Regreso a Kakariko

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Luego de una larga noche de amor y pasión, el Héroe del Tiempo junto a la Princesa del Destino descansaban en los brazos del otro, habían pasado una larga noche, él fue quien despertó primero.

—Demonios... Me duele la cabeza.— se quejó al tiempo que tomaba con ambas manos de la misma, instantes después la princesa Zelda despertó al no sentirlo a su lado.

—Buenos días... ¿Qué ocurrió Link?— preguntó mientras le abrazaba por la espalda.

—Buenos días Zel. No ocurrió nada, solamente me duele la cabeza.— dijo mientras la muchacha se levantaba y caminaba con torpeza.

—Deberíamos buscar a Nabooru.— propuso mientras se dirigía a la puerta con intensiones de ir a buscar a la mujer así.

—Zel... Espera, ¿Irás así?— preguntó al tiempo que se levantaba para ponerse ropa y estar más presentable.

—¿Por qué no?— replicó encogiéndose de hombros hasta que notó que no tenia un buen aspecto para variar, únicamente vestía su camisón interior. —Rayos... Bueno, me vestiré y ya. Pásame aquello, veré que puedo hacer con mi cabello.— el paladín le pasó su vestimenta y la chica se vistió rápidamente y trató de peinarse pero fue sorprendida por los brazos del rubio que le rodearon, luego la jaló a su cuerpo sorprendiéndola con un beso en los labios cargado de amor y cariño.

—Buenos días preciosa. No te había saludado bien.— susurró al separarse para que la chica le sonriera después de sonrojarse.

—Buenos días Link, eres muy tierno.— dijo sonrojada al tiempo que el chico la estrechaba en un abrazo. —Admito que adoro esto Link... Pero debemos ir por Nabooru.— dijo entrecortada por los labios del chico que le silenciaron.

—Vamos ya.— dijo cuando se separó llevando a la chica arrastrada con él a donde se suponía que estaría la regente Gerudo, al acudir allí se llevaron una enorme sorpresa.

Al llegar a la habitación se encontraron con un trono bastante grande donde yacía Nabooru dormida, seguramente había disfrutado mucho de aquella celebración, a su alrededor había otras Gerudo casi inconscientes, así que se acercaron con cautela para revisar que la pelirroja siguiera dormida.

—Nabooru... Nabooru.— le llamó Zelda tocando su rostro con un dedo, sin embargo la mujer seguía rendida, aunque aquel ruido no fue pasado desapercibido por otra de las mujeres que se despertó por impulso.

—¡Un Voe!— exclamó al ver a Link cerca de la matriarca, luego se aproximó a él con una lanza con intenciones de atravesarlo, sin embargo su estado de ebriedad y el sueño le hicieron pasar de largo cuando el chico se apartó, aquello hizo un ruido enorme en la estancia

—¡¿Eh?! ¡¿Qué cara...?!— se levantó sorprendida por el ruido, la matriarca que parecía estar más sobria que aquella mujer.

—Ese Voe... Estaba... Cerca de usted... Hay que apresarlo... Ahowwrrrra.— balbuceó la mujer desde el suelo aún sin poder levantarse.

—Cielos Kaooru. Parece que bebiste demasiado ayer.— dijo la matriarca con tranquilidad apoyándose sobre su mano mirándole con desaprobación. —Ese "Voe extraño" que has visto, es Link, no seas tonta, no creo que se vaya a sobrepasar conmigo, sobretodo si Zelda está aquí presente.— bromeó guiñándole un ojo a la rubia que se avergonzó al oír el comentario. —Buenos días muchachos, ¿Qué se les ofrece?— preguntó mientras se colocaba en pie y caminaba a donde ellos estaban sin dificultad alguna.

—Buenos días Nabooru. ¿Por qué tú si estás bien?— preguntó incrédulo el chico.

—¡Bah! Estas chicas no aguantan una buena ronda, además tengo mis secretos. Como este bebé de aquí.— dijo al tiempo que mostraba unas cuantas semillas secas de una extraña planta.

Desde la sombras | The Legend of Zelda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora