Una sorpresa confortable

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Una vez en la posada, el chico con vestimentas de Sheikah junto a la princesa Zelda vestida de igual manera estaban comiendo su almuerzo, preparado por Impa, este era distinto a los que ella había traído para los demás, estos platillos eran una sopa de hongos, vegetales, algunas especias y cucco hervido. Mientras que para los demás tenían otro tipo de almuerzo. Este fue preparado especialmente para que mejoraran su salud. 

Ella estaba muy ocupada con una cuchara tomando un poco de sopa, la sopló y le acercó a Link para que comiera. Él estaba sentado en una de las sillas de la recepción, esperando que ella le alimentara.

La rubia lo hacía con una enorme sonrisa en su rostro, siendo acompañada por Link cada que saboreaba una cucharada del alimento. Realmente estaba delicioso, estaba en el punto perfecto de sal, el cucco se deshacía en la lengua, los vegetales igualmente. Cuando acabó más de la mitad de la sopa la rubia comenzó a comer. Y cucharada tras cucharada ambos dejaron vacíos los envases de comida.

—¿Cómo te sientes Link?— preguntó la princesa Ruto con timidez haciendo acto de presencia, ella se había quedado en la posada para coordinar algunas cosas. —¿Sientes algo fuera de lo normal? ¿Necesitas que te consiga algo?— ofreció ella misma mientras él negaba con la cabeza.

—Me siento bien Ruto, gracias por preocuparte.— respondió él mientras desviaba su mirada a su chica que aún comía un poco. —No necesito nada por ahora. Te lo agradezco.— negó amablemente mientras la Zora se acercaba y se sentaba cerca de ellos, pero sin acercarse demasiado.

Era obvio el porqué, aún se sentía mal por el daño que les había ocasionado a ambos, estaba algo afectada por ello, tenía dudas en si decir algo o no decir nada.

—¿Te sientes bien Ruto?— preguntó Zelda al ver a la Zora algo intranquila.

La princesa de los Zora guardó silencio con algo de pena. Luego suspiró y les encaró.

—Lo siento...— les dijo agachando su mirada mientras ponía cara de perrito regañado. —Realmente lo siento... No saben cuánto lamento que esto haya pasado...— aquello lo dijo antes de liberar una lágrima de sus ojos.

—Ruto, lo dices por...

—Fue mi culpa...— se reprendió mientras soltaba otra amarga lágrima y continuaba con su llanto desconsolado. —Al menos lo último. Yo tuve que ver. Te di esa cosa...

—Sí. Es cierto... Pero no sabías si aquello me lastimaría...— repuso Link tratando de confortar a la Zora que seguía con profunda aflicción. —Aunque me lo diste con toda la intención de separarme de Zelda...

—Sí. Eso me hace una terrible persona...— suspiró mientras de su rostro bajaban más y más lágrimas. —Quiero que me perdones... Por favor Link...— le dijo casi de rodillas en el suelo. —No me sentiré bien si no me perdonan...

Link suspiró un poco, luego le miró con comprensión y asintió.

—Claro que te perdono. No hay problema. Después de todo también estabas engañada.— le dijo en un tono de voz tan profundo que logró calmar a la joven Zora desesperada. —Aunque debes tener más que claro que es imposible que abandone a Zelda. O ella a mí.

—En eso tienes razón.— comentó ella que apenas había hablado, sólo se limitaba a oír lo que pasaba.

Ruto simplemente se levantó y con lágrimas en sus ojos les abrazó a ambos para pedir disculpas nuevamente, con mucha pena y arrepentimiento en su voz.

—Tranquila Ruto...— suspiró Zelda. —Ya no importa... Sólo que Link mejore.— luego de oír aquello la Zora se tranquilizó notablemente.

Desde la sombras | The Legend of Zelda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora