— ¿Segura que no vas a entrar, _______-chan? —Naruto reía mientras jugaba con el agua—. El agua está fresca.
Créeme que lo último que me importa ahora es la temperatura del agua Naruto.
¿Cuándo su cuerpo había madurado a tal punto… de hacerme babear?
— ¿______-chan? —sacó la mitad de su cuerpo del agua, mientras me miraba con preocupación—. ¿Estás bien? Estás algo roja…
— ¿Qué? —salí de mi trance, llevando mis manos a mi rostro, y efectivamente, gracias a la temperatura de mis mejillas sabía que estaba roja—. S-sí… Estoy bien, es lo que hay mucho sol…
— Mm… —él no parecía convencido del todo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Parecía que había sido ayer cuando me dio la bienvenida a Konoha, a pesar de que yo era parte de Akatsuki, él siempre vio bondad en mí. Por esa razón, no se cansó de seguirme para insistir que yo abandone la organización.
Y, hasta ahora, no me arrepentía de haberlo hecho. Tal vez Naruto no lo sepa, pero con tenerlo a él, siquiera como amigo, era la gran razón para quedarme en Konoha.
De pronto, unos brazos me rodearon por la cintura, haciendo que reaccione al instante.
— ¡Ya sé que necesitas! ¡Un buen chapuzón hará que te sientas mejor, de veras! —él, como si yo fuera un saco de papas, me cargó con dirección al lago.
— ¡No, no, alto Uzumaki! —traté de librarme de su agarre, pero, para mi desgracia y suerte de la aldea, se había vuelto increíblemente fuerte—. ¡Sigo vestida, Naruto!
Él no se detuvo a pesar de mis gritos, un par de segundos después, Naruto me lanzó al lago, haciendo que tenga un escalofrío en todo el cuerpo.
— Voy a matarte, Uzumaki —lo miré de mala gana mientras sacaba mi cabeza del agua.
— ¡No lo harás si no me atrapas! —dijo mientras nadaba a mi alrededor y me lanzaba agua con sus manos.
— ¡Tú! ¡Rubio!
»Flashback«
— ¿Me estás diciendo que el jinchuriki de nueve colas no quiso pelear contigo? —Deidara, mi ahora compañero, me miraba intrigado.
— Así es, a pesar de que le lancé algunas kunais, él simplemente las esquivó y dijo que no pelearía contras mí.
— ¿Y eso por qué, pequeña? —habló con algo de burla al momento de decir mi apodo, aunque tenía razón, era la más pequeña de Akatsuki, tanto por mi edad como por mi estatura.