(Este shot es un pedido, por eso no hay "_______").
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Estaba completamente agradecida con mis padres por todo lo que habían hecho por mí hasta ahora, habían cuidado de mí con muchísimo amor y paciencia, además de que siempre buscaron brindarme la mejor educación que sus bolsillos pudieran darme. Ellos siempre fueron mi razón de querer salir adelante y los amaba.
Pero en este instante dudaba de aquello último.
Como decidí seguir una carrera universitaria, mis estudios durarían, en un aproximado mínimo, cinco años. Así que durante esos cinco años no tendría un trabajo estable del cual ganar un sueldo fijo, por ende, aún vivía con mis padres. Para mí, no era ninguna molestia aún convivir con ellos, nunca tuve problema con sus hábitos o costumbres, ellos respetaban las mías y yo las suyas.
Pero, como siempre hay peros, solo había una cosa que detestaba de ellos, solo una: Su amistad y generosidad con los vecinos.
No quería que me malinterpreten, los vecinos Tomlinson eran un completo amor, cada que podían, hacían galletas para mí y algunas bebidas exóticas para mis padres, sin duda eran muy buena personas. El problema era su hijo, Louis Tomlinson, un chiquillo que solo lograba sacarme de mis casillas.
El pasatiempo favorito de Louis era molestarme, siempre había sido así desde que éramos pequeños. Recuerdo muy bien la vez que yo estaba aprendiendo a manejar bicicleta y él, para "probar mis reflejos", lanzó una piedra a mis ruedas y yo caí. Lo maldije tanto ese día.
Así había pasado casi toda mi vida, lo odiaba y el a mí, aunque tampoco nos habíamos dado el tiempo de conocernos, ¿aunque para qué lo haría? Si ahora mismo, en la cena familiar de mis padres y su familia, no dejaba de hacerme caras raras y patearme bajo la mesa, además de que estaba hablando babosadas de mi universidad.
— ¿No son adorables? —preguntó la señora Tomlinson con una sonrisa, mirándonos a Louis y a mí—. No puedo creer lo grandes que ya están, _________ con diecinueve años y nuestro Louis con veintidós.
— Y ya lo creo —rio mi mamá—, es lindo saber que han sido amigos desde tan pequeños.
— ¡¿Disculpa?! —solté al oír el comentario de mi madre, sin duda alguna no tenía idea de lo molestoso que podía llegar a ser Louis—. Él y yo-
— ¿Amigos? —Louis me interrumpió, sonriéndole de la forma más dulce a mi madre—. Oh, nosotros somos mejores amigos, ________ siempre fue algo exagerada, pero así la quiero.
— ¡Pedazo de-
— Sí, sin duda alguna son mejores amigos —esta vez habló mi papá, llegando de la cocina con un vino tinto en las manos—. ¿Recuerdas cuando teníamos su edad, cariño? ¡Éramos inseparables! ¡Brindemos por ello!
