Un enlace para toda la eternidad

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—¡Link...!— le llamó Zelda tocado su mejilla para despertarlo. —Link....

Pero el chico no respondía, así que decidió cambiar de estrategia para despertarlo. 

—Link...— luego besó su mejilla procurando despertarlo.

Él pestañeó un poco y al verle besando su mejilla cerró sus ojos a propósito.

—Dame uno más.— pidió juntando sus labios esperando por los de la rubia.

—Link...— suspiró dedicándole una sonrisa. —Ok. Uno más.— besó sus labios. 

—Uno por el pequeño Ingus.— pidió abriendo ligeramente sus ojos. Ella le sonrió de lado y depositó en su frente otro beso nuevamente.

—¿Feliz?— él asintió y se incorporó con pesadez. —Tienes el sueño muy pesado.

—Desde siempre.— dijo encogiéndose de hombros para luego abrazarle con cariño. —Buenos días a mis dos personas favoritas en este mundo.

Ella sonrió con entusiasmo al ver como acariciaba con cariño su vientre.

—Creo que dio una patadita.— dijo mientras retenía su mano y la guiaba por su barriga en busca de alguna señal. —¡Que bebé tan perezoso!— exclamó al ver que este ni se inmutaba.

—Al parecer siempre duerme.— dijo sonriendo.

—Como su padre...

Luego se vistió con una camisa limpia y miró por su ventana en dirección a la Montaña de la Muerte.

—¿Te gustaría salir?

—¿A dónde quiere ir mi amado príncipe?— preguntó con una sonrisa en su expresión de par en par.

—Visitemos a Saria. Tenemos mucho tiempo sin ir.— propuso con algo de brillo en sus ojos y la chica accedió para no quitarle la ilusión.

—Vayamos corazón.— asintió mientras ofrecía su mano para bajar apoyada a él.

Él tomó su mano y bajaron las escaleras lentamente para evitar que se cayera; en la cocina Impa esperaba y al verles sonrió. 

—Buenos días hija mía.— saludó la Sheikah que tomaba algo de té caliente mientras observaba la calma de aquel lugar. —Y pequeño mío...

—¡Buenos días Impa!— saludó sentándose para tomar el desayuno.

—Te veo algo entusiasmada...— observó al ver como la chica tarareaba algo mientras comía.

—Saldré al Bosque Kokiri con Link.— explicó brevemente mientras apuraba un poco su desayuno.

—Ya veo... Me da gusto.— sorbió su taza de té mientras esperaba a que la chica terminara.

—Prepara a Epona Link. Estoy lista.— él asintió y ella continuó apurando su comida.

—Sí.

—Vayan con cuidado.— sugirió Impa al ver a la muchacha salir junto a Link.

—Claro que sí Impa. Volveremos luego. ¡Te queremos!— se despidió algo apurada mientras subía a la yegua junto al rubio.

—¡Hiyaah!— Epona arrancó y se fueron en dirección a la llanura.

El trote del equino fue un poco más apresurado al de siempre, aunque siempre bajando la velocidad en las curvas y puentes.

El día era cálido y fresco, el olor del césped de la llanura era bastante agradable, los animales correteaban de un lado a otro.

Desde la sombras | The Legend of Zelda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora