Decisión

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Link... Despierta...— llamó una voz desconocida haciendo que el rubio se levantara sobresaltado.

—¿Quién es?— preguntó mientras una silueta se dibujaba a lo lejos.

—¿Por qué no lo ves por ti mismo?— dijo con una voz dulce y maternal, el chico se acercó lentamente hasta que la figura se develó en una mujer joven con el cabello rubio tejido en una trenza, estatura promedio, ojos azules y una mirada dulce.

—¿Eres...?

—Link... Hijo mío...— le llamó con los brazos extendidos. Mientras al rubio se le llenaban los ojos con lágrimas.

—¡Mamá...!— exclamó al tiempo que la abrazaba con cariño y derramaba lágrimas en el proceso.

—Mi hijo... Otra vez te veo... ¡Mira lo grande que estás!— exclamó sonriéndole de forma afable. —¡Y estás tan guapo!

—Mamá... ¿Esto es real?

—Sí hijo... Pero estás inconsciente y Ganondorf te asesinará si no recobras la consciencia.— dijo con preocupación mientras otra figura hacía acto de presencia.

—Hijo... Mi pequeño Link...

—Padre...— luego la familia se reunió en un abrazo cálido y reconfortante, aquello que siempre necesitó ahora lo tenía.

—Los he extrañado... Quisiera que estuvieran conmigo.— dijo mientras salían más y más lágrimas.

—Siempre estamos contigo Link...— interrumpió su padre sonriendo. —Te has convertido en todo un héroe. Estamos orgullosos de ti...

—Lamentamos no haber podido vivir a tu lado Link...

—Ganondorf lo pagará... Ya lo verán, los vengaré...— dijo con un nudo en la garganta mientras recordaba las palabras que le dijo el Brote del Gran Árbol Deku acerca de sus orígenes.

—No dejes que la ira te deje cegado Link... Eso es imprudente.— aconsejó su padre colocando una mano en su hombro. —Ganondorf usa la ira. Y eso, a la larga será su propia debilidad...

—¡Link! ¡Hey Link! ¡Link!— le llamaban a lo lejos una voz femenina.

—Tienes razón padre... Tomaré el consejo... Y vengaré nuestro honor como caballeros.— dijo colocándose una mano en su pecho.

—¡Link! ¡¿Dónde estás?!— volvió a llamar, pero ahora su voz era más clara y sonaba más cerca.

—Alguien me llama... ¡Esa voz!

—¡Allí estás Link!— luego la chica le dio alcance y al verlo se que abalanzó en un abrazo desesperado lleno de cariño y ternura y al separarse le dio un beso en la mejilla. —Estaba preocupada...

—Zelda...

—¡Majestad! ¡Habéis crecido mucho!— saludaron al tiempo que hacían una reverencia y la chica les hacía una seña que se levantaran que no era necesario.

Desde la sombras | The Legend of Zelda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora