capitulo 11

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victoria

Repaso mi vestimenta frente al espejo, vestido negro ceñido de piel, botas largas arriba de la rodilla con apariencia de calcetas, entre meto mis dedos entre mi cabello llevando la gran parte al lado contrario, luzco de mi personalidad de tal y como soy cuando de estos temas se trata.

—está buena la paleta que... ay dios, gatubela ¿eres tu?—lanza la toalla a la cama después de terminarse de secar el cabello.

—prefiero harley quinn—saco la paleta de mi boca—¿Qué decías de la paleta?

—que si estaba buena porque tienes rato saboreándola—toma los tenis—aunque lo dudo porque de la paleta y tu, te prefiero a ti porque duras más.

—debo tomar esa referencia en doble sentido o así literal—cuestiono.

Se encoje de hombros dejándome la pregunta al aire, paso a sentarme al lado de él y seguir comiendo mi paleta de mango, buen regalo por parte de Chris.

—y según esto que plan tienes en mente con ir al antro.

—que nos vean juntos—muerdo la paleta haciéndola cachos en mi boca—así como te tomaron fotos con tu ex, hay que hacer que nos tomen fotos a nosotros, si no funciona de ese modo tus amigos nos tomaran fotos y después difundimos.

—ni a mi se me había ocurrido de ese modo.

—júntate conmigo y verás—le lanzo el palito de la paleta.

—tomaré tu consejo—toma el palito de su rodilla y lo lanza más lejos—tus idas de 48 horas o más ¿son constantes?

—a veces—me encojo de hombros—son sorpresivas una que otra, pero no te apures, a la próxima te dejo aquí encerrado para que no te veas con tu ex a mis espaldas.

—te han dicho que eres muy carrillenta y recuerda malos momentos.

Asiento.

—no eres el primero, varios me lo han dicho, que soy una sangrona, amargada, que no me importan los sentimientos de las personas, que soy muy cruda a la hora de hablar... bla, bla, bla, así soy y que les valga que gente como yo somos oro puro.

—mereces un Oscar.

—si es bailarín nocturno te lo acepto.

—me refiero al Oscar que dan como premio, el supuesto premio bañado en oro.

—también te lo acepto, así lo empeño y contrato a óscar el bailarín, no descansaré hasta encontrarlo.

—eres perseverante.

—gracias.

—4—extiende los brazos.

—odio los abrazos.

—4—vuelve a insistir.

—4 segundos y ya—le concedo.

Dios mío, porque siempre termino accediendo a todos, porque no puedo decir que no. Me abraza pero me tumba con él en la cama, se levanta poniéndose encima de mi.

—un 4 con maña—enarco la ceja—buen truco—lo tomo de la cadena tirando de él hacia a mi.

Lo beso y nomas me acuerdo que no puedo ligar con cualquiera y me tengo que conformar con él. El recuerdo del pelinegro de anoche vuelve a mi mente, necesitaba cambiar de rutina por unos minutos y mi milagro se cumplió con un mesero guapo cuyo nombre no sé, no pregunté y no me interesa volverlo a ver, obtuve lo que quise y juguete viejo ya no uso.

—sabes a paleta de mango—murmura contra mis labios.

—acepto como paga de terapia paletas de mango enchiladas.

La IndicadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora