(Esta es una continuación de mi anterior one-shot de John)
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— ¿Así que tú eres la novia de mi hijo?
— Yo no-
— Lo será —me cortó John.
— Es su pareja de apareamiento —intervino el Terminator.
Con demasiada vergüenza en el rostro, miré a Sarah con una sonrisa tímida. El Terminator seguía con la misma expresión de siempre y John se mordía el labio inferior al verme.
Después de ayudar a John a liberar a su madre de aquel manicomio y ser testigo de como un "hombre" atravesaba barrotes de metal al deformarse, ya estaba totalmente informada y sabía a la perfección que todas las historias de John que contaba en la escuela eran ciertas. Finalmente podía dirigirme al hombre sin expresión, aunque sería más fácil que tuviera un nombre a llamarlo "Terminator".
— Deja de decir apareamiento —le ordené, frunciendo el ceño por la incomodidad.
— Entendido —él ni siquiera volteó a verme.
— Así que ustedes dos serán algo en el futuro —Sarah sonrió—. Tiene mucho sentido, si no fuera así, Skynet no hubiera enviado a un Terminator tan avanzado para acabar con ustedes dos.
— Será mi esposa y la madre de mis hijos —John aún estaba volteado desde el asiento de copiloto, mirándome con una sonrisa.
— Ya basta, Connor, o te daré un buena paliza.
— Sí, vaya, se nota que eres el tipo de chica que le gusta a John —Sarah apoyó su brazo por fuera de la ventana del auto—. Nos has acompañado y ayudado durante la persecución de esa cosa, si estás viva es por algo y sin duda alguna estás preparada para lo que viene.
— _________ fue la única que no te llamaba loca en el escuela —empezó a contar John—, también fue la única interesada en la historia de Skynet y el juicio final.
— Me alegra saber que John tuvo, al menos, una amiga en clases —ella suspiró—, siempre temí que sea molestado por mi culpa.
— ¿En serio? Señora Connor, déjeme decirle algo: ¡Usted es genial! Cuando íbamos a la escuela, todo lo que me sorprendía de John era todo lo que usted le había enseñado, ¿quién no quisiera aprender a robar billetes de un cajero automático? —yo me acerqué un poco más a ella—. Usted es mejor que cualquier madre, incluso que la mía. Me pareció totalmente injusto que la encerraran en ese lugar, pero ahora los empleados sí que nos creen —reí.
— Me agrada esta chica, ya sé por qué estás tan enamorado de ella —soltó ella, mirando a John, quien se encontraba sonrojado—. Y solo dime Sarah, _________, no estoy tan vieja para ser señora.