dragón acercaba su cabeza lentamente. —Ahora somos amigos.— luego el dragón sonrió y se acurrucó cerca de él.

—Amigos...

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—Aún lo recuerdo...— se lamentó mientras una lágrima bajaba de su mejilla. Mientras una figura le observaba desde su escondite.

—Link... Eso que le pasó a tu amigo no fue tu culpa...— se lamentó al tiempo que sentía la misma tristeza del rubio recorriendo su ser. —Debo ir ya al desierto y ver como se presenta la situación para poder guiar a Link...— pensó al tiempo que desaparecía de la estancia en dirección al cañón Gerudo.

Desde la sombras | The Legend of Zelda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora